9 de septiembre:
Salgo del baño con un nudo en la garganta y me dirijo a buscar mi clase. Menos mal que mi padre ya había pedido la información con adelanto, se lo agradezco mentalmente mientras camino hacia la puerta. Y me encuentro a mí misma allí parada, con el miedo estrujando mi alma y pasando la mirada por la clase, buscando un sitio alejado de los grupos ya formados. Me calmo que al ver un asiento al lado de la ventana y al final de la clase, sin nadie sentado en él. Paso por la clase con cuidado de no tropezarme con nadie y de no hacer contacto visual. Revuelvo en mi mochila llena de libros en busca de la única distracción que puede sacarme de este mundo. Gracias, John Green. Me pongo música en el teléfono y me sumerjo en el libro, consiguiendo, a medida que las palabras pasan de mis ojos a mi corazón hacer disminuir la presión de mi pecho. Pasadas dos canciones y un capítulo olvido totalmente donde me encuentro, la ansiedad vuela lejos, al ritmo que mis pensamientos.
Pero esa tranquilidad es interrumpida por un ruído que me hace un nudo en la garganta, el timbre me saca de mi lectura, la clase va a empezar.
Me quito los cascos e intento mantener la calma. Las palabras de mi padre se repiten en mi mente: "No es como la última vez", "todo irá bien".
-Hey, ¿ya estás de vuelta en este mundo?-La chica del pelo de fuego está sentada a mi lado.-Pareces algo más tranquila que en la entrada.
Asiento por tercera vez y aparto mi mirada de ella.
-¿Alguna vez hablas?-Acompaña su tono burlesco con una sonrisa irónica.
No sé qué cojones quiere, ni por qué me habla. Pero por suerte estoy acostumbrada a este tipo de gilipollas, basta con responderles con una fuerza falsa para que te dejen en paz. Los capullos irónicos son tan, o más, cobardes que yo. Así que intento aparentar una tranquilidad absoluta, me mantengo unos segundos en silencio mientras me cubro con frialdad. Ya calmada, pongo un instante los ojos en blanco y le respondo:
-La verdad es que no, soy muda-mantengo la mirada en el frente, pero noto sus ojos clavados en mí.
Escucho una risita, pero la voz grave de nuestro tutor se sobrepone a la suya mientras me respondía.
Durante las tres primeras horas los profesores se pasean de clase en clase presentándose, anunciando su forma de calificar y cómo darán su asignatura. Por mi parte tuve tres maravillosas horas de lectura y música de piano. Estoy completamente enfrascada en "Will Grayson, Will Grayson" cuando suena el timbre, indicando la salida al recreo. Me aparto el pelo de las orejas y me quito los cascos. Empiezo a recoger todas mis cosas para salir de clase pero de nuevo rompen mi tranquilidad.
-Si no le diriges la palabra a nadie el primer día no harás amigos, te quedarás sola durante el resto del curso. ¿Estás segura de que quieres seguir ignorando a todo el mundo?-La chica del pelo rojo me mira a los ojos, parece que quiere ver dentro de mí. No puedo evitar fijar mi vista en ella, es realmente hermosa. Sus ojos son tan oscuros que parecen totalmente negros y su mirada parece sincera. No, no puedo dejarme engañar.
-Totalmente segura, no me interesa socializar con adolescentes insoportables.-En cuanto pronuncio esas palabras el gesto despreocupado de mi compañera de mesa se transforma, siente pena por mí.
-No sé quién o qué te ha causado que pienses así, pero eso no arreglará nada, ni el león más fuerte podría enfrentarse a miles de gacelas él solo. Y la verdad, me pareces más un cervatillo asustado que un depredador.
-Sé lo que es mejor para mí-cojo la cajetilla de tabaco y el móvil e intento salir de la clase tan rápido como puedo.
Dejo sin ningún problema el instituto, gracias al permiso escrito por mi padre. Camino un par de minutos para alejarme y enciendo un cigarrillo. Quedan veinte minutos para tener que volver a clase, solo me queda el consuelo de saber que en menos de 4 horas estaré en casa, sola, en paz.
Observo el humo subir, disiparse por encima de mi cabeza y me sorprendo a mí misma pensando en esa chica, ¿cuál será su nombre?
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Mediocre.
Ficção Adolescente¿Para qué levantarte un nuevo día si lo único que te espera es una copia del anterior? Aquí está el diario de Kate Hudson, adolescente mediocre de 17 años. Día tras día sufre ansiedad y no ve nada más que la oscuridad en la que está sumida, pero de...