Capitulo 15.

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—¿Por qué debes preocuparte tanto? —pregunta Neal por segunda vez.

Esta vez, entrando al armario, donde yo estoy tomando una camisa para ponérmela. Una sonrisa torcida aparece en su rostro y se cruza de brazos para mirarme fijamente.

—Que bien decidí entrar al armario. Me gusta verte en sujetador

—Creí que te gustaba verme desnuda —replico vistiéndome.

—Ese sujetador en especial realza tus atributos

Blanqueo los ojos.

—¿No crecieron lo suficiente cuando estuve amamantando?

Neal parece meditarlo por un minuto y luego sacude la cabeza.

—Casi estoy a tentado de deshacerme de la vasectomía, solo para ver si crecen un poco más

Me cruzo de brazos.

—¿Acaso no es suficiente como están ahora? —pregunto enfadada.

Él ríe, antes de acercarse y rodear mi cintura con sus brazos.

—Solo bromeo, pequeña. Son perfectos tal cual están —sus ojos observan mis pechos durante unos segundos antes de volver a mirarme a los ojos—. Y no traería una vida nueva al mundo solo por ver los pechos de mi esposa un poco más grande. Podría solo, mandarlos a operar —añade esto último con un guiño.

—No tienes remedio —replico separándome de él y saliendo hacia la habitación.

Neal me sigue.

—Pero regresemos al tema principal —musito mientras me hago una coleta alta—. ¿De verdad puedes hacerte cargo de Sarah por toda una tarde?

—Lo dices como si nunca hubiese cuidado de mi hija, Natalie

Cierro mis ojos arrepintiéndome de lo que he insinuado, porque al ver que me llama Natalie significa que comienza a cabrearme.

—No pongo en duda tu capacidad como padre, cariño —aseguro—. Es solo que, será la primera vez que no la acompañe a un cumpleaños

—Y eso no tiene nada de malo, después de todo, tendré muchas cosas de las que hablar con mis colegas mientras Sarah se divierte

—Yo también podría hablar, con las esposas de tus colegas

Envuelvo su cuello con mis brazos y presiono mi cuerpo contra el suyo. Es una buena técnica para evitar que continúe enfadándose.

—O quizás solo debería llevar a casa de tu padre a Sarah y disfrutar un poco de la casa —sus manos aprietan mi trasero contra su erección—. ¿Cuándo fue la última vez que lo hicimos sobre la encimera?

Muerdo mi labio cuando el recuerdo me asalta, y puedo sentir como la excitación comienza a hacer acto de presencia en mi cuerpo. Su plan no está nada mal, si no supiera que las chicas me matarían. En especial Chloe, quien pospuso un viaje a Los Ángeles solo para venir a verme.

—Sabes que no puedo —murmuro suavemente.

Neal asiente.

—Lo sé —me da un casto beso y se separa de mi—. Será mejor que nos vayamos, así puedo pasar a comprar algo decente en el centro comercial

—¿Ya sabes que comprar?

—No lo sé —dice abriendo la puerta— una muñeca quizás, Sarah me ayudará a elegir

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