ESPERANDO

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"Te estás jugando la vida, Stiles. ¿Qué estás haciendo?" se preguntaba mientras continuaba pedaleando y alejándose de la civilización.

Encendió el faro de su bici cuando se desvió hacia el camino de tierra que llevaba al bosque, donde ya no había farolas que iluminaran el camino.

Eso de ser cazador debía de llevarlo en la sangre, pues aunque estuviera muerto de miedo no podía dar marcha atrás, y todo lo que podía hacer era continuar.

Sólo necesitaba asomarse a la casa de los Hale, comprobar si Derek era o no un hombre lobo y regresar sano y salvo a la suya.

Apagó la luz cuando vislumbró la casa a lo lejos. La luz del porche funcionaba, aunque parpadeaba, y la luna llena también actuaba como fuente de iluminación.

Se bajó de la bici y la empujó a través de los árboles y la hierba, apoyándola en un tronco cuando estuvo cerca de la casa.

Vio el Camaro aparcado junto a la misma, pero no a Derek. Debía de estar en el interior de la casa, haciéndose la cena o...

"O transformándose" se temió, tragando saliva.

No iba a ser capaz de ver nada si se quedaba allí parado. Necesitaba salir del bosque y acercarse a la casa.

Deseó en ese momento llevar algún arma consigo, pero sus padres nunca le permitían ir armado por motivos de seguridad, irónicamente, ya que si le pillaban llevando armas siendo menor y sin licencia les caería una buena a los mayores.

Tocaba ser valiente y aproximarse con las manos desnudas. Dejando la bici apoyada contra el árbol, comenzó a caminar a hurtadillas hacia la casa, mirando en todas direcciones por si le veía aparecer desde otro lugar. Se veía algo de luz en una de las ventanas del piso de abajo. Decidió acercarse ahí para asomarse, ya que Derek seguramente se encontraría en esa estancia.

Llegó hasta la misma, apoyando las manos en el alféizar. La ventana estaba a dos cabezas por encima de la suya, de manera que tenía que ponerse de puntillas para intentar ver algo. Al ver que seguía sin poder asomar la cabeza, apoyó también los codos para intentar impulsarse hacia arriba, con las zapatillas pegadas a la pared de ladrillo para escalar.

Su teléfono móvil sonó en ese momento, haciéndolo sobresaltarse y cayendo de culo al suelo.

Miró la pantalla.

"Papá Sam"

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"Papá Sam". No había encontrado mejor momento para llamarle.

Colgó y se levantó a toda prisa. Era hora de huir antes de que fuera demasiado tarde.

Oyó que la puerta de la entrada se abría y echó a correr. Estaba a punto de alcanzar la bici cuando sintió la mano de Derek tirando de la capucha de la sudadera y ahorcándole durante unos segundos.

EL LOBO Y EL CAZADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora