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El médico observó su muñeca durante largo rato, analizando sea lo que fuese que él entendía, sin decir palabra alguna, hasta que lo miró otra vez con esa mirada de lástima y resignación que Joshua supo interpretar de inmediato. Su marca tenía un problema.

El camino a casa fue silencioso. Su padre conducía sin decir nada, su madre se mantenía en silencio intentando no comenzar a llorar otra vez, Joshua miraba por la ventana, observando cómo la lluvia golpeaba con fuerza la ventanilla. Intentaba mantener su mirada fija en algún otro punto, pero una y otra vez su vista volvía a su muñeca y a la marca de su soulmate. Suspiró otra vez.

Un soulmate es una persona con la cual estás destinado desde nacimiento a pasar tu vida, la persona que comparte tu otra mitad, la persona cuya alma se complementa con la tuya creando el equilibrio más perfecto que pudiese existir. Todos tenían un soulmate en algún lugar, todos tenían otra mitad que los complementara. La dinámica es simple: al cumplir los 17 años un número aparece, como un tatuaje, en tu muñeca derecha. Es una cuenta regresiva, la cual disminuirá mientras más cerca estés de conocer a esa persona. Los números pueden variar, claro, dependiendo de qué tan cerca o lejos estés de tu otra mitad; así, también puede variar el tiempo que tardes en llegar a esa persona o la distancia a la que se encuentre de ti. Cuando conoces a tu soulmate ambos lo sabrán, la cuenta regresiva llega finalmente a 0 y entonces sabes que lo encontraste, que podrás ser feliz el resto de tu vida y que no volverás a estar solo.

Era 30 de diciembre, su cumpleaños número 17, y acababa de recibir su marca. Había esperado totalmente emocionado a que diera la hora de su cumpleaños, la idea de poder saber cuándo conocería a su soulmate le parecía tan emocionante que no había podido dormir casi nada esa noche. Cuando despertó lo primero que hizo fue mirar su brazo, y ahí estaba: el número 435. Soltó un suspiro asombrado, pues era un número menor al de mucha gente que conocía, eso significaba que quizás no necesitaría mucho tiempo para conocer a esa persona. Sonrió emocionado, sintiendo sus mejillas sonrojar ante la idea, pero entonces observó que debajo de su número había otro número, más pequeño: 1000. Frunció el ceño confundido, mirándolo más de cerca, deslizando sus dedos sobre ese número como si de una mancha se tratara. No conocía a nadie con una marca como esa bajo su conteo, jamás había escuchado de alguien que tuviese dos números y no uno, ¿Qué significaría? Se vistió algo confundido y preocupado, bajó y recibió los saludos contentos de sus padres por su cumpleaños, pero notaron de inmediato que algo no estaba bien.

Les mostró su marca, su madre sonrió emocionada al ver el número que se dibujaba en su piel, pero su sonrisa se borró de inmediato y su rostro se volvió una expresión confundida al ver el número más pequeño bajo este.

- ¿Y esto? – preguntó mirando más de cerca, Joshua se encogió de hombros. Estaba preocupado.

- No lo sé – confesó – desperté para ver mi marca y... solo estaba ahí.

Decidieron que lo mejor sería preocuparse por ir a la iglesia ese día, y que luego de esto irían a médico para ver si algo andaba mal. El día transcurrió lento, recibió los saludos de sus amigos, varios intentaron ver su marca pero Joshua insistía en que era una sorpresa aun y que no les mostraría. No pudo concentrarse mucho realmente ese día. Al llegar a su casa sus padres estaban esperándolo en el auto, e intentando hablar de otras cosas su padre comenzó a manejar, conversando cómo él y su madre habían reaccionado cuando se habían encontrado y sus conteos habían llegado a 0. Joshua amaba esa historia.

Se encontraron otra vez en el auto, de vuelta a su casa, el viaje era silencioso y tenso, Joshua sabía que era su culpa. Suspiró una y otra vez, oyendo la lluvia chocar contra el auto, el ruido de las ruedas en la acera húmeda, sus ojos lentamente fijando su vista en su muñeca cubierta por la sudadera azul que traía puesta. Mil. El médico le había explicado el significado de ese número, y realmente Joshua no entendía cómo él entre tanta gente había sido quien tuviera que afrontar ese destino.

Mil besos.

La probabilidad de obtener esa segunda marca era, realmente, una en diez mil personas. No era común, la mayoría de la gente obtenía su número de conteo y simplemente lo dejaba ahí, contar, hasta que los guiara a su soulmate y la felicidad eterna. Joshua no era una de esas personas, no era el adolescente con suerte que recibía su marca, conocía a su soulmate, se enamoraba y vivía feliz el resto de su vida. No. Apretó sus ojos tras mirar fijamente su muñeca, como si pudiese ver a través de su ropa, su garganta dolía intentando aguantar el llanto. Mil besos, eso significaba la segunda marca. Mil besos era su límite, la segunda marca era un extraño síndrome que no tenía cura donde, tras conocer a tu soulmate, solo tendrías un límite de mil besos para dar, con cada uno que dieras el conteo disminuiría, y al completar los mil, sin remedio Joshua moriría.

Moriría después de mil besos.

Intentó encontrar el rostro de sus padres por el espejo retrovisor en la parte delantera del auto, pero desde su posición le fue imposible. Bajó la mirada, agachó un poco su cabeza y apretó con fuerza su muñeca con la otra mano, temblando.

- Lo siento mucho... - susurró débilmente, sintiendo cómo toda esa lluvia que caía afuera era su culpa.

Su madre dejó escapar un sollozo otra vez. No hablaron el resto del viaje.

Esa noche apenas durmió, simplemente lloró en silencio leyendo en internet historias de gente que sufría el mismo problema. Algunos lo ignoraron y habían fallecido al instante en que su segundo conteo llegara a 0, otros habían recurrido al suicidio, incapaces de soportar la presión, otros simplemente habían decidido encerrarse y no conocer jamás a su soulmate, vivir solos y tranquilos hasta que la muerte no fuera otra opción. No había cura, Joshua no tenía cura, y cuando su despertador dio la hora de levantarse para ir a la escuela Joshua tomó la decisión más dura de su vida: evitaría a toda costa encontrarse con su soulmate y viviría solo el resto de sus días.

mil besos. [JiHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora