Cap 5: Llegamos

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Un ruido me despierta por la mañana y es la caída al piso de mi libro que leía durante el viaje. Martín estaba tan inclinado hacia adelante durmiendo que estaba a punto de romperse la cara con los asientos de adelante, como buen hombre que soy lo despierto:

— Futuro peluquero...¡arriba!, cuida tu linda cara – lo agito bruscamente por el hombro hasta que se despierta.

— Si me caía no iba a ser la primera vez igual, Ey... Mira por la ventanilla.

Miro por la ventanilla, y veo que nos acercamos a la ciudad, no podía verla bien ya que aún veía borroso y el sol me daba en la cara, solamente aprecie que no es una ciudad ni tan grande ni tan pequeña, y tiene unos cuantos edificios de buena altura.
Mis padres me hablan y me avisan que me preparé, la sonrisa de mi padre al saber que no iba a ser un lugar con mucho calor era igual a la sonrisa de un niño en su cumpleaños.
Finalmente el avión aterriza y salimos del avión, la brisa del viento era muy suave y agradable, el calor no era pesado, sino reconfortante, como que me sentí bien al salir afuera del avión pero no sé si es por el ambiente o porque el pánico del viaje ya lo pasé.
Salimos del aeropuerto hacia las calles de la ciudad, mis padres al igual que Martín tenían caras de entusiasmo, en cambio, la mía no pero bueno... Solamente tomó esta ciudad como cualquier otra, común.
Martín se nos para en frente de nosotros y con una sonrisa nos da la bienvenida, incluso nos guío para encontrar un hotel donde hospedarnos, mientras caminábamos no podía quitar la vista de un mural completamente dibujado:

Martín hace una risa breve y dice:
—  ¿Te gusta no? Aunque no lo creas yo soy amigo de el que hizo ese dibujo, es arte.

— ¿En serio?, ¿estuviste presente cuando lo hizo?

— Se llama Thiago, Thiago Sanvitale, es el típico chico misterioso, rebelde y serio... Me cae muy bien y no.... Él prefiere hacer estas cosas solo, quiere pasar desapercibido por todos, no es el único dibujo que hizo, en toda la ciudad hay varios.

— ¿Desapercibido? ¿Por qué?.

— No quiere controversia en su vida y menos reconocimiento, digamos que mantiene un perfil bajo y anónimo en estas cosas, solamente yo y dos personas  más sabemos que estos dibujos son de él.

— Que genial...

Me mira con una sonrisa pícara y pregunta:
— ¿Te gustaría hacer tus propios graffitis?

— Mmm..No. Nunca hice uno, soy pésimo seguramente en eso. Aunque si me gusta dibujar a lápiz, lo tengo como pasatiempo al dibujo.

Mientras le hablaba, Martín me detiene e indica que ya llegamos al hotel, es lindo, muy colorido y alto, me gustaba el detalle de la parte superior del edificio, el detalle de tener balcones, siempre tuve el deseo de estar en un balcón y dibujar el paisaje, no dude en sugerirle a mis padres que consigan habitaciones en los pisos más altos.
Luego de hacer el respectivo registro en el lobby, Martín se despide de nosotros y me dice que en el día siguiente iba a mostrarme la Ciudad, tenía pensado tomarme un día entero de reposo pero el chico insistía mucho.
Llegó a mi habitación, que por cierto es bastante moderno y elegante para ser económico, me tiro a la cama y caigo en una hermosa sensación de sentir que estoy acostado en el cielo, en una nube... ¡Dios! es tan cómodo, tan reconfortante que me surgía la tentación de robarme y llevarme la cama entera a mi casa, pero lo más tentador fue mirar la ventana y la puerta entreabierta que daban acceso al balcón, hice unos pasos lentos hasta allí y para ser honesto me sorprendió mucho la vista que tenía de la ciudad.

Quedé totalmente hipnotizado de el paisaje, y acá en donde recién me doy cuenta que este lugar... va mejor dicho, estas vacaciones van a valer la pena, no podía evitar sonreír, no podía dejar de estar en el balcón, me apoye sobre las barandas y use mis brazos como almohadas para quedarme un tiempo mirando el sol esconderse poco a poco. Creo que en un momento alguien toca la puerta de mi habitación pero yo ignoré, además estaba abierta, no tenía ganas de moverme.
El tiempo paso y lo que me hace reaccionar de lo hipnotizado que estaba era el hambre, decidí ir a buscar algo, entro a mi habitación y veo que en una mesa con rueditas hay un café pero frío y medialunas, evidentemente me tocaban la puerta para traerme la merienda pero yo estaba totalmente en mi mundo.
Comí algunas, leí un rato y me agarró sueño, como ya había oscurecido bastante decidí descansar... Luego de unas horas, para mi sorpresa escuchó tremendo ruido proveniente de mi baño, tan fuerte que pegué un susto feo, de lo miedoso que soy agarró una almohada como arma...si una almohada...no pensaba en ese entonces, tenía miedo.

Camino lentamente de cuclillas hacia mi baño y digo en tono bajo:
— ¿Quien and...Anda ahí?

(...) silencio

— Sea quién sea, salga de el baño, llamo a seguri.. seguridad. - mi voz estaba muy temblorosa.

Estaba solamente a un paso de entrar al baño, poco a poco iba asomando mi cabeza hacia la puerta, de pronto, en una cuestión de segundos veo una silueta negra que se me acerca a mi cara y grita, mi grito fue aún más fuerte, caigo de espaldas incluso tire la almohada sea como sea hacia mi "objetivo enemigo".
Le erré y acabé pegándole a un cuadro de la pared, esté cae al piso y se rompe haciendo muchísimo ruido, se escuchó un susurro fuerte de parte de ese desconocido:

— ¡Idiota, mira lo que rompiste! – esa sombra se acerca a la luz de la ventana y.... Era Martín.

— ¡¿Que?!... ¡Martin hijo de..!

Me interrumpe.
— ¡Shhhhh!.. ¡Vas a llamar la atención de todos!, Demaciado ruido hiciste ya con tu grito de nena y el cuadro roto.

Pongo los ojos en blanco.
— ¡¿Que importa eso?!..¡Sos un imbécil!, ¡¿Como me vas a asustar así?!

— Shhhh...¡Cálmate! – se hecha a reír nasalmente – Es que quería asustarte, pero me fui un poquito de las manos.

— ¿Un poquito nomás?, Además.. ¿Como carajo entraste acá?

— Eso ahora no importa... ¡Tenemos que salir cuento antes de acá!, Seguramente venga algún seguridad para ver qué pasó.

— ¡No!, Son las putas cuatro de la mañana, no solamente entraste para interrumpir mi descanso, sino para hacer todo este caos y ¿ahora querés que salga?... Te odio – le tiro una mitad de el cuadro roto.

— ¡¿Que haces inútil?!.. Hiciste más ruido, ¿Acaso querés que te echen del hotel?, Si no querés eso, seguime.

Me quedo unos segundos pensando, suspiro y digo.
— Ay... Esta bien. ¿Pero que hacemos con todo esto?

— Después te preocupas, veni.

Martín sale por mi balcón, se para entre las barandas y alcanza a escalar el balcón de arriba. Me sorprende la agilidad que tiene para moverse, yo observo hacia arriba y veo su mano para que me ayude a subir. Finalmente subimos, en éste balcón,  saltamos para alcanzar los costados del tejado de el hotel, Martín alcanza a subir primero y nuevamente me ayuda, ya en el techo de el edificio, nos bajamos por unas escaleras.
Una vez que ya estamos fuera del edificio, me detengo un segundo para mirar las escaleras, me sorprendió lo genial que se veía todo desde el tejado... Pero Martín me aseguro que iba a sorprenderme aún más. Sin más preámbulos... Lo empezé a seguir por las calles de la ciudad.

Ella y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora