¿El gato que sobrevivió a la curiosidad?

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Vueltas, vueltas y vueltas.

Todo daba vueltas lentamente,

El mundo se había vuelto demasiado hilarante? O mi risa demasiado sensible?

No vi una lluvia de colores psicodélicos cayendo a mi alrededor,

Ni hablé con objetos inanimados sobre temáticas aleatorias.

No perdí totalmente mis cinco sentidos, ni ocurrió algo demasiado impactante.

La primera vez, nos dejamos atraer por el interés que otros imponen

Un valor infundado, algo totalmente sobrevalorado.

Pero lo probamos, sin embargo.

Porque no hay motivo ni razón, para privarnos.

Para prohibirnos, o censurarnos.

Siempre estamos abiertos a intentar, matamos nuestra curiosidad.

A veces maldita, a veces bendita. Pero siempre presente.

Te recuerda que estás excluyente, una molestia siempre latente.

Hasta que un día desaparece:

Cuando el líquido pica tu garganta, cuando el filtro roza tus labios,

Cuando el humo hace su trabajo, y segundos después se despide de tu boca

Muy despacio.

Cuando los besos van mas allá de tu cuello, y llega debajo de tu cintura.

Cuando en un principio duele, pero mas tarde gozas.

El sol sale, las velas se consumen, la botella está vacía

Despiertas en un nuevo día,

La curiosidad ya se ha evaporado en la nada misma.

Dejándote con un gusto dulce, con un gusto amargo.

Dejándote satisfecho, tal vez neutro, o completamente deshecho.

Sin importar que, te deja sintiendo todo a flor de piel.

Yo Y Solo YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora