No le fallaría.

153 18 9
                                    

Enero 27.

-Lizzie-:

—Estoy esperando una respuesta.

Alzo mi mirada y me encuentro con la suya, que está más molesta que hace un par de segundos.

—Yo... No nos besamos... Es decir, yo no lo besé, él me besó, pero se... se se-separó al segundo porque yo no le correspondí. No pasó nada, y después llegaron ustedes y prácticamente lo eché de casa, cuando quería... Explicarme que no sabe lo que le sucedió y eso... Pa-papá, te juro que no hice nada.

Él suspira y niega con la cabeza.

—Papá, lo prometo.

—Lizzie yo... No quiero mentiras... Sé que no soy la persona más sincera en el mundo, que no tengo un buen pasado, pero por eso te digo lo que te digo. No ocultes cosa Lizzie, que la verdad tarde o temprano saldrá...

Es interrumpido por mi teléfono, el cuál suena indicando una llamada, mi corazón late fuertemente pensando que pueda ser una llamada de Jake, y que mi papá le contestase totalmente furioso. Pero al parecer no es Jake, ya que no dice nada sino que me extiende el teléfono. Miro la pantalla, es Tobias.

Demonios, olvidé llamarlo.

Agarro el teléfono y atiendo la llamada.

—Tobias —le digo—. Lo siento, no te devolví la llamada, vinieron unos amigos y...

—Sí, sí, sí, no importa, Jorge y Martina no me atendieron, ¿estás con ellos?

—Sí, mamá está arriba, papá está acá abajo conmigo.

—Dile a tu padre que Facundo y yo vamos enseguida —dice rápido y cuelga, frunzo mi ceño y dejo el celular en el sofá.

—Dice Tobias que viene enseguida con mi tío Facu.

—¿Para qué? —pregunta.

—No lo sé, me dijo eso y colgó.

Papá y yo seguimos hablando por un rato más, de que no debía mentir, que no lo volviera a hacer, que sólo me estaba cuidando y a todo le respondía que sí, para no hacerlo enojar.

Somos interrumpidos por el sonido del timbre de la casa. Me pongo de pie y abro la puerta, son mi tío Facundo y Tobias los que están detrás de la puerta. Los saludo y ellos entran, yo cierro la puerta detrás de mí. 

Mis tíos se sientan cada uno en uno de los sillones que están frente al mueble en el que está sentado mi papá después de saludarse

—Jorge, tenemos que hablarte de algo serio —empieza Facundo, después de unos minutos.

—Lizzie sube a tu habitación —me ordena papá, y cuando estoy a punto de levantarme, Tobias niega.

—No, no es de ese tipo de gravedad.

Por el rabillo de mi ojo veo que mi papá da un pequeño suspiro y se relaja un poco, luego se recuesta en el sofá.

—Bien, entonces digan.

—Es sobre Ruggero —suelta Facundo.

Sin pensarlo dos veces, volteo para mirar a mi papá, quién se tensa y se vuelve a inclinar hacia el frente, con sus codos apoyados en sus rodillas. No dice nada, pero Tobias y Facu entienden que él quiere que digan lo que tienen que decir.

—Jorge, Ruggero en vida hizo un testamento antes de que se fueran a California, ya sabes, por ser dueño de la sede de la empresa de sus padres que le cedieron...

—Al punto, Facundo.

—En el testamento escribió que quien quería que se quedara con esa sede, fueras tú, pero ya sabes, fuiste encarcelado y no te lo quisimos decir, la segunda persona quien él escribió, fue Mercedes, pero como ella no se quería hacer cargo de esas cosas, me nombró a mí como su apoderado, para poder manejar los asuntos legales de la empresa... Pero por leyes y documentos, Jorge, tú eres el heredero de esa empresa.

Mi padrastro, mis papás, y yo #R3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora