Fin de semana, buen clima y yo mientras caminando por el parque con dos helados, uno en cada mano, ¿y por que dos?
Pues...¿Ven a esa chica de allá.?
Si, la que está sentada en las escaleras, la del vestido negro.-Es tan hermosa- siempre lo decía, bueno, lo pensaba, casi no se lo decía.
Ella no piensa lo mismo, es un poco insegura y creo que no le agrada mucho su cuerpo.
Pero para mi, ella es perfecta, su cabello jamás está quieto, es muy rebelde, casi siempre lleva una coleta.Tengo tantas ganas de decirle lo hermosa que se ve, pero se supone que no sabría que ella estaría ahí, -debes hacerte el sorprendido- pensé.
-Oh dios- dije sorprendido al llegar hasta donde estaba ella.
-Holaaaa, ¿Qué haces aquí?- dijo ella sonriendo.
Yo solo estaba parado frente a ella viendo su rostro como un idiota, inmóvil y sin desviar mi mirada de sus ojos.
-¿Qué?- dijo riéndose
-¿Hay alguien ahí?, ¿Hola?- dijo un poco más fuerte con una risa burlona.-Ah, ¿qué?, ¿mande?- dije nervioso (Que estúpido)
-¿Qué pasa?- ella y su dulce voz de nuevo.
Te vez hermosa, jodidamente hermosa, tan seria y sexi a la vez, Con ese vestido que deja ver un poco tus piernas mientras lees ese libro que tanto te gusta. Eso pasa. Pensé
-Nada- dije tranquilizandome un poco.
-¿Seguro?- dijo la hermosa chica.
Y yo seguía mirándola como estuuuupido. Es que era imposible dejar de hacerlo.
-¿Qué haces aquí?- dije evadiendo la pregunta.
-Solo salí a caminar y a buscar un buen lugar para leer, ¿y tu?-
-Busco a mi madre, me mando por un helado para ambos, pero no la encuentro- (Mi madre estaba en casa, no iba a decirle que la seguí desde varias cuadras atrás)
-¿Quieres uno?- le pregunte, realmente era para ella.
-Claro- dijo sin dudarlo