Third

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Las piernas me empezaron a temblar mientras con cada paso que daba me acercaba mas al salón de clases, sentía una molesta sensación de deja vu.

Pero no sobre la primera clase, en aquel entonces no sabría que alguien guapo y mucho menos William (él no solo era guapo, su presencia era imponente, difícil de ignorar) esto se parecia más a las veces en las que había tenido que verlo en clase después de saber sus intenciones, después de que le diera una mamada en la biblioteca... Si, eso estaba mas cerca.

-Joselyn- antonie me saludo con entusiasmo, había reservado un asiento para mi. Y gracias a dios, William aun no había llegado.

-hey!- respondí con una sonrisa sintiéndome mas relajada.

Era mas difícil fingir porque ya no era solo una cosa de follar y dejar. Ahora estamos juntos, si nos descubrían William perdería su empleo y yo seria expulsada.

Pero, sin presiones.

Sacudió la cabeza y comencé a charlar con Antonie, su personalidad burbujeante me hizo fácil olvidar lo mucho que arriesgaba si no me controlaba.

El salón empezó a llenarse y poco después, William con toda esa aura que lo hacia irresistible llego.

Fueron las dos horas mas miserables de mi vida. Agradecí a todos los santos por tener a Antonie, me había hecho reír y me había distraído en gran parte. La clase era una de las que mas me interesaba y había logrado incluso participar. Pero ver a William moverse por el salón, inspirando autoridad... Jesús, quería tan mal que me follara.

Una vez se termino, me despedí igual de fría y cortante como si él no fuera el hombre que me había robado el corazón y camine con Antonie y su nueva conquista a nuestra próxima clase.

El día pasa de forma lenta mientras voy de una clase a otra en algún punto Antonie desapareció y me dejo en medio del campus para irse con una chica que no reconocí.

William me había mandado un mensaje de texto para decirme que llegaría un poco tarde que me pasara por su oficina para tomar las llaves del apartamento.

Mi toque fue suave e inseguro en la puerta de su oficina.

-entre- su voz cortante me hizo encogerme

-hola- dije en cuanto entre. De inmediato la expresión de William se suavizo

-Joselyn- la sonrisa que acompañó mi nombre me hicieron derretir

Levantándose y antes de que pudiera rechistar. William me beso, como si estuviera muerto de ansias.

-eso fue inapropiado profesor- le dije con una sonrisa cuando sus labios dejaron los mios

-quiza- concordó -pero no podrá discutir que era necesario-

-como de costumbre, profesor tiene usted toda la razón-

William, riendo me entrego las llaves, habían varias pilas de papeles sobre su escritorio

-esto no me tardara más de una hora- dijo con una mueca -o eso espero-

Le dio un breve beso en sus labios fruncidos -tendré lista la cena-

Los ojos de William brillaron con perversión.

-hablo de comida- dije sintiendo el familiar anhelo tensar mis muslos

-vete antes de que decida que es mejor follarte sobre el escritorio-

Una vez abrí la puerta mire sobre mi hombro -quizá profesor- le dije con una sonrisa picara -follar hubiera sido justo lo que su alumna deseaba- mi voz era baja y seductora

William contuvo el aliento y luego me sonrió -vas a pagarmelas, Joselyn- su sonrisa se ensancho -you've been a bad girl-

Con la promesa de un castigo y sexo deje la oficina de William y la universidad para tomar un taxi hasta el apartamento de William.

No me tomo mas de 15 minutos llegar a su edificio.

-Señorita Joselyn- Jeffry el portero me saludo con entusiasmo, nos habíamos visto un par de veces.

-Hola, Jeffry- lo salude de vuelta -¿como esta?-

-muy bien, señorita- respondió y antes de que pudiera seguir mi camino me detuvo -señorita!-

Me voltee -si?-

-esta mañana olvide entregarle la correspondencia al señor Knight- troto hasta donde estaba y me paso un manojo de sobres

-Gracias- dije y me despedí.

Sin prestar mucha atención deje los sobres en una esquina del la isla, puse algo de musica y me dedique a cocinar.

Entre canción y canción termine la cena y mientras cantaba y me movía al ritmo de la musica tumbe un puñado de los sobres al piso.

Bufando me agache y los recogí rápidamente.

No era mi intensión mirarlos pero la palabra hospital simplemente no pudo pasar desapercibida.

La dirección decía

Nightingale Hospital

El pulso comenzó a retumbar en mis oídos cuando mire el nombre del remitente. Mi trasero cayo pesadamente en el piso, mientras las letras parecían abarcar todo el papel del sobre como miles de sellos manchando el papel.

From: Amelía

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