Edward llevaba un par de días sintiéndose raro cuando estaba cerca de Luka, cuando le tocaba o le miraba con esa penetrante mirada le ponía nervioso, no podía sostenerle la mirada, se le aceleraba el pulso y ahora se sonrojaba cuando sonreía, no sabía que estaba pasando con él nunca había sentido eso, pero creía tener una pequeña idea de lo que era y eso le daba miedo, no quería estar enamorado de su mejor amigo por varias razones entre ellas esta que los dos son chicos y que se podría romper su amistad y ya no estaba acostumbrado a estar solo, necesitaba a Luka a su lado. A Luka le pasaba lo mismo, y no quería separarse de él, haría lo que fuera para estar con él, pero este no sabía que era ese sentimiento, el nunca sintió nada parecido, el era un demonio y carecía de sentimientos, pero le gustaba esa sensación y no quería que acabara nunca.
Luka se encontraba sentado en el sofá que se encontraba en el pequeño salón del apartamento de Edward. Estaba esperando a Edward ya que este se estaba duchando. Las paredes del salón eran de un gris claro y había un sillón negro, una pequeña tele, una mesita para el café y una mesa para comer. Luka miraba a su alrededor y no había mucha decoración, había muy pocas fotos, pero había una que le llamo la atención, en ella salía Edward con unos cinco años en un parque de atracciones y salía con otras dos personas que parecían ser sus padre, en esa foto se le veía muy feliz. El quería verle sonreír de aquella manera, quera verle feliz y sonriendo aunque sea una vez antes de que tengan que separarse.
Edward no paraba de darle vueltas a sus sentimientos hacia Luka, quería decirle a Luka todo lo que sentía pero algo dentro de él se lo impedía, le decía que si lo hacía algo pasara y no podrán estar juntos, estaba confuso no sabía si hacer caso a esa sensación o decirle lo que sentía.
—Ed, ¿te falta mucho? Necesito usar el baño—Dijo interrumpiendo los pensamientos de Ed.
—No, solo falta vestirme, en un momento salgo—Contesto rápidamente mientras salía de la ducha y se vestía rápidamente. —Ya puedes entrar, yo iré a preparar algo para cenar.
Cuando Luka salió del baño bajo las escaleras y se dirigió hacia la cocina para ayudarle a cocinar la cena, no le parecía bien que además de quedarse a dormir en su habitación el prepare solo la cena. Cuando entro a la cocina se encontró a un Edward muy centrado en lo que hacía y con un delantal, que parecía que perteneció a su madre. Le gustaba verle así, se le veía feliz y tranquilo y no quería ser el culpable de que Edward vuelva a ser el mismo de antes, no podría perdonárselo.
Edward sentía que alguien no dejaba de mirarle, sabía quien era ya que solo estaban él y Luka, y el hecho de que fuera Luka el que le miraba le ponía mucho más nervioso. Quería saber porque no dejaba de mirarle pero no se atrevía a preguntárselo, cuando se giro para dirigirse hacia le nevera vio la penetrante mirada de Luka, tenía un extraño brillo y estaba sonriendo, era le segunda vez en un día. Antes de que abriera la puerta de la nevera sintió la mano de Luka sujetar su muñeca, al sentir ese contacto se le erizo la piel, y no podía evitar sonrojarse más de lo que ya estaba.
Luka no sabía porque había hecho eso, fue un impulso ni siquiera lo había pensado. Luka se dio cuenta del sonrojo de Edward y no pude evitar conmoverse y abrazarle, le resultaba tierno verle con esa cara. Notaba lo nervioso que estaba Ed pero no sabía por qué y empezaba a creer que no le correspondería el abrazo, pero se sorprendió al sentir sus brazos a su alrededor y su cara hundida en su pecho. Volvía a sentir ese sentimiento tan cálido pero a la vez extraño. Empezaba a pensar que debería contarle todo a Edward y pensar en una solución para estar los dos juntos.
—No te alejes nunca de mi— susurro Luka para sí mismo pero Ed lo llego a escuchar, dejándolo desconcertado por lo que acababa de decir. —Bueno deberíamos seguir cocinando que a este paso nunca vamos a cenar.
Dicho esto los dos se pusieron a cocinar y una vez hecha la cena Ed le llevo a su habitación a Luka y él se fue a la de sus padres.
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Amor infernal
RomanceEl amor nos llega a todos, ya sea tarde o temprano, pero nuestros protagonistas nunca se imaginaron que se enamorarían y menos de quienes lo harían y menos todo lo que tendrían que pasar.