Título: HOT.
Anime: K-project.
Pareja: Suoh Mikoto x Munakata Reisi (MikoRei)
Género: lemon, romance.
Notas: leve fetiche de los pies en este fic, no tengo claro el por qué.
El calor era tal que resultaba asfixiante salir a la calle, y mucho más llevar ropa pegada al cuerpo; cómo lamentaba Reisi ese uniforme que siempre llevaba en su trabajo. La jornada no duró más que otros días, pero el calor, ese sofocante calor -con más de 30 grados- lo hacía insufrible; quizá debería barajar la opción de crear un nuevo uniforme más fresco, adecuado para el verano... o quizá sólo le bastaba con quitarse la chaqueta, más de un soldado se lo sugirió, ¿pero cómo iba él, el Capitán, mostrarse sin el uniforme completo? Una falta de respeto, primero contra su propio orgullo, y luego hacia el resto; las condiciones meteorológicas no debían influir en sus labores.
Más que agradecido regresaba a su apartamento, sufriendo el calor ya por la noche, la temperatura no bajaba un solo grado, incluso aunque el sol ya se hubiera escondido. Suspiró decaído comprobando que el aire acondicionado no funcionaba, "qué inoportuno momento para estropearse", pensaba molesto andando hacia la sala tras quitarse los zapatos. Optó por dejar cerradas las ventanas, pero al menos correr las cortinas, quizá dejando las luces apagadas y mirando la vista nocturna de la ciudad el calor menguaría de alguna manera. Cuán equivocado estaba, la temperatura no se inmutaba; aunque debía admitir que las luces de los edificios junto al brillo de la luna eran bonitas en cierta manera.
Embelesado por el paisaje pero irritado por el calor se echó boca arriba en el suelo, al menos su madera se mantenía medianamente fresca. Se quitó las gafas y las dejó por algún lado, luego deslizó sus manos por sus piernas quitándose poco a poco el pantalón, lo arrojó a la dirección contraria. Lo siguiente fue la molesta chaqueta, ésta la lanzó con más rabia; alzó la pierna y se deshizo de sólo un calcetín, suspiró acomodándose y comenzando a desabrochar los botones de su camiseta, dejando a la vista su pecho.
Sin embargo, y pese a irse refrescando a medida que se iba quitando prendas, se detuvo soltando otro suspiro, más cansado esta vez.
— Buenas noches, Suoh. — saludó girando su cabeza hacia la derecha, por el pasillo podía ver aparecer la silueta del pelirrojo.
— Hace un calor horrible, ¿no crees? — sonrió deteniéndose a pocos pasos de él.
— No mejorará teniéndote aquí. — le miró curioso pues era extraño que no llevara su usual chaqueta negra, "supongo que hasta tú tendrás calor de vez en cuando", pensó— ¿Cómo has entrado?
Mikoto movió su mano izquierda, mostrando una reluciente llave, jugando con ella entre sus dedos; Reisi rió un poco volviendo con la camisa, el calor seguía estando allí, debería quitarse la ropa y refugiarse bajo el agua fría de su ducha.
— Se supone que un stripteasse va acompañado de un baile erótico, Munakata, ¿dónde está tu baile?
— No digas estupideces. — cerró sus ojos suspirando, concentrado en los pocos botones que le quedaban.
— ¿Tienes algo frío para beber? — preguntaba poniendo rumbo a la cocina.
— Algo debe haber. — tapó sus ojos con el dorso de la mano, la camisa ya estaba desabrochada pero el calor no se iba, ¿por qué era una sensación tan sofocante?
— Es algo triste que sólo haya té para beber. — decía el pelirrojo regresando con el otro, sentándose a su lado. Abrió la lata de té helado que rescató de la nevera y le dio el primer sorbo.
— Tengo calor, Suoh, — decía— déjame un poco de té. — pidió sin mover la mano de donde estaba.
Mikoto dio otro sorbo a la bebida, pero esta vez no tragó, se inclinó hacia el peliazul hasta besarle; el té no tardó en viajar de uno a otro en medio del beso, Reisi agradeció esas gotitas que se deslizaban por su comisura, llegaban a su cuello y lograban refrescarle.
La lata se acabó tras varios 'intercambios' más, sin embargo los besos se mantenían. Es más, incluso si Mikoto deseara apartarse, el menor no se lo permitiría: una de sus manos jugaba con el collar negro que caía por su cuello, y la otra sujetaba mínimamente la tela de su camiseta.
— Quiero fumar.
— Olvídate del tabaco ahora, Suoh. — refunfuñó alzando las manos, acabó rodeando su cuello y atrayéndole del todo a él; ya tenía calor, supuso que un poco más no importaba.
— No deberías interponerte entre un fumador y sus cigarros, es peligroso. — sonreía yendo hacia sus labios.
— Más peligroso sería que me ignoraras, Suoh. — una orgullosa sonrisa cursó su rostro antes de besar al otro.
En cuestión de minutos ya tenía al monarca sobre él, prácticamente devorándole a cada beso que le daba, sus ardientes manos le acariciaban sin resto alguno de pudor o duda, pues no era ni de lejos la primera vez que delineaban su cuerpo desnudo; Reisi jadeaba, el calor cada vez iba a más, ¿cómo sofocarse cuando era el Rey Rojo en persona quien le tentaba de aquella manera? La lengua del pelirrojo bajaba lentamente por su abdomen, provocando no sólo que todo su cuerpo temblara sino que su espalda se arqueara de manera involuntaria.
— ¿Impaciente?
— No dignificaré eso con una respuesta, Suoh. — una cosa era que su cuerpo estuviera terriblemente excitado, otra muy distinta era que el monarca azul sucumbiera ante tal placer.
— No hace falta que respondas, incluso sin hablar eres bastante honesto.
Era irritante, esa voz malvada y arrogante era demasiado irritante a sus oídos... ¿debían ambos molestarse continuamente? Por unos segundos pensó en algo así como el amor, ese amor empalagoso entre las parejas más jóvenes... lo siguiente que pudo sentir fueron arcadas, sólo imaginar dicho comportamiento con el mayor atentaba contra su dignidad como persona.
"Es que ni de broma..."
— ¿En qué piensas, Munakata? — preguntaba Mikoto con curiosidad— Tienes una cara divertida ahora.
— E-en nada... que te interese...— suspiró, costaba horrores hablar de manera correcta con ese duro visitante abriéndose camino en su interior— Ahh...
— Parece que te estás derritiendo por dentro.
— C-cállate... e-es por el calor...
— Di lo que quieras, — sonrió comenzando a moverse— pero estás ardiendo, Munakata.
— N-no... digas...— giró el rostro mordiendo su labio inferior, si esa grave voz le irritaba, más le irritaba saber que bastaban unas pocas embestidas para comenzar a gemir— S-suoh...
— ¿Umh? ¿Qué pasa? — le preguntó separando sus muslos, permitiendo con esto avanzar un poco más... era estimulante ver de esta forma al rey caracterizado por la calma y el orden.
— P-podríamos haber ido a la duchaa... —contuvo lo mejor que pudo ese gemido que quiso escapar por su garganta— D-demasiado ca-calor... a-aquí...
— No me molesta el calor.
— ¡S-suooh...!
El pelirrojo rió, eso había sido una curiosa mezcla entre jadeo y refunfuño... más que curioso, le resultaba adorable; aunque era algo extraño el hecho de que la voz de un hombre al gemir le pareciera 'adorable', sin duda aquello no podía catalogarse como normal.
Con calma movió su mano derecha, trepando por la pierna de Reisi hasta que llegó a su tobillo.
— ¿Q-qué haces, Suoh? — le miraba un tanto desconfiado desde su posición— ¿Por qué paras? — y arqueó una ceja, ese adictivo vaivén contra sus caderas se había detenido, el mayor seguía tras él y entre sus piernas, pero estático.
— Te quejabas hace un momento del calor, Munakata. — dijo con la pierna junto a su hombro derecho— Te quitaré entonces la única prenda que llevas, pero para ello debo parar, cuesta quitarla si me estoy moviendo continuamente.
— Es un calcetín, Suoh, no hace falta hacer maniobras de circo para quitar un calcetín.
— ¿Estás enfadado? — sonrió retirando la prenda.
— En absoluto. — ese pequeño cosquilleo recorrió su vientre con la lengua del otro jugando en su tobillo— Insatisfecho sería la palabra correcta, no enfadado.
— Oh, qué problema...— mantuvo su sonrisa y después dio un mordisquito en el talón del otro; le miró sintiendo su escalofrío— ¿Cosquillas?
— No...
— Me pregunto qué será entonces. — con calma, muchísima calma en realidad, dejó a su lengua trepar por la planta del pie contrario. Si tenía tanto calor, ¿por qué no había sudor en su piel? Cosas de los azules quería suponer.
— Mngh...
— Pervertido.
— ¿Quién es el pervertido cuando eres tú quién...?— se estremeció de arriba a abajo— Haaaa...— y el gemido escapó libre de sus labios cuando Mikoto volvió a embestir.
— Interesante.
— ¡Suoooh...!
La sonrisa se repitió con esa suplicante voz, no dudó en inclinarse hacia él, primero disfrutó unos segundos de la expresión que le dedicaba -le gustaba pensar que ninguna otra persona la había visto- y luego le besó. Las manos de Reisi volaron, una tiraba con fuerza el rojizo cabello del otro y la restante sujetaba la camiseta a la altura de su espalda, muy posiblemente le estuviera clavando las uñas tras perforar la tela.
Terminó por ignorar las llamas que quemaban la alfombra e incluso el techo... quizá ya se había acostumbrado a ellas, muy posiblemente ya estuviera del todo acostumbrado a esa danza que parecían tener antes de acabar desapareciendo.
