Cap 4: El viaje

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Comienza la mañana, poco a poco la actividad en la terminal vuelve, la gente demorada tiene mejor ánimo y tengo a una familia en estos instantes mirándome, creo que se quieren sentar en donde estoy acostado, olvidé que esto es un local de comida rápida, la pequeña de esa familia inocentemente preguntó si le podía preparar una hamburguesa con mucho queso pensando que trabajaba allí.
Mis padres me están buscando a los gritos, cero vergüenza ellos.
Ya juntos y preparados, entramos al gigantesco avión, casualmente entré antes de Martín, él se presentó modestamente ante mis padres y tuvo la idea de sentarnos juntos durante el viaje, al principio del despegue me sentí un poco descompuesto, pánico por unos segundos sentí, a Martín le causaba gracia mís caras:

— Asumo que es tu primer viaje... ¿Estoy en lo cierto?

— Si, exac... exacto. – le digo mientras aprieto con fuerzas mi asiento.

— Tranquilo, es cuestión de acostumbrarse, no creo que seas como la anciana que tenemos a la derecha – hace una rápida mirada hacia la derecha y se ríe.

Miro hacia la derecha y al decir verdad, la pobre señora estaba peor que yo...hasta se notaba su cara muy ruborizada de tanto terror, admito que me causo un poco de gracia y me eso me calmo, ya el avión en pleno cielo, quise asegurarme si había traído todos los libros conmigo, curiosamente Martín me saca uno de mis manos y empieza a observarlo:

— ¡Este lo leí!, no soy de leer pero...que casualidad que tengas el mismo libro que leí hace unos meses atrás.. me gusta. ¿Por qué trajiste tantos?

— Amo leer, sea donde sea tengo que tener un libro conmigo

— Quizás quisiste decir "libros".

Sonrió y digo:
— Bueno, librosss...

Martín respeto mi momento de lectura y se puso a escuchar música, la azafata nos ofreció algo para tomar, no dude en pedirle café, Martín rápidamente coincidió conmigo.
Mientras pasaba el tiempo y yo leía, me resultaba un tanto incómodo que Martín me este mirando fijamente, de repente se hecha a reir y me contó que le resulta un tanto raro ver a un chico leyendo un libro, él está acostumbrado a tener amigos con otras actividades y pasatiempos, básicamente deportes... Y yo soy el chico menos atlético de la tierra. Me contó que tiene pensado entrar al mundo de la literatura así que le recomendé algunos libros. Mientras le hablaba de los que había leído, Martín cambia de tema rotundamente con una pregunta:

— ¿Ya conoces la ciudad en donde vivo?

— No, es la primera ves que vengo y como ya sabes, la primera vez que viajo en avión...cuéntame de la ciudad.

— Siempre hay una primera vez para todo, bueno... con respecto a la ciudad, no es un sitio turístico la cual cualquiera elegiría ir, ni tampoco un lugar de interés para muchos, pero te aseguro algo... las vas a pasar genial, y más si estás conmigo.

— ¿Con vos?

Sonríe cerrando los ojos y dice:
— ¡Por supuesto!, No te vas a separar tan fácil de mi... Lo que me olvidé de contarte de mi lugar natal es que tiene muchos puntos interesantes, muchos lugares atípicos de una ciudad, aunque no cualquiera descubre los lugares "secretos" por así decirlo, tenés suerte de tener un chico como yo que conoce todo. – me guiña un ojo.

— Suena prometedor lo que decís, pero para ser honesto prefiero estar acostado leyendo o escuchando música – Sonrió sarcásticamente.

— ¡Dah vamos!, ¡Si visitas este lugar en tus vacaciones tenés que divertirte!.

— La diversión varía dependiendo de como lo trata y siente una persona.

— La diversión blablabla... Vos vas a seguirme en todo que hago y punto final.

Admito que me resultaba interesante lo impulsivo que era Martín para motivarme, en su voz y en su cara se notaba que estaba entusiasmado y contento para mostrarme la ciudad.
Las horas pasaban, y Martín no paraba de hablar, yo escuchaba con tanta atención que ya había perdido la noción del tiempo, me contó muchas cosas peculiares... Entre ellas, me contó que tiene ganas de ser arquitecto social para hacer de su ciudad un lugar bonito y gigantesco, también contó que le gusta tomar mucho alcohol, el siente que es su "fuente de poder", me detalló lo fascinante que le resultaba la idea de ser peluquero....note que es un chico orgulloso de si mismo, muy optimista ya que su perspectiva a todo es muy positiva, además es un chico bastante gracioso, las risas no me faltaban en el avión, aunque tenía que contener mis carcajadas ya que algunos pasajeros descansaban.

Cuando paramos de hablar, ambos nos sorprendimos porque ya era de noche, esto es un claro ejemplo de que la buena compañía mata el tiempo, ya para la mañana del día siguiente íbamos a llegar a la ciudad, Martín no daba más del sueño y decidió descansar, en cuanto a mí, comencé a leer un libro, lo leía sonriendo... Porque la anciana de nuestra derecha también estaba leyendo, éramos los únicos despiertos.

Ella y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora