Capítulo 10: Uniones de manos equívocas.

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-No intentes ligar conmigo, y para que lo sepas, no araño.

Adopta un muy exagerado gesto de falsa indignación para dramatizar, sin lograrlo, las palabras que tienen más razón de la debida:

-De acuerdo, no arañas-medio admite sin disminuír su gesto de indignación.

Suspiro en un gesto de cansancio y me dirijo a él, cargando mi voz en todo el sarcasmo que me es posible:

-A ver, mi niñito, ¿por qué haces pucheros?

Reprime una sonrisa y entorna en mis ojos la misma mirada que mi padre usaba con el único fin del reproche:

-Hoy a la mañana, estaba realmente preocupado por ti, pero tu reacción al preguntarte si estabas bien fue irte-evalúo cuánta culpa tengo y si debería pedirle perdón, tras unos segundos de silencio niego mentalmente.

-No me preguntaste si estaba bien, me preguntaste qué me pasaba. No nos conocemos a penas. No tienes ningún derecho meterte en mi vida- le dedico una mirada que pretende ser dura.

Esboza una sonrisa triste que se refleja más en mi corazón que en su rostro.

-No puedo aceptarlo, quiero meterme en tu vida, quiero formar parte de ella-me mira con sus ojos tristes, le comparo mentalmente con un cachorrito.

Aparta una mano de su regazo y comienza a acariciar mi pelo en un gesto dulce. Le miro con un esbozo de una sonrisa no tan cariñosa como debía serlo, intento entonces poner el máximo de dulzura posible en mi voz para decir:

-¿Sabes que no tienes ninguna oportunidad de acostarte conmigo, verdad?-Mi sonrisa se torna entonces burlona y me regala otra de vuelta.

Bajo a su regazo la mirada, sin embargo él no aparta la mano de mi pelo, me gustaría quejarme, pero tras años de un completo autorechazo de cualquier tipo de contacto físico no familiar esto es, desgraciadamente, muy agradable. Me envuelve su voz grave cuando Mike me dice, con un tono sarcástico:

-He dicho que quiero meterme en tu vida, no entre tus piernas.

-Dudo que haya probabilidades de que eso ocurra, no te prometo nada-le digo sonriente.

Mike ríe con la mirada y coloca la mano que acariciaba mi cabeza en mi mejilla, introduciendo sus dedos en mi pelo, me sujeta con una firmeza tan dulce...Se parece a un músico agarrando cariñosamente su instrumento. Clava sus pupilas en mis asustados ojos azules. Noto como se acerca lentamente a mí y cierro los ojos, sin saber qué hacer. Nervios infundados se apoderan de mí, mente en blanco. Estoy bloqueada.

Se detiene a escasos centímetros de mi boca, mirándome como si me pidiera un favor. Sube con sus labios hasta mi frente y los apoya en ella con un suave movimiento. Se aparta entonces de mí para observar divertido mi cara de miedo.

-¿Tanto miedo doy?-Pregunta entre carcajadas.

Rompo en carcajadas ante el absurdo de la situación. Le doy un golpe con el puño cerrado en su hombro y me llevo las manos a la cara, sin dejar de reír.

-Aparta las manos, si me pegas al menos merezco verte con una expresión facial que no exprese un "mátame por favor"-dice y aparta las manos de mi cara, aprisionándolas detrás de mi espalda con la fuerza de solo una de sus manos.

-Por favor, que esto no acabe en una violación.

Ríe de nuevo, me abraza y susurra en mi oído:

-Todo va a ir bien, quiero ayudarte.

Asiento y entonces se separa de mí con una sonrisa radiante dibujada en su rostro. Antes de que pueda contestar un "no necesito tu ayuda" oigo sonar el timbre detrás de nosotros. Mike se levanta del suelo mirándome, con su mano protegiendo la mía. No tardamos en ver una estampida de adolescentes acompañados de sus insoportables hormonas, siempre pensé que eran las hormonas las que hacían comportarse así a todos ellos, a desplazar lo que no les gusta y destrozarlo hasta que no quedan más que pedazos. Pero ahora sé que no tiene nada que ver con eso, simplemente la raza humana es y será una mierda.

La mano de Mike no se suelta de la mía, nunca sabré si él sabía que estaba sujetando mi alma y no mi mano. Es en estos momentos, cuando siento los dedos de un humano aferrándose a mi cuerpo y no dejándome ir que no sé si creer en la humanidad.

Les observo pasar, a todos ellos. Algunos ríen carcajadas falsas que otros compensan con sonrisas reales. Algunos bajan la cabeza, dejando en sus siluetas un deje de inferioridad aceptada, otros elevan el mentón al techo, mirándonos como si no merecieramos siquiera la vida, mirándonos como si él fuera quién de denegarnos vivir.

Así que les observo mientras pasan, a sus falsas y verdades felicidades, a sus egos por las nuves y por los suelos. No puedo evitar preguntarme si yo también soy transparente.

Los veo como un grupo, una masa. No los observo individualmente, no me interesan. Pero, por supuesto, hay una excepción, siempre la hay. Mi excepción brilla entre la multitud por su pelo rojo fuego, no puedo evitar mirarla, es preciosa.

Recorro su figura con la mirada, pero no tardo en llegar a sus manos, a sus dedos entrelazados con los de una acompañante preciosa. Doy un paso atrás y ahogo un grito al verlas. Mike no tarda en ver mi expresión de decepción, me dice en tono consolador:

-Lo siento, debí haberte avisado. Es la persona más falsa y gilipollas que he conocido en toda mi vida, pero según Beth es "perfecta"-hace un gesto exagerado mientras entrecomilla con los dedos la última palabra que pronunció.-Utiliza a Beth, pero ella no quiere darse cuenta.

-No debería tener que darse cuenta ella sola, deberías ser capaz de que razonara. ¿Por qué no hablas con ella?-Trago saliva para evitar que me tiemble la voz.

-No la conoces, nunca me haría caso.

Me encojo de hombros sin mediar más palabra. Acompaño con la mirada a la pareja, que se despide con un beso. Mike aparta la vista y comienza a caminar hacia clase, sujetando aún mi mano entre las suyas.

-¿Sabes? He intentado hablarlo con ella, pero no me hace caso. Siempre evita el tema o dice que no tengo ni idea de su relación, que tiene plena confianza en ella y todas esas mierdas que dice la gente aún teniendo unos cuernos que casi chocan contra las puertas.

-Si evito el tema es porque no lo afrontaste con suficiente seriedad. Dudo que sepas poner una expresión que no sea esa estúpida sonrisa que llevas contigo siempre-le acuso seria.

-¿Qué pretendes que haga? ¿Pretendes que le grite que su novia es una zorra y que la engaña?-Se para en seco y me gira con una expresión de tristeza que no pensé que vería en él.-Joder Kate, no puedo hacer eso-niega con la cabeza sin mirarme a los ojos.

-Quizá eso sea lo mejor para ella-le digo sinceramente.

-Puede ser que que tengas razón, pero no quiero ser yo quién le haga daño.

Se dibuja en mi rostro una expresión de desacuerdo. Por unos momentos decido dejar la discusión, pero eso no sería propio de mí, no estaría siendo yo.

-De acuerdo, entonces prefieres que tu mejor amiga se pase su vida felizmente engañada a contarle la verdad por miedo de que se enfade-le espeto.

Suelta mi mano y se apoya contra una de las paredes de mi clase, deja caer la vista al suelo. No me mira antes de entonar su voz en un timbre triste y articular un decepcionante:

-Quizás.

-Eres un amigo horrible.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2017 ⏰

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