VII

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Jeonghan no paraba de temblar, no paraba de jugar con las puntas de su cabello, no paraba de morder su labio y no paraba de mover el pie derecho, nervioso, golpeando con suavidad el suelo. Joshua rio, apretando con suavidad su hombro por quinta vez en ese rato, haciendo que lo mirara.

- Todo saldrá bien, Jeonghan.

Jeonghan asintió y suspiró con fuerza, acercándose más a Joshua, permitiendo que este lo abrazara por la cintura. Apoyó su cabeza en su hombro y entrelazaron sus dedos con delicadeza, mirando hacia adelante con atención.

Su vestido blanco resplandecía en el altar, las flores en su cabeza resaltaban su cabello y la sonrisa brillante en su rostro demostraba qué tan importante estaba siendo ese momento. Joshua apretó la mano de Jeonghan con fuerza entre las suyas, sintiendo su nerviosismo y su tensión. La chica se giró en su lugar levemente, buscando con la mirada. Jeonghan le hizo un gesto y la chica sonrió aún más, regresando la vista hacia adelante.

Ese día era especial. Ese día, la hermana de Jeonghan estaba casándose.

Acarició su rostro mil veces, secando las lágrimas de emoción que derramó durante toda la ceremonia. Jeonghan irradiaba felicidad, y Joshua adoraba verlo así.

Volvieron al departamento muy tarde, algo mareados por el alcohol, la felicidad y el amor. Jeonghan no paraba de repetir lo preciosa que su hermanita se había visto, lo linda que había sido la ceremonia, lo deliciosa que había estado la comida. Se veía como un niño pequeño, emocionado, recordando cada momento y secando sus ojos cada vez que nuevas lágrimas amenazaban una vez más con salir de sus ojos somnolientos.

- No puedo creer que mi pequeña se haya casado – volvió a repetir eufórico, llevando su mano a su pecho. Estaba tan contento, Joshua sentía su corazón latir. Este era el momento.

- Jeonghan...

Se miraron a los ojos largo rato, Jeonghan sin borrar su sonrisa. "¿Si?" preguntó con las cejas levantadas y la sonrisa amplia. Joshua se sonrojó, bajando su mirada al instante. Jeonghan buscó su mirada algo preocupado.

Joshua le tomó las manos sin decir nada, le indicó que cerrara sus ojos y estirara su mano. Jeonghan obedeció, tranquilo, intentando no reír por la incertidumbre que esto le causaba. Joshua sonrió también por lo adorable que se veía su novio intentando no reír. Le indicó que los abriera entonces, Jeonghan obedeció y al mirar su mano casi soltó un grito. Cubrió su boca con la otra mano, mirándolo a los ojos buscando una explicación. Joshua rio bajito.

- Todo este tiempo ha sido maravilloso, Jeonghan, y aunque aún no es posible celebrarlo como tu hermana, yo... - sintió sus ojos arder y los frotó con una mano, desesperado, intentando no llorar. Falló. – Y-Yo, Jeonghan... te amo demasiado, y realmente quiero.... Quiero pasar el resto de mis días contigo – sollozó agachando más y más su cabeza, sintiendo las lágrimas caer y sus orejas calientes – Quiero hacerte mi esposo, quiero vivir contigo por siempre y amarte hasta que no pueda más. ¿Querrías...?

- Sí, dios mío, sí – se apresuró a contestar Jeonghan, mirando con ojos vidriosos y asombrados el hermoso anillo en su dedo – Shua, c-cuándo... Cómo, ¿En serio? – tapó su boca con su mano temblorosa y Joshua asintió eufórico, sintiendo su rostro caliente. Entonces un sollozo escapó de los labios de Jeonghan y sin esperar más se abrazaron con fuerza, llorando en los brazos del otro.

Aunque no pudiesen casarse realmente, aunque no pudiesen tener una ceremonia en una iglesia llena de adornos y pastel, siempre podrían disfrutar esos momentos juntos. Esa noche simularon una boda los dos solos, en su departamento, habían dicho sus votos y se habían besado con los corazones llenos. Habían comido fideos instantáneos para celebrar su unión y con estómagos llenos y corazones llenos de risa y alegría habían hecho el amor disfrutando de su luna de miel.

Ahora serían hombres casados, y ni la muerte podría separarlos.


mil besos. [JiHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora