Podía decir con orgullo que después de ocurrido ayer en el baño de los profesores aún podía mirarla a los ojos. No tenía porque sentirme mal, era un hombre común que se sentía atraído físicamente hacia un mujer. Pero lo que más me desconcertó al día siguiente fueron las miradas que me ofrecía la señorita Mayer.
Aunque ese mismo día no impartiría clase a su grupo, cada vez que tenía algún momento fuera de los salones, me la encontraba obsequiándome sus hermosos ojos puestos en mi. Pero había algo diferente... sus ojos contenían un brillo pícaro y sensual que me dejo extasiado con sólo verlos.Por más de que quisiera que mi ojos no se posaran en la señorita Meyer, tenían mente propia. Era inevitable no hacerlo.
Al terminar las clases ese día tenia en mente quedarme en mi pequeño hogar a para hacer completamente nada, pero mis planes fueron a parar al basurero al ver que tenia una llamada entrante de mi hermano.
Derek Cavill puede ser un hombre apuesto para muchas mujeres, el hijo perfecto para mis padres, pero en mi presencia es el ser humano mas molesto, sarcástico e imposible de tratar en ocasiones especiales. Su trabajo como pediatra lo tiene siempre ocupado pero de vez en cuando le quita algunas horas a su trabajo arduo para pasarlo en familia. A sus treinta y siete años aún seguia soltero, pero su vida entera es su pequeña niña de 3 años llamada Lydia. Es la niña mas traviesa y hermosa que jamas he viste. Es la princesita de la familia Cavill.
-¿Que tal hermanito? -es lo primero que oigo al contestar- hace mucho que no hablamos, ¿estas tratando de evitarme?
-Derek, ¿porque te evitaría? -respondí fastidiado- vivimos en ciudades distintas, no tendría que evitarte para no verte, tu cara no la veo todos los días.
Escuche su risa ronca y no pude evitar reírme también. Mi hermano podrá ser imposibles pero es el único que tengo y lo quiero mucho, aunque decir eso en voz alta en su presencia me sentenciaría a una vida llena de molestos comentarios de su parte.
-Yo también te quiero hermanito -dijo- Mamá y papá querían hacer una cena esta noche porque nos extrañan y esas cosas de abuelos que no entiendo aún.
-Esta bien, ¿tengo que ir con alguien? - pregunte temeroso.
Su risa volvió a oírse atravesar de mi teléfono, haciendo que mis ojos quedaran blancos por su inmadurez.
-¿Tú... con alguna mujer? -rió- a veces me pregunto porque en vez de ser profesor no fuiste comediante.
-Si, muy gracioso Derek.
-Es en serio Henry, ¿aún no conociste a ninguna que atrapara y secuestrara tu corazón para siempre? Como en aquellas películas que nos hace ver Lydia.
La madre de Lydia el mismo día que se dio cuenta que esperaba un bebé hablo con mi hermano sobre que nunca quería tener un hijo, menos aún sabiendo que era de alguien de quien nunca quiso. Es por eso que llegaron a un acuerdo de que cuando diera a luz al bebé Derek tomara custodia completa de su hija. Y hasta la fecha nunca supo de la madre, pero el es un buen padre y no necesita de nadie mas para serlo.
-No aun no encontré a mi princesa, pero para eso tengo a Lydia ¿no? - dije con una sonrisa en mi rostro.
Cada vez que Lydia venia a Londres se quedaba en mi casa, tiene una habitación especial para ella. Era totalmente rosa, tenia muchos unicornios y su cama era un castillo de madera pintado. Solo lo mejor para mi princesa.
-No uses a mi hija para evitar tener a alguien, querido hermanito.
-Lo se, ahora déjame en paz.
Derek solo se ríe, y termina por colgar luego de un amistoso "adiós hermanito" de su parte.
Al segundo después de colgar llame a mi madre, confirmándome lo que había dicho Derek y ademas, insistiendo en que tendría que ir cuanto antes a su cuidad ya que la cena seria en la noche. Corrí en busca de lo poco que necesitaría ya que no seria un viaje largo.
Después de un baño rápido y haber arreglado mi pequeño bolso de mano, me dirigí a mi auto que ya funcionaba correctamente según me dijo el mecánico. Le creí, no existia otra alternativa, ahora debía usarlo para el viaje. Rezo a Dios para que no se dañe o sufra algún accidente en el recorrido hasta la casa de mis padres.
***
La acogedora casa de mis padres era mas antigua de la cuidad, mi hermano y yo nacimos y crecimos en la pequeña casa de doble planta. A lo lejos se veía a la sobra del árbol que se encuentra en el jardín delantero de la casa. Por las tardes, cuando era pequeño, Derek y yo nos la pasábamos allí sentados mirando el cielo, el contraste entre las hojas y el azul del cielo era magnífico. Debo aceptar que desde pequeño fui una persona de mucha curiosidad por lo que me rodeaba, y siempre molestaba a mi hermano para que me acompañara.
Pare el auto en el garaje de la misma, observando los autos estacionados. Uno azul y otro negro. Lo que quería decir que ya todos estaban, otra vez llegando tarde.
Toque la puerta y espere. En segundos la aguda voz de una niña se oyó a través de ella y la misma se abrió rápidamente. Me encontré mirando a una pequeña castaña que no llegaba ams allá de mis caderas. La princesa de la familia mostraba la sonrisa mas hermosa que haba visto en mucho tiempo, excepto por la señorita Meyer.
Traía puesto un vestido blanco sin mangas y una vincha con una flor. Estaba preciosa, sus ojos azules resaltaban y sus cachetes rosados estaban para comerlos y no soltarlos nunca.
-¡Tio gendi! - su voz me hizo sonreír de inmediato, al igual que su mala pronunciación, lo que la hacia mucho mas adorable.
Lydia estiro sus brazos para que yo la tomara, así lo hice y no me debute en besar sus hermosos cachetes. Sus carcajadas lleno el ambiente al igual que la voz de mi hermano.
-Llego mi hermanito, quien se apodera de mi hija cada vez que tiene la oportunidad.
Derek llegó desde mi derecha sonriendo engreído como siempre lo hacia tendiéndome su mano, la cual rechace y lo envolví en un abrazo fraternal con Lydia entre ambos. Mi sobrina chilló cuando presionamos su pequeño cuerpo.
-Hace mucho tiempo que no te veía hermanito, estas más alto y grande -rió- ya estás pasándome.
Baje a Lydia de mis brazos y miré a Derek. Su estatura siempre habia sido menor a la mía, muchas veces nos confundían diciendo que yo era el mayor, cosa que nunca le gustó a mi el.
-Algún día serás más alto, Derek... pero hoy no es ese dia.
La risa de mi madre pudo escucharse avisándonos que se acercaba a nosotros. La señora Miranda Cavill era una mujer hermosa, su cabello negro caía suave hasta sus hombros y los ojos cafés eran brillantes como la luna. Ya estaba entrando a sus sesenta años pero eso no la hacía menos preciosa. Llevaba puesto un vestido crema sobre las rodillas y de mangas hasta sus codos. Unas sandalias blancas adornaban perfectamente sus pies.
-Querido, sabes bien que no pasarás a tu hermano. Tú altura viene de mi familia, siempre te quedarás así.
Derek hizo una mueca de desdén y sonrió a nuestra madre. Faltaba poco para que el sol se fuera hasta el día siguiente.
-Madre, ¿necesitas alguna cosa más para la cena?
-Puedes ir con tu hermano a buscar algunas verduras para las ensaladas que aún no hice.
Mientras charlaba con mi madre, Derek tomó a Lydia, para así podernos ir de compras.
-Iremos a dar un paseo Lydia -le sonrió Derek.
Ella respondió con un "¡si!" muy feliz.
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Holaaaaaaaa
Este capítulo será en dos partes, pero no subiré hoy, quizá mañana o el domingo. Aún no se pero pronto. No puede publicar por un problemita que tuve pero ahora ya está solucionado.
Si hay algún error disculpen, cuando llegué a mi casa y tenga use mi computadora los arreglare.
En multimedia Dafne Hamilton, amiga de Eve.
Hasta pronto 😊😊
JulietaDaraSavage.
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Quiero Más De Usted
RomanceLa fantasía de una alumna, un profesor y de muchos otros. El deseo se hará cargo. No hay vuelta atrás. *Quería advertir que la historia contendrá escenas fuertes de sexo explicito, solo para mayores de edad. Si eres menor y deseas leerlos dejo...