— Estás temblando, Munakata.
— ¿D-de quién crees que es la culpa...?— no lo admitiría, no pensaba admitir nunca que ese íntimo susurro justo en su oído le robó por completo el aliento.
Y tampoco estaba en sus planes confesar que le gustaba escuchar su risa, no carcajadas -pues, ahora que pensaba en ello, ninguno de los dos era de mucho reír-; pero ese 'heh' que ahora mismo pudo rozar con su oreja izquierda había mandado lejos todo resto de cordura o resistencia. Incluso él mismo sonrió abrazando el cuerpo del pelirrojo, su sonrisa se ensanchó un poco viendo su mirada confundida; así que se inclinó un poco más para poder devolverle uno de los tantos besos que le había dado.
— Eso ha sido inesperadamente tierno. — le dijo aún un tanto perplejo.
— P-puedes ahorrarte los comentarios innecesarios, Suoh. — su cabeza volvía a descansar sobre la alfombra, al igual que el resto del cuerpo salvo las piernas, éstas rodeaban la cintura del pelirrojo.
— La amabilidad no es tu mejor característica, ¿sabes? — rió yendo a su cuello, plantando en él un fuerte mordisco, incluso sus uñas marcaban la piel en las caderas del otro.
— De-debo... d-decir lo mismoo...— gimió a continuación, no era sólo su cuerpo el que ahora mismo se desahogaba— Suooh...
---------
La cama, ¿por qué no lo había pensado antes? Suerte que una alfombra cubría el parquet... al menos al principio, no tardó mucho en quedar reducida a cenizas. Estaba acostado sobre el colchón, dejando a su cuerpo descansar. Las gafas seguían en paradero desconocido, así que su visión se volvía borrosa a partir de los 2 metros de distancia; razón por la que intuía que esa sombra roja fuera Mikoto entrando en la habitación.
— No te molesta que fume aquí, ¿verdad?
— Haz lo que quieras. — bostezó sin ánimos de incorporarse, a decir verdad estaba cómodo acostado boca abajo entre las sábanas—Suoh, deja mis pies en paz. — pidió mirando de reojo hacia su dirección, sabía que la mano del otro estaba jugando con sus tobillos.
— Eres realmente sensible aquí. — rió ignorando por completo lo que le decía— Munakata, ¿serías capaz de llegar al orgasmo con sólo tocarte los pies? No me sorprendería viniendo de ti, ¿sabes?
Lejos acabó su cigarro, aunque por suerte logró esquivar esa patada que iba sin duda dirigida a su cara. Le dedicó una mirada un tanto malvada y sonrió viendo a Reisi ocultar el rostro en la almohada.
— Oh, ¿acaso he acertado? — canturreaba sacando el segundo cigarrillo, lo encendió con un simple chasquido de dedos y luego se acostó junto al otro.
— Al menos llevas pantalones, gracias por no andar desnudo por mi casa, es desagradable. — dijo al fin mirándole, abrazaba la almohada donde tenía la cabeza apoyada.
— Pervertido de los pies. — sonrió fumando bastante relajado.
— ¿Sigues aún con lo mismo? — suspiró— Suoh, no debes ser muy bueno en esto si comparas el sexo con un triste masaje de pies. Quizá eres mejor dando masajes.
— Me preocupa esa habilidad que tienes para hacerme enfadar, Munakata. — contestó pasándole el cigarro.
— No te veo especialmente afectado por ello. — sonrió dando la primera calada, luego devolviéndoselo.
— Confío en mis habilidades, — con el cigarro de nuevo en su poder soltó el humo hacia el techo— logro hacer que pierdas la cabeza en muy poco tiempo.
Reisi suspiró acomodándose en su sitio, con la sábana cubriendo únicamente de cintura a muslo, incluso tras la ducha que había tomado -por supuesto en compañía- seguía teniendo calor. No le apetecía cubrirse.
— ¿Qué voy a hacer contigo, Suoh?
— No esperes un masaje de pies.
El menor rió con esa improvisada broma, acabó por acurrucarse contra la cintura del otro, sujetando levemente la tela de su pantalón y sintiendo su mano acariciando su cabello -incluso llegaba a entrelazar sus dedos con varios de sus azulados mechones. Era bastante agradable el gesto, además le relajaba por completo; supo que podría dormirse sin el menor de los problemas.
Aunque por supuesto no pensaba nunca decirlo en voz alta... ¿de verdad hacía falta, en primer lugar? Una leve mirada al relajado rostro de Mikoto le hizo saber que él ya se había dado cuenta de ello.
— De verdad eres irritante, Suoh. — murmuró ya medio dormido.
— Heh, ¿no me digas? — se dibujó una sonrisa en sus labios mientras fumaba; claro que sin apartar la mano de donde estaba.
------------------
ESTÁS LEYENDO
||One Shots|| [MikoRei]
RandomDerechos reservados para el forum #MundoYaoi y su escritora Flamingori.