QUE OS GUSTE MUCHO

1.8K 164 101
                                    



5

Mochila al hombro, Stiles se dirigió al garaje para coger su bicicleta a la mañana siguiente. Su sorpresa llegó al no hallarla por ningún lado y recordar que se la dejó olvidada en el bosque, delante de la casa de Derek.

Regresó al comedor, donde sus padres terminaban de desayunar.

—¿Podéis llevarme al instituto?
—¿Qué le pasa a tu bici?—le preguntó Sam, que leía el periódico local en busca de noticias interesantes.
—Me la dejé en casa de Scott—mintió—. Ayer me acercó su padre en el coche.
—Yo le llevo—le dijo Dean a su hermano, acabándose el café y levantándose.

Montaron en el Impala. Dean se quedó mirando a su hijo y sobrino, que observaba el salpicadero con atención.

—Dentro de poco te enseñaré a conducir—le prometió. No sabía que la mirada del castaño se debía a que estaba recordando el coche de Derek y comparándolo con aquel—. Así podrás fardar de cochazo delante de tus amigos. Pero eso sí, como le hagas un solo rasguño...
—Creo que prefiero seguir con la bici—se rió—. Iré a buscarla luego a casa de Scott.
—Dime la verdad—Se puso tan serio que el chico se asustó. ¿Habría descubierto algo?—. Ayer no te invitaron a cenar a casa de Scott, ¿verdad?
—¿Qué?—Sintió un nudo en la garganta—. No... No sé por qué pre...preguntas eso, papá.
—Te invitaste tú mismo para librarte de cenar pescado con nosotros.
—¡Ah!—Intentó que su suspiro de alivio no sonara demasiado evidente—. ¡Sí, claro! Le... le pedí a Scott que por favor me dejara cenar con ellos. Me has pillado.
—Pues no te vas a librar—Sonrió de medio lado mientras miraba la carretera—. Te hemos guardado tu parte para esta noche.

X X X

—Espera, espera...—lo frenó Isaac. Stiles les estaba contando todo lo sucedido de carrerilla a la hora del almuerzo—. ¿Qué Derek Hale te invitó a una pizza? ¿El mismo Derek que conocemos?
—O tiene un hermano gemelo—bromeó Stiles—. Aún sigo alucinando de que se portara tan bien conmigo. Y Jackson no me ha vuelto a molestar. Es genial, ¿no?
—No sé yo, tío—dudó Scott—. Yo no me fiaría de un Hale, aunque sea por seguridad.
—No es como aparenta, en serio—les explicó—. Estuvimos riéndonos un rato. ¡Riéndonos! Es un chico divertido, lo que pasa es que necesita amigos.

Y había comprobado que no era un hombre lobo. Aquello le daba vía libre para seguir conociéndole. Le había caído bastante bien.

—¡Espera!—exclamó McCall—. ¡Yo sé lo que te pasa! ¡Te gusta Hale!
—¡Sssch!—Se inclinó hacia delante, ya que estaba sentado delante de él, y le tapó la boca—. No lo digas muy alto.
—O sea, que es verdad—continuó Isaac, junto a Stiles, dándole un codazo—. Te gusta.

Las mejillas del castaño se tornaron rosadas, e intentó disimular su vergüenza dándole un mordisco a su bocadillo.

Sus dos amigos se miraron entre ellos y arquearon las cejas.

—Mira, Stiles—le dijo Scott mientras Isaac le daba una palmada en el omoplato—. Lo pillamos, ¿vale? Te ha molado Hale y no es de extrañar, ya que está potente. Pero ten cuidado, ¿vale? Intenta conocerle mejor antes de dar un paso más.
—Además, te recuerdo que eres menor—siguió Isaac—. Tú tienes dieciséis años, y él debe de tener...
—Casi veintiuno—respondió por él, haciendo que sus amigos volvieran a arquear las cejas—. ¡¿Qué?! Ya os he dicho que estuvimos como dos horas hablando. Además, ¿qué pasa si nos liamos? Tampoco hay tanta diferencia de edad.
—No dejas de ser menor de edad y él mayor—le explicó Scott—. Imagínate que tus padres se enteran, no están de acuerdo y lo denuncian. Le pueden meter en la cárcel y todo.
—Eso no pasará—le aseguró—. Además, ni siquiera sé si le van los chicos. Sois vosotros los que me estáis liando, así que dejad de comerme la cabeza.

EL LOBO Y EL CAZADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora