Después de lo que había sucedido en el baño, Emma no se sentía capaz de regresar a la mesa ni para despedirse. No se arrepentía de lo que había sucedido, pero no lo entendía por completo.
Esperó unos momentos y salió del baño, vio como todos los de la mesa estaban ahora de pie bailando juntos, así que aprovechó y se dio a la fuga, después de todo, todos estaban muy entretenidos como para notar su ausencia. O al menos eso creyó, ya que mientras salía pudo sentir que alguien en especial la observaba y cuando miró atrás para confirmar su sospecha, pudo ver esos ojos cafés que en tanto conflicto la ponían. Compartió una sonrisa rápida con la morena y salió del lugar como si le quemara seguir un segundo más allí.
Cuando llegó a la casa, David estaba en la sala, acababa de hacer dormir al pequeño Neal, así que descansaba un poco en el mueble.
-Emma!, ¿Por qué regresaste tan temprano?, ¿y Snow?
-Estaba algo cansada, así que me vine antes, Mamá se quedó con los demás- dijo Emma algo distraída, cosa que no pasó desapercibida para su padre.
-¿Qué sucede?- preguntó en un tono serio.
-¿Qué?, nada... ¿Por qué lo dices?- respondió la rubia a la defensiva.
-Emma, sé que no soy tu madre, y que hay cosas que no compartimos, pero sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿cierto?
Emma se tomó un momento para pensar como le contaría todo a su padre, ya que no sabía cómo fuera a reaccionar.
Comenzó contándole lo sucedido en esa cena del jueves, y de cómo llegó a la conclusión de que siempre había amado a Regina.
-Pero hay algo mas- agregó Emma
-Dime...
-La besé... bueno, ella también me besó... pero luego apareció Robin y ella se fue sin que antes pudiéramos hablar.
David se quedó en silencio, logrando que Emma se desesperara. Luego de un rato, agregó
-Emma, ¿crees que sea muy tarde para hablar con Regina y decirle lo que sientes? Porque según lo que me dices, ella quizá sienta lo mismo que tú, pero ya sabes cómo es Regina, ella no se arriesgaría a decirte por miedo al rechazo.
-Papá, ¿crees que por eso haya dicho que si a la boda? Solo por el miedo al rechazo, ¿para estar segura con Robin?- preguntó Emma un poco esperanzada.
-Puede ser, pero nunca lo sabrás hasta que hables directo con ella.
Emma le dio las gracias a su padre y se fue a dormir. Se quedó dormida planeando lo que le diría a la morena luego de salir del trabajo la tarde siguiente.
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Este sábado Emma tenía que trabajar, entraba un poco más tarde, lo que significaba que también saldría más tarde, por lo que decidió, que luego de terminar su turno, iría a la casa de la alcaldesa y hablaría al fin con ella.
Todo el día estuvo pensando en las palabras exactas para decirle a Regina y aunque no sabía cómo reaccionaría la morena, era un riesgo que esta vez, estaba dispuesta a correr.
Terminó por fin su turno y quiso ir a casa para darse una ducha rápida y arreglarse un poco. Cuando llegó, Snow y David estaban organizándose como para salir de fiesta.
-Emma!, ¿Por qué no contestas tus mensajes?, hemos estado tratando de contactarte todo el día!- dijo Snow casi gritando.
Emma la miró confundida y sacó su celular, verificando así los muchos mensajes que tenía sin leer. Estaba tan absorta en lo que haría más tarde que no le puso gran cuidado a lo demás.
-Lo siento, no me di cuenta... ¿para dónde van?- preguntó
-Tú también estas invitada, aunque no sé si quieras ir. Regina y Robin nos invitaron a cenar, han invitado a todos, para celebrar lo del compromiso- dijo David, recordando muy tarde lo que él y Emma habían hablado... -Lo siento Emma, sabes que está bien si no quieres ir.
Algo en el interior de Emma se rompió, ¿Justo hoy tenía que pasarle eso?, se quedó en silencio unos minutos.
-No, está bien, iré- dijo esta vez con seguridad, había decido que nada arruinaría su oportunidad de hablar con Regina.
-¿Segura?- preguntó Snow
-Demasiado... pero iré mas tarde, debo arreglarme primero, lleguen sin mi.- agregó.
Cuando sus padres se fueron, Emma corrió a su habitación, debía encontrar algo para usar, y cuando estaba a punto de rendirse, encontró justo lo que necesitaba.
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Regina se encontraba en la cocina, con su segunda copa de vino, todos se divertían, a excepción de ella, al parecer. Se sentía abrumada, acorralada, tenía ganas de huir.
Decidió salir al jardín a tomar un poco de aire. Una vez estuvo afuera, agradeció que nadie la hubiera visto salir, porque cuando vio llegar a la rubia, su copa de vino se hizo polvo.
Emma bajó de su auto en un vestido fucsia, uno que no usaba hace años, pensó al ponérselo, ese que usaba exactamente el día que todo cambió, cuando un pequeño Henry apareció a la puerta de su apartamento diciéndole que era su hijo y más tarde, que los cuentos de hadas eran reales.
Regina no pudo evitar observar a Emma mientras esta se acercaba a ella, vestido fucsia, tacones negros, con sus rizos sueltos, sus brazos definidos...
-Hola Regina- dijo Emma con una sonrisa como si nada sucediera- espero no te moleste que haya llegado tarde, vine apenas pude.
-Emma... estas... digo... te ves bien... emm... hola- balbuceó la morena, que en realidad, no esperaba que Emma se presentara a la cena de hoy.
-Gracias, tú también, como siempre... Regina, ¿podemos hablar un momento antes de entrar?
Antes de que Regina pudiera responder, Henry apareció, y estaba a punto de preguntarle algo a la morena, pero notó que no estaba sola y que sus madres estaban nerviosas, así que solo sonrió y volvió adentro sin decir una palabra.
Regina comenzó a caminar hacia el jardín trasero de la casa, así que Emma la siguió en silencio. Se hicieron cerca al manzano de Regina, que había transportado hasta allí luego de que Emma le hiciera servicios de jardinería años atrás.
-Emma... yo...- Regina no alcanzó a terminar la oración, ya que Emma la había callado con un beso.
Siguieron besándose con pasión hasta que se separaron buscando aire. Sabían que lo que hacían no era lo correcto, pero sus corazones les decían lo contrario. Estar juntas era lo único que se sentía bien estos últimos días, era lo único que se sentía correcto.
-Emma... ¿Por qué ahora?, ahora que estaba siguiendo adelante, que estaba tratando de olvidarme de ti...- preguntó Regina mientras abrazaba a la rubia.
-Soy una idiota, Regina, es por eso...- dijo Emma sin querer soltar el abrazo.
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Esas podríamos ser nosotras
RomansaComo cada jueves, Regina, Henry y Emma se reunen a cenar. Pero esa noche Regina llega con la noticia de que Robin le ha propuesto matrimonio y de que ella ha dicho que si... ¿Qué pasará con Emma?, ¿dejará que todo suceda?, ¿o por fin aceptará sus se...