Historias de geriatricos

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Todo comenzó con un sueño

Recuerdo que cuando pequeño, una ilusión repulsiva creada por mi mente inmadura me atormentaba en las noches. No lo recuerdo al pie de la letra pero la esencia de esa pesadilla era la misma, siempre

Algo delicado. En un espacio blanco, un lugar reconfortante y lleno de vida; simplemente una utopía de mi mente inconsciente en ese entonces.

De pronto; algo cambia bruscamente el lugar se vuelve oscuro. La antítesis de lo anterior mencionado, el cambio es rotundo; como un canal que cambia la emisión sin previo aviso y crees que estás viendo una comedia cuando en realidad se trata de una anodina película de terror

Se reemplaza el puritano cielo azul, por un grotesco día de tormenta con centelleantes destellos color verde y rojo, pero no ese rojo de las rosas y el amor sino más bien un color con tonos oscuros, un tanto escabrosos y repulsivos.

Lo delicado y pintoresco del lugar, por algo enfermarte y mórbido era la cosa más desagradable que pudiera imaginar un niño de apenas 5 años.

Odiaba ese lugar, pero había algo más algo que me hace sentir un escalofrió con solo recordarlo; Un ojo Siempre estaba ahí en todos los sueños, no parecía humano ni de algún ser creado por gracia divina dentro de este pútrido universo; la esclerótica de este era verde esmeralda, el iris y la pupila negros; pero este negro no se trataba solo de la ausencia de luz, sino de algo más tangible. Era algo que se podía palpar y sentir. O peor, algo con mente propia; algo malicioso. Algo maldito

El aire se volvía tenso cuando veía esa oscuridad incluso estando en el trance inminente del sueño.

Pero ¿Dónde están mis modales? me presento; vuestro humilde servidor responde al nombres de Víctor un placer conocerle.

Escribo estas palabras desde este antro maldito rodeado de desechos desahuciados a los cuales llaman internos del geriátrico que absorben mi cordura poco a poco e instauran en mi sus actuares cíclicos y rutinarios dentro de mi ser más profundo.

Privado de la gélida ilusión a la cual le llaman libertad, me encuentro escribiendo esta especie de diario de vida en las paredes de mi blanca prisión, mi sangre es la tinta más fiel que pude encontrar en este lugar tan hostil y decadente; he aprendido a quitarme la camisa de fuerza que me aprisionaba e impedía mi libre movimiento dentro de ese reducido espacio el me acecha desde las afueras de esa puerta acolchada.

Ya me acostumbre a verlo hay penetrando mi alma con esos ojos malditos. Su mirada me carcome el cerebro y se lleva mi cordura, soy solo una minúscula pieza en su terrible juego llamado destino, pronto llegara el final lo sé; lo he esperado por largos 20 años, pero sé que llegara pronto, me estoy desangrando he conocido demasiadas historias en mi desdicha vida; pero nadie conoce la mía.

Mi vida no fue fácil mi familia fue asesinada delante mis ojos por un ser demoníaco al cual jure destruir aunque sea con el último aliento de mi alma. Mi madre y mi padre fueron calcinados frente a mis ojos y a los de mi pequeño hermano aún recuerdo los gritos de dolor y odio de mi madre pidiendo que por favor acabaran con su vida pronto mi hermano pequeño toco la peor parte; el monstruo lo comenzó por calentar un cuchillo en las llamas aun vivas que salían del pecho de mi madre y con este cortaba toscamente los pequeños dedos de mi hermano el cual lloraba por piedad.

El ente, dejándose llevar por el trance que le provocaba su fetiche por la sangre de los niños que había asesinado; apuñalo a mi hermano en el pecho hasta que el pequeño ya no pudo más fue en ese entonces que con los ojos inundados de lágrimas por el horror que había presenciado; pude ver su rostro su pútrido rostro lleno de llagas infectadas con el paso del tiempo. Pero lo más repulsivo fueron sus ojos pupilas tan oscuras como si de una noche sin luna se tratara; fue en ese momento que supe que ese ser no era humano. Lo negro de su alma me consumió para siempre.

No puedo olvidar esa oscuridad la recuerdo cada día a toda hora; no puedo dormir sin soñar con ese fatídico día en el cual tuve un encuentro casual con el mismísimo Demonio firme un contrato solo con mirarlo; en el cual aplazaba mi sufrimiento para dentro de 20 años pero ardería en el infierno por el resto de mis días

El plazo se cumple mañana no quiero que me lleve. Le conté a las autoridades lo que había ocurrido me tildaron de loco, de asesino y me encerraron aquí no estoy loco, lo se nadie me cree pero cuando se cumpla el plazo lo harán. Sabrán que debieron haberme creído y esa culpa los atormentara por el resto de sus vidas mortales.

Las hebillas de mi camisa de fuerza las utilice como una especie de gancho para raspar mi piel y llegar hasta mis venas escribo esto con mi sangre, mientras espero mi juicio final. Creía que podía engañarlo suicidándome que él no se apoderaría de mí, pero al parecer engañarlo es imposible.

Él está aquí afuera, trata de entrar pero no puede, aun no llega el tiempo. Ya no tarda, me llevara a su eterna sala de tortura tallada en rezumante granito

El fin está próximo. Escucho un ruido en la puerta, como si un cuerpo cenagoso y mórbido se debatiera contra ella. Ya está aquí. Dios, ya es hora¡Esos ojos!

Esta noche no duermes-terrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora