Sweet Dreams

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Emma

Lo primero que hice fue comprobar que Regina siguiera a mi lado. Allí, estirada sobre las sábanas blancas; con un brazo extendido y el otro sobre el estómago.

Mi impulso era el de besarla en los labios para que despertara, pero no sería una buena idea.

-Eh...- La toqué con un dedo. -Regina...- Le moví el brazo para que despertara.

-Mm...- Resultó ser lo más adorable que mis ojos han visto nunca.

-Ya es de día...- Recé por que no quisiera hablar del tema.

Fue todo muy embarazoso, al menos para mi. Ella se levantó de la cama como si nada y se retocó el pelo en el espejo.
Por un momento me hizo creer que no había pasado.

-Cuando quieras hablar de lo de anoche...- Cruzó la puerta. -Ya sabes donde encontrarme...-

Vaya...así que si había pasado. No sé si esque esperaba que lo hubiera olvidado todo de alguna forma mágica, o tal vez que todo hubiera sido un sueño, una broma pesada...

No sabía si salir de la habitación y enfrentarme al interrogatorio de ahí abajo, pero no podía permanecer allí por mucho más.

Me aventuré a bajar las escaleras y me encontré con la misma escena de hacía unos días. Henry sentado a la mesa, Regina cocinando tortitas y un plato sobre la mesa para mi.

-Eh...- No supe que decir.

-Mamá, me alegro de que estés bien.- Henry me abrazó y volvió a su sitio.

-Regina, yo...no era necesario...-

-A Henry le preparaba tortitas siempre que tenía pesadillas...- Dejó el plato rebosante sobre la mesa. -O al menos lo hice hasta que empezó a usarlo como excusa para desayunar tortitas.-

-Me causaste una grave adicción de tortitas, mamá...- Bromeó cogiendo unas cuantas.

-Entonces supongo que es hereditario...- Le dediqué una fugaz sonrisa antes de recordar que solo estaba siendo amable conmigo.

Regina se llevó su taza repleta de café a la boca, desviandome la mirada de la taza a los labios. Maldita sea, me lo pone muy difícil para no fijarme en ella.

-¿Qué harás ahora?- Preguntó sacandome del trance.

-¿Que?- No la entendí.

-¿Casa, padres..?- Recordó haciéndome sentir estúpida.

-Su..supongo que allí no seré bienvenida y...- Mi plan siempre había sido el de lograr que Henry y Regina arreglaran las cosas y marcharme, pero no podía dejarlos...

-Si no arreglais las cosas, volverán a intentarlo.- Aseguró. -Quieren a su hija, Emma, y un padre puede hacer mucho daño si cree que está luchando por su hijo...-

-¿Lo dices por experiencia?- A penas dejé que acabara la frase. -Mis padres no son tu, Regina...ellos son mucho peor...-

-¿Que?- Dió la sensación de que esperaba salir malparada en mi comentario.

-Tu jamás le habrías hecho daño a Henry...- Ambos sonreimos.

-Yo quería protegerlo de la Salvadora...- Se levantó para dejar su taza en el fregadero. -Tus padres quieren protegerte de la Reina Malvada...-

-Pues quédate aquí.- Sugirió Henry.

Yo me atraganté con la leche.

-Si intentan hacer algo, estaremos cubiertos.- Ideó.

Hold My HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora