Just a Bath

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Título: Just a bath.
Anime: K-project.
Pareja: Suoh Mikoto x Munakata Reisi (MikoRei).
Género: PWP, Lemon, romance, humor.
Notas: una bañera SIEMPRE es sexy.

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Reisi terminó todos sus quehaceres en el cuartel del SCEPTER4, costó más de lo esperado rellenar tanto formulario burocrático, pero al menos ya tendría la noche libre. Pensaba en tomar un largo baño junto con una buena cena para garantizar una noche de descanso... claro que no fue así en absoluto.
Entró a su casa soltando un pequeño suspiro, de nuevo habían tenido roces con los seguidores del Rey Rojo... no eran precisamente rivales, pero la relación entre ambos clanes era algo tensa, por así decirlo.

— ¿Cómo no serlo con un Rey como él...? — negó con la cabeza recordando al otro monarca, no quería seguir pensando en ello.

Dejó sus gafas en la mesilla y comenzó a quitarse la ropa, pensando en qué sales de baño utilizar... cómo lamentó haberlo hecho, porque desde que su cuerpo quedó desnudo pudo sentir unos brazos más que ardientes rodearle.
— ¿Qué quieres, Suoh? — preguntaba con voz indiferente, no le sorprendía que se hubiera colado en su hogar, no era la 1ª vez que lo hacía.

— Comida, tengo hambre.

— ¿No tienes cocina en tu casa y debes venir a la mía?— se apartó yendo hacia el baño, ignorando por completo al pelirrojo.

Mikoto siguió sus pasos viendo al otro zambullirse en la bañera, ladeó la cabeza observando cómo el agua le rodeaba. Y llegó a sonreír con el pequeño suspiro del peliazul, al parecer le estaba haciendo bien el baño.
— Suoh, — le llamó humedeciendo su cabello, peinándolo hacia atrás para despejar su rostro — ¿podrías irte y dejarme a solas? Es un tanto incómodo bañarme si estás mirando, quiero intimidad.

— Ya veo. — respondió andando hacia él.

— Suoh. — arqueó una ceja, el pelirrojo se estaba desnudando.

— ¿Umh? — con habilidad se quitó toda su ropa.

— ¿Qué crees que haces?

— Ahora mismo pienso bañarme, — contestaba entrando en la bañera, debía agradecer que fuera lo suficientemente grande como para los dos — lo que ocurra luego pues ya no lo tengo tan claro.

Reisi suspiró, supo que el mayor no se iba a ir hasta haber cenado, a veces era tan caprichoso como un niño pequeño. Decidió ignorarle, suponiendo que más tarde o más temprano regresaría a HOMRA o a su casa.

— Munakata, — le llamó estando sentado frente a él, al otro lado de la bañera. Tenía sus piernas estiradas en la misma, una a cada lado del peliazul — ¿qué tal tu día hoy?

— ¿Ha? — le miró confundido — ¿Qué clase de pregunta es ésa, Suoh?

— Una de lo más normal. — se alzó de hombros.

— Si no recuerdas, hoy varios de tus chicos armaron revuelo con alguno de mis soldados, — le miró con expresión cansada — y luego tuve que rellenar demasiado papeleo, además de ayudar con sus heridas o los pedidos de nuevos uniformes.

Mikoto le escuchaba bastante relajado, había inclinado su cuerpo hacia un lado para poder rescatar su cajetilla de cigarros, encendió el primero con un chasquido de dedos y luego le ofreció uno a Reisi, que rechazó la oferta.
— No acostumbro a fumar mientras me baño.

— Amh. — se acomodó tomando una profunda calada, soltando el humo directamente hacia el otro.

— ¡Suoh! — se quejó tosiendo un poco.

— Lo siento, lo siento. — se "disculpaba" con una sonrisa.

Reisi avanzó hacia él deslizándose por el interior de la bañera, le quitó el cigarro apagándolo en el agua, arrojando lejos la colilla.
— No fumes estando aquí, — quedó frente a su rostro y arrodillado entre sus piernas para poder mantener la mirada— es terriblemente molesto.

— ¿Tú crees? — Mikoto mantenía la divertida sonrisa en sus labios.

— Por supuesto, estás fumando demasiado, — comenzaba a refunfuñar — tendrás un buen cáncer de pulmón en apenas unos años.

— ¿Me cuidarás entonces, Munakata?

— No veo por qué debería hacerlo. — sonrió apoyando sus brazos en los hombros del otro, rodeando su cuello poco a poco.

— Heh, qué frío eres, Rey Azul. — fue el pelirrojo quien se inclinó primero, acabando con la ínfima distancia que los separaba y plantando en sus labios un beso que apenas fue tierno los primeros segundos — Munakata, eres un pervertido.

— No digas tonterías, Suoh. — un leve sonrojo adornaba sus mejillas, giró un poco el rostro pero sin moverse de donde estaba. Dio casi un brinco al sentir la mano del mayor estrujar su miembro — ¡S-suoh!

— ¿Ves? Ya estás bastante duro aquí debajo. — sonrió de la misma forma dejando su frente apoyada en la del otro.

— ¿De quién crees que es la culpa? — se estremeció, ahora eran los dedos del pelirrojo los que se movían, acariciando la zona más íntima de su cuerpo — Llegas a mi casa, te cuelas en ella, te metes conmigo en la bañera y una vez aquí me acaricias o me besas, — suspiró, uno de sus dedos jugueteaba en su entrada — ¿C-cómo esperas que reaccione, Suoh?

El mayor rió un poco antes de volverle a besar, verle reaccionar de aquella forma le encantaba, ¿cómo no gustarle cuando ahora mismo escuchaba hablar al lado más sincero e infantil del Azul? Sabía que a partir de ahora podría despedirse de la inquebrantable calma que siempre le acompañaba, dejando directamente a la luz sus verdaderas emociones.

— Munakata, — a propósito susurraba su apellido contra su oído, notando su leve temblor — ¿podrías girarte? Me cuesta llegar a donde quiero si estás tan pegado a mí.

Sonrió complacido viendo cómo el otro le obedecía, le liberó el cuello y se dio la vuelta, sentándose entre sus piernas; se inclinó hacia delante con los largos dedos del Rey Rojo acariciando su abdomen, yendo cada vez más abajo.
— S-suoh... — jadeó cuando el mayor pasó a morder su cuello.

— Estás más duro que antes, Munakata. — volvió a susurrar lamiendo su oreja, dejando a su lengua entrar un poco en ella para acabar mordiéndola — Te excita hacerlo aquí, ¿eh?

— C-cállate... — se sonrojó y agachó el rostro con sus constantes mordiscos — Y-y deja mi oreja yaa...

— ¿Por qué? — sonrió mordiendo con un poco más de fuerza, bajando sus manos hacia la erección del menor. Comenzó a masturbarle de manera calmada moviendo los dedos de su mano izquierda hacia su entrada, conocía de sobra el cuerpo del menor, y de igual forma sabía lo que más le gustaba que le hiciera.

— A-ah... — un tímido gemido se dejó oír como respuesta a sus movimientos — S-suoh... e-espera un m-moomen- aah...

— Me parece adorable que no puedas hablar correctamente ahora. — Mikoto no disimuló su sonrisa — Es bueno saber que lo disfrutas tanto, Munakata. — esta vez rió con las leves sacudidas que tenía el menor.

Reisi movió con esfuerzo sus manos hasta poder sujetar una de las muñecas del otro, le costó más de lo esperado sintiendo tanto estímulo por su cuerpo: mordiscos, lamidas, caricias... por supuesto que lo disfrutaba, no paraba de jadear a medida que el mayor se movía con total confianza por su cuerpo; pero le era imposible poder moverse con libertad ahora.

— S-suoh... — giró un poco el rostro para poder mirarle — y-ya vale con los dedos...

— ¿Impaciente? — mordió su labio inferior tirando de él, escuchando el suspiro del peliazul con el gesto.

— S-sólo entra d-de una vez...

— ¿Podrías pedirlo 'por favor'? — sonrió de manera no muy inocente.

— ¡P-por supuesto que no! — Reisi se sonrojó con lo que pidió, sin entender a qué había venido eso.

— Heh, entonces haré que me lo supliques, Munakata.

Mikoto apartó sus manos de donde estaban y sujetó la esbelta cintura del menor, sin mucho esfuerzo le movió hasta dejar su erecto miembro contra su entrada. Sonrió de la misma forma comenzando a frotarse contra la misma zona, pero sin llegar a entrar; incluso si se detenía, eran las caderas de Reisi quienes se movían, buscando más de ese ansiado contacto.

— Suoh... — supo que hasta sus orejas estaban sonrojadas — V-venga...

— Umh, no sé yo, no me convences con eso. — rió paseando una de sus manos por el pecho del otro, pellizcando todo pedazo de piel que encontraba.

Reisi cogió aire y lo soltó en un muy largo suspiro, aún no lo había hecho pero ya se estaba arrepintiendo de lo que iba a hacer. Con habilidad giró y empujó al otro -por supuesto sin un mínimo de delicadeza-. Mikoto quedó recostado en la bañera con el agua cubriéndole hasta la mitad del pecho, ambos brazos estaban en su mayoría cubiertos por el agua y sus piernas estaban flexionadas debido al repentino empujón.

— Suoh Mikoto, — le miró de manera desafiante mientras se movía; en cuestión de segundos quedó arrodillado sobre su entrepierna, la cual ya estaba más que animada y lista para la 'batalla' — ni se te ocurra pensar que suplicaría por esto. Nunca me ha hecho falta hacerlo, ¿cierto?

Mikoto sonrió sin perder detalle de cualquier mínimo gesto que hacía el otro, tragó saliva intentando controlar sus casi irrefrenables impulsos de abalanzarse contra Reisi. Éste, por su parte, había sujetado la erección del monarca contrario con una de sus manos, con la mano restante se apoyó en su abdomen y comenzó a bajar poco a poco; dejando que entrara en su cuerpo al mismo ritmo.

— H-haaa... — gemía a medida que más y más de ese ardiente músculo entraba en él — S-suoh... m-me estás q-quemando...

— Heh, perdón por eso. — en su voz no podía encontrarse ni una pizca de culpa, ambos sabían que algo como eso no los iba a detener.

— Aaaahh... — soltó un ronco gemido cuando sus caderas quedaron sobre las del mayor, eso significaba que todo había entrado.

— Munakata, ¿no has ido muy rápido?

— C-claro que n-no... — apoyó ambas manos en su abdomen comenzando a moverse; alzó la mirada viendo el rostro de Mikoto, parecía que no apartaba la mirada de su cuerpo — ¿T-te gusta lo que ves, Suoh...?

— Pervertido~ — canturreó moviendo sus brazos, apartó las manos de Reisi y le abrazó, pegándole a su cuerpo. Bajó sus manos por su espalda hasta quedar en su trasero, simplemente le gustaba sujetarle con fuerza desde allí... y por supuesto al mismo Rey Azul también le encantaban sus manos justo ahí.

— S-suooh... — gimió clavando sus uñas en su pecho, alzó el rostro y se inclinó hasta poder besarle.

Su cuerpo se estremeció de arriba a abajo sintiendo la lengua de Mikoto bailar con la suya propia en su boca, ¿cómo podía ser que cada músculo de su cuerpo ardiera? Sospechaba que el agua caliente de la bañera se pusiera a hervir por simplemente rodear su cuerpo. Movía sus caderas siguiendo los leves movimientos que hacía el Rey Rojo bajo él, le gustaría continuar con tal apasionado beso -incluso algunas gotitas de saliva caían por la comisura de su labio- pero tuvo que separarse para poder gemir.

— ¿Se siente bien?

— N-no hagas p-pregunt-tas t-tan ob-bviaaas... — refunfuñaba entre gemidos sin detener el movimiento de sus caderas, intuyendo que el pelirrojo también lo estaba disfrutando- S-suoooh...

— Qué bonita suena tu voz ahora.

El menor se sonrojó incluso más y optó por enterrar el rostro en su cuello, siguiendo con sus gemidos, no veía posible acallar su voz de alguna manera. Clavó con más fuerza sus uñas sin poder detener el continuo movimiento de sus caderas, pareciendo que de alguna forma cabalgaba sobre el pelirrojo.

— S-suoooh... Suooh... Suuohh... — llegó a un punto donde sólo podía gemir sin parar el apellido del otro, totalmente aferrado a él mientras se movía.

— M-munakata, estás m-muy entregado hoy, ¿no crees? — movió su mano derecha hasta poder sujetar la mejilla del menor, alzó su rostro y se estremeció viendo la sugerente expresión que le dedicaba — Heh, qué adorable... — relamió sus labios mientras sonreía.

Reisi volvió a gemir, sin poder comprender del todo la reacción del pelirrojo, pero sí comprendía que el ardor de sus mejillas sólo podía indicar que estaba ruborizado, o que la nubosidad en su mirada implicaba el llanto, así que ahora mismo estaba sonrojado, llorando y gimiendo continuamente 'Suoh'.

— E-eres un pe-ervertido... — se acercó a él hasta poder besarle.

Mikoto sonrió con el gesto del menor, aunque esa cálida sonrisa duró poco, las caderas del otro volvieron a moverse de manera algo brusca y comprobó que el Rey Azul se iba incorporando hasta volver a quedar arrodillado sobre él.

— ¿Munakata...? — jadeó, ahora se estaba moviendo más rápido — O-oye esper... haa... — volvió a jadear sujetando sus muslos, clavando en ellos sus uñas, no pudo controlar las pequeñas llamas que emanaban de sus dedos, quemando la piel del Rey Azul.

— M-me vas a llenar de m-marcas, Suoh... — sonrió sin dejar de moverse, se mordió el labio inferior con ese fuerte escalofrío que recorrió su espalda, podía sentir al pelirrojo enterrarse cada vez un poco más en su interior, derritiéndolo todo a su paso— Haaa... — gimió con las últimas estocadas, todas contra el mismo punto en su interior, ese punto que le nublaba por completo la cabeza.

El mayor de los dos jadeó con una voz bastante más agitada que de costumbre, podía sentir cómo cada centímetro de su cuerpo se estremecía; incluso llegó a arquear un poco su espalda disfrutando cada instante de la embriagadora sensación.

— Haaaa... — fue Reisi quien acabó 1º, seguido muy de cerca por el mayor. Se dejó caer sobre su cuerpo, dejando que tanto el agua caliente como sus caricias le relajaran — Suoh, por tu culpa ahora yo también tengo hambre, — refunfuñaba mirándole desde su pecho — te toca a ti hacer la cena. No incendies mi cocina.

— ¿Ahora? — suspiró — Munakata, acabo de tener un orgasmo, no tengo ganas de moverme.

— Te agradecería que omitieras esa clase de comentarios, son de mal gusto. — carraspeó volviendo a quedar de rodillas. Se movió hasta que el miembro del otro pudo salir de donde estaba, movimiento que le arrancó un pequeño jadeo a ambos.

Mikoto arqueó una ceja, el otro se había sentado donde estaba en un principio, buscando los champús y geles que usaría; e ignorando su presencia por completo.
— Me estás echando de la bañera, ¿verdad?

— Ya te he dicho que me gusta la intimidad en el baño, Suoh. — contestó llenando sus manos de espuma.

— Está bien. — se puso en pie en mitad de un suspiro, dejó las llamas nacer por su cuerpo y en cuestión de segundos ya estaba seco en su mayoría, sólo su cabello había quedado un poco húmedo.

Bostezó rascándose su alborotada cabellera roja, la cual ahora le caía por el rostro, y yendo hacia la cocina; no era que le apeteciera cocinar o que se le diera especialmente bien, simplemente tenía hambre... lo normal suponía tras ese desgaste en la bañera. Una sonrisa cursó su rostro haciendo que el agua del caldero hirviera, una vez lista vertió la pasta y siguió calentando de la misma forma, o sea con las llamas que salían de su mano.


Reisi entró en la cocina unos minutos después acomodando sus gafas y ya vestido con la ligera yukata azul que solía usar cuando estaba en su casa.
— Suoh, — suspiró mirando el techo manchado de negro, restos de algún incendio — te dije que no quemaras mi cocina.

— Y no lo he hecho. — respondió encendiendo un cigarro mientras terminaba con la pasta.

— Es desagradable que cocines desnudo.

— No estoy desnudo, llevo un delantal. — le corrigió señalando la única prenda que llevaba, un simple delantal de cocina, por supuesto de color azul.

— Sin nada de ropa debajo. — acotaba Reisi quedando de pie a su lado, volvió a suspirar viendo que el pelirrojo cocinaba con sus propias llamas, fundiendo un poco el caldero, comenzando a deformarlo.

— No lo veo necesario, — le miró con una sonrisa divertida — ¿para qué vestirme si ahora en la cama me vas a desnudar, Munakata?

— Te he dicho que dejes esa clase de comentarios, — se acomodó las gafas girando el rostro, se había sonrojado un poco al oírle — e-es desagradable oírlos.

No pudo ver cómo la sonrisa del pelirrojo se ensanchaba con su reacción.
"Qué adorable..."
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||One Shots|| [MikoRei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora