Mirror

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Regina

-¡Madre!- Grité. -¡No!-

-Ah...- Me desperté sobresaltada. Mi agitada respiración llenaba la habitación de recuerdos espantosos.

Tan solo había sido otra pesadilla. La imagen de mi madre arrancando el corazón de Daniel, él cayendo muerto, yo sujetandolo entre mis brazos... En decir verdad, llevaba un tiempo sin soñar con ello, desde que Emma llegó a la ciudad.

Fui a comprobar que Henry durmiera seguro. Recorrí todo el pasillo, ni rastro de la sheriff. No estaba en ninguna habitación, no estaba con nuestro hijo y tampoco en el baño. Eran las tres de la mañana, y una mente perturbada como la mía que había perdido tanto, solo podía pensar en lo peor.

Bajé corriendo las escaleras y vi la luz de la cocina encendida.
Estaba allí, con un vaso lleno de agua.

-Por dios...- Me sentí aliviada.

-¿Estás bien?- Se preocupó. -Has vuelto a quedarte pálida.-

-Si, yo...- Sacudí la cabeza.

-Reconozco esa mirada. ¿Una pesadilla?- Acertó pasandome el vaso de agua.

-Gracias...- Bebí.

-¿Quién es Daniel?- Se sentó sobre la mesa. -Susurrabas su nombre en sueños.-

-¿Que?- Pasé por alto que se sentara en mi cara mesa. -¿En serio?-

La rubia asintió. -¿Quieres contarmelo?-

-Pues la verdad...- Dudé si era bueno rememorar un hecho tan terriblemente doloroso.

-No hace falta si no quieres...- Me convenció.

-Esque...fue hace mucho tiempo...- Expliqué hundiendo la mirada en el vaso. -Fue mi primer amor...-

-¿Y qué pasó?-

-Mi madre pasó.- Subí la mirada. -Él era el palafrenero y yo tenía que ser reina...-

-¿Tu madre os separó?- Inocente de ella.

-No...- Me hizo reír. -Ella estrujó su corazón delante de mi...y me obligó a casarme con un viejo...-

-Lo siento...- Dijo preocupada.

-Ni que fuera culpa tuya...- Volví a reír con los ojos cristalizados. -Fue tu madre la que se lo contó todo...-

-Es horrible...- Se acercó a mi y puso su mano sobre mi brazo. -¿Que edad tenías?-

-Dieciséis...- De pronto recordé todas aquellas cosas que creía enterradas hace mucho. -Tenía dieciséis...-

-Eras solo una niña...- Pareció sorprendida. -¿Tu madre lo permitió?-

Me costó coger aire. Miré hacia arriba para evitar ponerme a llorar como una estúpida y suspiré. Tal vez fue por la hora, por la pesadilla o los recuerdos retenidos durante tantos años, pero sentía que ya no podía cargar más con este peso. Me estaba quedando sin aire, se me hizo un nudo en el cuello que palpaba como las manos de Leopoldo cuando me ahogaba.
Idiota de mi, cerré los ojos intentando que no se notara que el escalofrío que sentía venía provocado por el tacto de sus manos recorriendo mi cuerpo.

-¿Regina?- Los brazos de la sheriff me rodearon al verme tambalearme.

Pero ya no podía abrir los ojos, por mucho que lo intentara. No podía volver con Emma, estaba atrapada en ese castillo otra vez.

-¡Regina!- Me desmayé en sus brazos.

Es sorprendente como, si cierro los ojos, parece que nada ha cambiado.

Hold My HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora