Estas quejándote de tenerme a mí también.

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Marzo 01.

-Lizzie-:

—¿Cómo que la secuestraron?

—Necesito que vayas y empaques lo esencial con tu mamá, para que todas se vayan urgentemente a otro país...

Dejo es escucharlo y proceso la información: mi tía Mercedes está secuestrada.

—¡Elizabeth! ¿Estás prestándome atención?

Lo miro por unos segundos en silencio, analizando su rostro, tiene el ceño ligeramente fruncido al igual que sus labios... está molesto.

—Iré a empacar —digo por fin y subo rápidamente las escaleras, evadiendo su pregunta. Alcanzo a escuchar un resoplido de su parte pero sigo con mi camino.

No es una situación difícil de asimilar. Para nada. Esa guerra de la que mamá tanto me ha hablado aproximadamente toda mi vida, está más cerca de lo que me gustaría.

¿Que si tengo miedo? Sí. Tengo mucho miedo de perder a cualquier persona de mi familia, mi vida en éste momento no me interesa. Me interesa la de mi familia.

Sacudo la cabeza y minutos después me dispongo a empacar, como le dije a papá.

••••

—¡Maldita sea, Jorge! ¡Si algo le llega a pasar a Mercedes te juro por Dios que yo...!

—¡Martina! ¡¿Puedes calmarte por favor?!

—¡No! ¡No puedo Jorge! Esto es un infierno... no sé en qué momento...

Cierro mis ojos con fuerza, deseando que esto sea una pesadilla y no la vida. No la mía.

En cierto punto mamá tiene razón, esto es un infierno. Pero papá no merece que ella le hable así, ni que se arrepienta una y otra vez de haberse metido con él.

—Mamá, por favor ¡basta! —le grito por primera vez en mi vida. Esta situación me tiene cansada. —¿Crees que a nosotros no nos duele lo que está pasando? Si es así, estás demasiado equivocada... por favor, te suplico que te calles y te calmes. Deja de estar quejándote de la vida que tienes, porque tú misma te la buscaste. Además, tampoco es justo para mí, porque de una u otra manera estás quejándote de tenerme a mí también.

Y eso es suficiente para que se calle y se controle, está bien, me mató con la mirada, y quizá después me regañe por esto. Pero lo tenía que hacer. No es justo oír cómo ella se queja de todo.

Nos encontramos todos en el aeropuerto, inmediatamente voy a abrazarme con Zoey. Si yo soy sensible, ella lo es el doble, para ambas nuestra tía Mercedes es como nuestra segunda madre. Odio ver a mi prima así, tan dolida, tan triste... Tan sola.

—Por favor calma Zoe... todo estará bien, tranquila... —intento consolarla, pero no sirve de nada, ya que mi voz también comienza a quebrarse.

Sentimos unos brazos rodearnos, debido a eso nos separamos, viendo a Tobías a nuestro lado. Ambas nos aferramos a él.

—Mis niñas, tranquilas, solucionaremos esto —su voz es tranquila, serena. Cómo si de verdad no estuviera en realidad sucediendo nada y esto solo fuera una pesadilla. Por esta y más razones es que adoro a Tobías.

••••

Y todo pasó demasiado rápido. En un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos en España, esperando que la tía Mónica le conteste a mamá para avisarle que ya estamos aquí.

Zoey y yo no hemos querido separarnos la una de la otra. Esta situación nos afecta tanto que nos necesitamos nuestra tranquilidad recíproca, cosa que los mayores no pueden ofrecernos.

Mi padrastro, mis papás, y yo #R3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora