Un Beso Inesperado.

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Enero 27.

-Lizzie-:

—¿Vienes conmigo en el autobús? —me pregunta Jake mientras salimos de Ashton. 

 Y cuando estoy a punto de contestar que sí, oigo el claxon del auto de papá, volteo la cabeza y su mirada está fija en mí y en Jake. 

Por todos los santos.

—No va a ser posible, Jake, mi papá está ahí esperándome —señalo a mi papá con la mirada disimuladamente. Él asiente y frunce los labios.

—Está bien, otro día será, y ve rápido porque la cara de tu padre no me agrada —bromea y se ríe, se despide con un beso en la mejilla y se va.

Camino hacia el auto de mi papá y me subo de copiloto, lo miro y le hago una pequeña forzada sonrisa. Él mantiene su rostro serio.

—¿Hola? —le saludo, él voltea a verme seriamente y vuelve su vista al frente para poner en marcha el auto—. Jake es sólo un amigo, lo viste ayer cuando fue a que mamá le firmara los libros...

—El único amigo hombre que puedes tener es Jason —responde autoritario, yo abro mis ojos hasta el tope y frunzo el ceño.

—¿Qué estás diciendo? —le pregunto, conservando mi suave tono de voz—. ¿Qué tiene de malo tener amigos hombres? ¿Acaso Ruggero y Pablo no eran amigos de mamá? ¿Acaso Facundo no lo es?      

Él frena el auto de golpe y aprieta el volante del auto, hasta tal punto de que los nudillos se tornaban blancos.

—No menciones a Ruggero ni a Pablo, Elizabeth —dice, cerrando sus ojos.

—Pero yo sólo...

—¡Te he dicho que no los menciones! —exclama, golpeando el volante—. No sé cómo sean las cosas entre tu mamá y tú, pero a partir de ahora las cosas van a cambiar Elizabeth, y empezaré con que a Ruggero y Pablo por nada del mundo se mencionarán, al menos no frente a mí.

Suelto un resoplido y él vuelve a poner en marcha el auto.

—¿Me vas a prohibir tener amigos hombres? —le pregunto—. Mamá no le ve ningún problema.

—Yo sé qué es mejor para ti.

—Papá, lo siento, pero ¡no! No lo sabes. ¡Yo no tengo la culpa de que te hayas perdido de mi vida y no sepas lo que está bien o no para mí! —exclamo, él me mira ofendido pero no dice nada, luego vuelve su vista al frente.

Y ahí es donde me doy cuenta de que he metido la pata hasta el fondo. Era una de las cosas que me advirtió mamá, no mencionar nada que tenga que ver con su prisión y fue lo primero que hice: hacerlo sentir culpable. Me debe estar odiando en éste momento.

—Papá...

—No hables —dice entrecortado. Blanqueo los ojos y decido cerrar mi boca.

••••

—Lo primero que te digo es lo primero que haces, Lizzie —dice mamá, acariciando mis manos—. Te dije que había que hacer el menor intento de hacer sentir mal a tu papá, está encerrado desde que llegaron y no me quiere abrir.

—Estaba enojada, mamá, lo siento.

—A él es al que le tienes pedir perdón.

—¡Iba a hacerlo! Pero no me dejó hablar. 

—En cuanto lo veas salir, hablas con él —dice soltando mis manos para señalarme con su dedo índice.

Asiento y frunzo los labios.

Mi padrastro, mis papás, y yo #R3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora