Título: Ao no NYAN.
Anime: K-project.
Pareja: Mikoto x (neko)Reisi.
Género: romance, humor, fantasía, Lemon.
Notas: esta imagen me sirvió de inspiración~
Notas(2): en cierto momento del fic nombro la expresión de "hentai no Ou", esto es: "Rey de los Pervertidos".
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Al Rey Rojo le extrañó que alguien tocara la puerta del bar siendo más de las 3 de la madrugada, no era raro que a estas horas ya no hubiera nadie en HOMRA; se había quedado él a solas, no era como si no quisiera volver a su casa, sino que había empezado a llover de manera repentina... quizá la pereza pudo con él, a decir verdad prefería dormir algo incómodo en el sofá antes que empaparse de camino a su casa.
Los toques a la puerta se sucedieron y pudo oír esta vez una voz un tanto grave refunfuñar desde el otro lado, sonrió identificando al dueño de esa voz tan profunda.
- Ah, Suoh, pensé que no habría nadie.- apenas se disculpó y entro al bar frotando su ropa, estaba mojado de pies a cabeza.
- Buenas noches, Munakata.- le miró y comprobó que llevaba ropa de diario junto con una gorra puesta, algo bastante raro en él.
Bajó la vista fijándose en que algo se movía por la zona trasera de sus piernas, se acercó y palpó de lo más tranquilo su vaquero.
- ¿S-suoh, qué haces?- su voz tembló por un momento sintiendo su mano tan cálida trepar por su muslo.
- ¿Qué es? Parece blandito.
El de gafas suspiró.
- Es el resultado de una bebida extraña, de verdad, no debí haberme fiado de los soldados.- se lamentaba acomodándose las gafas- ¿Podrías dejar de tocarme, Suoh? Me molesta, es irritante.- se separó y se sentó en el sillón, sintiendo cómo la tela mojada se pegaba por completo en su piel- Quiero un té amargo para beber, no me apetece alcohol, gracias.
El pelirrojo soltó una risita yendo tras la barra.
- Kusanagi me matará cuando descubra que he estado hurgando en su bar.
- No es mi problema.- miró algo curioso el local, escuchando la lluvia precipitarse contra la carretera.
Tras unos minutos en absoluto silencio, pues a ninguno le gustaban esas conversaciones vacías y sin contenido que estaban socialmente aceptadas, Mikoto fue hacia él y le ofreció el té que había pedido. Luego se sentó a su lado en el sofá bebiendo un muy cargado Milano Torino(*).
- ¿No quieres un poco?- le ofreció moviendo el vaso.
- No.- negó con la cabeza olisqueando el té- Pero gracias por ofrecer.
- Gracias a ti por no querer, así tengo más para mí.- sonrió volviendo a beber, saboreando ese regusto tan amargo y fuerte bajar por su garganta.
Munakata terminó el té y dejó la bonita taza en la mesita, se acomodó un poco la ropa mientras se sentaba, un pequeño estremecimiento le recorrió el cuerpo, estar aún mojado le daba bastante frío.
- Suoh...- le llamó dudoso.
- ¿Umh?- le miró jugando con el vaso ya vacío en la mesa.
- ¿No tienes más ropa que ésa que llevas?
- Así es.- sonrió sacando un cigarrillo, el cual encendió con un chasquido de dedos.
- ¿Nada más?
- Nada más.- respondió disfrutando ahora el tabaco- ¿Qué ha pasado con tu bonito uniforme? Es raro verte de diario siendo día laborable.
- El uniforme no me tapaba.
- ¿Qué intentas ocultar?- preguntó mirándole.
- No te rías.
- ¿Eh?
- Que no te rías al verlo.- repitió mirándole de reojo.
- ¿Tanto te avergüenza? Ahora tengo más ganas de ver ese secreto tan misterioso, Munakata.- sonrió.
El peliazul suspiró poniéndose en pie, se giró hacia Mikoto y se quitó la gorra; los ojos del pelirrojo se abrieron sorprendidos viendo dos orejitas de gato nacer en su cabeza y mantuvo su expresión viendo una cola azul moviéndose de un lado a otro.
- Jeh.- rió un poco apagando el cigarrillo en el cenicero sobre la mesa.
- Dije que no te rieras, Suoh.- dijo bajando sus orejitas y sujetando la cola entre sus manos.
- Qué adorable esta versión de Munakata.
- C-cállate...y dame algo para abrigarme, tengo frío.
- Un gato caprichoso, ¿eh?- estiró su mano y tiró del otro, que quedó arrodillado sobre su regazo.
- C-con esto no vas a conseguir nada.
- Siento discrepar.- sonrió acariciando un punto bajo su barbilla, Reisi echó la cabeza un poco hacia atrás sintiendo sus caricias.
- ¿Q-qué haces, Suoh?- preguntó entrecerrando sus ojos, se sentía realmente bien.
- Eres un gato, limítate a maullar mientras te toco.- susurraba mordisqueando su cuello.
Con la mano que tenía libre quemó el suéter del otro, dándole un calorcito agradable con el fuego y secando el agua que caía por su piel.
- Estás helado, Munakata.- le dijo quitándole ahora los vaqueros.
- Bueno, no ayuda mucho el hecho de que me estés desnudando, Suoh.
- Tu ropa me molesta mucho ahora.- le giró en el sofá dejándolo cómodamente acostado en él- Además...- se acercó de nuevo a su cuello y comenzó a lamerlo con calma para después morderle- La mejor forma de transmitir calor es a través del calor corporal, ¿sabes?
Prrr~ prrr~ prrr~
El mayor se separó un tanto extrañado por ese sonido, miró el rostro del peliazul y sonrió al ver sus mejillas tan rojas como su propio cabello.
- Mi gato ronronea.- dijo con esa sonrisilla en los labios.
- C-cállate, e-es cosa de lo que he tomado...- giró el rostro- Y-y sigue con lo que hacías, aún... aún tengo frío, Suoh.
Mikoto rió inclinándose hacia él, sujetó su mentón mientras le besaba; esa mano bajó luego por su cuerpo acariciándole y dejando un caminito de llamas por su piel, se aseguraba de no quemar al menor, y sonreía sintiendo las vibraciones del ronroneo dentro de su boca.
El de gafas alzó sus manos y se abrazó a su cuello profundizando el beso, ya se había olvidado por completo del frío, lo que sentía ahora era cada vez más y más calor recorrer su impaciente cuerpo.
- Haaa...- gimió cuando los dedos del otro comenzaron a acariciar su erección- S-suoooh...- y volvió a gemir sintiendo mordisquitos en una de sus orejas gatunas- N-noo me muerdas ah-hí...
- ¿Por qué no?- preguntó sin detener ni sus mordiscos ni el movimiento de su mano.
- S-se siente raro...
- Dices eso, pero tu ronroneo te delata.- sonrió- Por no hablar de lo que estoy tocando ahora.
El menor giró el rostro y se mordió con fuerza el labio sintiendo la mano del otro acariciando su miembro, se vio obligado a jadear con el continuo vaivén de sus dedos.
- S-suooh...- alzó ambas manos hasta poder taparse las mejillas, sentía que estaban ardiendo; y su rubor creció cuando el mayor le besó las manos.
- Quiero verte, Munakata.
Reisi bufó quitándose entonces las gafas, sonrió mínimamente con el tierno beso que recibió en sus labios; alzó una de sus manos acariciando la mejilla del pelirrojo y dejó que su otra mano se deslizara por su cuerpo, acarició su abdomen bajo la camiseta y continuó con su paseo, desabrochando ahora su pantalón oscuro.
- Jeh, ¿a dónde se supone que va esa mano, Munakata?- rió un poco viendo la expresión enfurruñada del otro.
- Es obvio, Suoh, no me entretengas con preguntas tan estúpidas.- refunfuñó acariciando la ropa interior del otro.
El mayor rió mordiendo el cuello de Reisi, continuó sus mordiscos hasta que llegó a su hombro, llenando su piel de marcas rojas.
- S-suoh, aparta las manos, me molestan...
- Como quieras.- le obedeció sin rechistar, apoyó su peso en sus codos, uno a cada lado del sonrojado rostro del menor- ¿Planeas hacerlo todo tú hoy, Munakata?
- De nuevo con preguntas estúpidas, Suoh.- se sonrojó acariciando con sus dedos el miembro del otro, ardía, tenía claro que todo el cuerpo del Rojo ardía.
- ¿Está mi gatito caprichoso dudando? ¿Quizá esté nervioso?
- C-cállate, Suoh...- refunfuñaba oyendo su voz sonar junto a su oído- P-por supuesto que no estoy nervioso... ¿y-y a qué viene eso de "MI gatito caprichoso"?
- ¿De verdad hace falta explicarlo?- le miró con una sonrisa divertida.
El Azul arqueó una ceja sintiendo cómo le besaba, realmente no le hacía ninguna falta cualquier tipo de explicación..."aunque me gustaría saber en qué momento se decidió que yo soy tuyo."
- Jeh, sin duda lo haces bien.- sonreía el pelirrojo con su rostro enterrado en el hombro del menor.
Reisi bufó concentrado en lo que hacía, sus mejillas ardían escuchando su delatador ronroneo, no podía negar lo mucho que le excitaba la situación; así que continuó estimulando el animado músculo que tenía entre sus dedos, todo su cuerpo temblaba escuchando algún jadeo que soltaba el otro junto a su oído, debía admitir que su voz tan grave al gemir sonaba incluso más atrayente.
- Munakata, deberás ir más rápido si esperas algún erótico resultado.
- E-eres un pervertido, Suoh...
- Me pregunto quién será más pervertido: el que masturba y se excita o el que se deja masturbar.- rió un poco- ¿Cuál será?
El peliazul apretó con más fuerza su miembro y sonrió escuchando el ronco jadeo del otro, al menos de esta forma no seguía hablando, ya bastante nervioso estaba como para añadirle más emoción a la cosa. Mikoto clavó sus dientes con fuerza en el hombro del menor, la situación era cada vez más y más estimulante, ¿cómo iba a saber que le gustaría tanto escuchar el continuo prrr-prrr-prrr del otro mientras le acariciaba de aquella manera tan íntima?
- Haa...- el pelirrojo se vio obligado a jadear mientras se venía- Eres muy bueno manejando la espada, Munakata...
El rostro de Reisi ardió, sabía que ahora mismo el mayor no se refería al arma de metal... por supuesto que no se refería a "esa" espada.
- Hentai no Ou...
Mikoto se echó a reír escuchándole refunfuñar mientras se relamía los dedos, por lo visto debía gustarle bastante la sustancia que se deslizaba por ellos porque el menor llegaba a sonreír levemente mientras lamía.
- Munakata, si quieres más leche, sólo tienes que pedirla.
- P-para ya de comentarios pervertidos, Suoh.- le apartó un poco hasta que consiguió girar en el sofá, alzando sus caderas y sintiendo su cola moviéndose de un lado a otro de manera calmada.
- Qué estimulante.- sonrió atrapando la cola entre sus dedos.
- S-suoh, e-eso no tienes por qué tocarlo...- giró el rostro hacia atrás por sobre su hombro.
- Los gatos son muy sensibles en la base de la cola, ¿cierto?- decía mientras su mano iba trepando por la cola del otro.
Ensanchó su sonrisa cuando acarició dicha zona, sentía el cuerpo del otro monarca temblar ante sus caricias; movió entonces su otra mano comenzando a dilatar poco a poco su entrada, aprovechando la saliva o el líquido preseminal del Azul.
- N-nyaa...- gimió aferrado al sillón.
- ¿Nya?- el pelirrojo rió- Ronroneas y maúllas, eres todo un neko, Munakata.
- S-suooh... e-entra de un-na vee-z...- movía sus caderas hacia el otro, disfrutando un poco más de la sensación de sus dedos en su interior o acariciándole la base de la cola.
- Alguien está un tanto impaciente, ¿verdad?
- S-suoooh...- enterró el rostro en el sofá, podía sentir con claridad las lágrimas brotando de sus ojos, ¿era normal estar TAN excitado?
- No admitiré quejas si te duele.- susurró mordisqueando una de sus orejitas.
Con calma retiró sus dedos y sus manos se deslizaron por sus costados, acariciando su piel, para lograr acomodarse tras sus caderas. Después de escuchar los jadeos casi desesperados del menor se dignó a moverse y comenzó con la penetración... apenas la punta hubo entrado, fue Reisi quien volvió a sacudir sus caderas, logrando que Mikoto entrara casi de golpe.
- H-hey, avisa cuando hagas eso...- él mismo jadeó sintiendo el empujón.
- M-muévetee S-suoooh...- gimió enroscando su cola en una de las piernas del mayor.
- Y se supone que era yo el pervertido, ¿eh?- sonrió apoyando su peso de nuevo sobre sus codos, movió el rostro hasta morder con fuerza el cuello del menor y empezó a moverse obedeciendo.
Munakata entonces comenzó a gemir contra las telas del sillón, suponía que era por el extraño estado en el que estaba, pero no podía sentir ningún tipo de dolor... incluso sabiendo que el Rey Rojo le estaba quemando, sentía que su interior ardía –literalmente hablando- a cada embestida que el otro le daba. Sin embargo, no quería que se detuviera, más bien, al contrario, más, más, más y más... sólo quería más y más de todo aquello.
- N-nyaaaahh...- volvió a gemir en esa especie de maullido girando un poco la cabeza, se acercó al otro y le besó como pudo (ya que no podía parar de gemir).
- Estás tan excitado, Munakata...- el mayor se entretuvo jugando con su lengua, tanto fuera como dentro de sus bocas, o mordiendo sus labios.
- S-suooh... v-voy aaaa...
- Jeh, aún no, Munakata.
- ¿E-eh...?
El cuerpo del Capitán tembló cuando la ardiente mano del otro sujetó firmemente su miembro, apretando la punta para evitar que se viniera.
- ¡S-suoohh!- gimió en un grito sintiendo las profundas estocadas del otro, y mantuvo sus gemidos a medida que se iba moviendo.
- Te advertí: no admito quejas.- rió con la respiración un tanto agitada- Aunque no parece que te duela, ¿no?
- Nyaaaaaah...
Mikoto se acercó a su cuello y le mordió con fuerza sin detener sus embestidas, el cálido interior del otro era más que adictivo, sin duda estaba más que dispuesto a perderse en él y adueñarse del mismo.
- Suooh... s-suélt-taame...- refunfuñaba entre gemidos- Q-quiero ven-nirmeee...
- Es muy estimulante que me lo pidas de esta forma, Munakata, pero... ¿por qué razón debería obedecerte?
- P-por fav-vooor...- volvió a gemir mientras que el mayor le giraba en el sillón, quedando ahora de frente.
El pelirrojo liberó su miembro y apenas se movió un poco, pudo sentir cómo el menor se venía –manchando su abdomen-; sonrió inclinándose hacia su rostro, besó sus labios con un agradable temblor recorriendo su cuerpo.
- M-munakata... estás muy apretado ahora, ¿n-no crees?
- ¿D-de quién crees que es la culp-paa...?- mordió la punta de su nariz, recorriendo luego su tabique nasal con la lengua.
- Qué adorable...- susurraba el mayor teniendo a Reisi colgado de su cuello mientras le mordía o lamía una de sus mejillas.
- S-suooooh...
- ¿Estás llorando?- sonrió de manera algo arrogante viendo las lágrimas bajar por su sonrojado rostro.
- N-nyaaahh...
El mayor se acercó de nuevo a sus labios hasta besarle, sintiendo las uñas del Azul clavarse en su espalda, sin duda llegaría a hacerle más de una marca por su piel... aunque bastante poco le importaba eso ahora.
- Munakataa...- jadeaba a medida que se iba moviendo.
- M-me voy a ven-nir otra vez... nyaaah...- mordió su hombro- S-suooh... es-stás dem-masiaod calie-ente... n-no pued-doo...
Mikoto sonreía escuchando la voz entrecortada de otro, le gustaba demasiado echar abajo toda la calma que personificaba al Rey de los Azules, y le gustaba más todavía verle gemir bajo él totalmente extasiado o envuelto en lágrimas. Suspiró mientras le envestía, podía sentir los espasmos en el cuerpo del menor, además que escuchar continuamente sus gemidos le nublaba la mente por completo... más de una vez tuvo que morderse el labio para impedir volverse una candente llama que arrasara con todo el bar de HOMRA.
Volvió a gemir sintiendo todos sus músculos tensarse, al parecer Reisi había acabado antes y su interior se contrajo de aquella exquisita manera que le robaba por completo el aliento.
- Haaa...- jadeó con voz más que ronca dejando su rostro junto al del otro en el sofá.
- S-suoh... t-tienes que moverte... e-es obvio que necesito una ducha...- murmuraba el peliazul aferrado a él, le rodeaba con brazos, piernas y cola.
- Jeh.
Un escalofrío recorrió de arriba a abajo la espalda del Capitán, esa risita... esa risita no escondía nada bueno, estaba más que seguro.
- Munakata, ¿no pensarás que con sólo esto estaré satisfecho, verdad?
- E-eso no...
Mikoto sonrió de manera un tanto malvada al ver la mirada nerviosa del menor, se acercó a él sin borrar su expresión y le besó deslizando sus manos por su piel, escuchando nuevamente ese agradable ronroneo... tras unos segundos, ambos supieron que esto no había acabado, es más, apenas había comenzado.
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- Capitán, ¿se encuentra bien?
- Hai, hai...- bostezó encabezando la mesa, a su lado estaban dos miembros más de los Azules- No es nada, Fushimi-kun, no se preocupe.
- Tsk, realmente no estoy preocupado, es sólo que...- cerró con fuerza los ojos sintiendo un golpe en su estómago.
- Lo que Fushimi-kun quiere decir...- le corregía Seri con mirada helada- Es que nos preocupa su continuo despiste desde esta mañana, Capitán; además que ayer desapareció sin dejar rastro, no es nada normal en usted escabullirse del trabajo.
- Pareces una acosadora, Teniente...- otro puñetazo en su abdomen le hizo callar.
- Agradezco vuestra preocupación.- volvió a bostezar poniéndose en pie, no había bebido ni su té- Awashima-kun, Fushimi-kun.
Ambos le miraron un tanto confundidos, podían notar que su Capitán estaba mucho más despistado que de costumbre... algo MÁS que extraño para Munakata Reisi.
- ¿Cuál es vuestra opinión sobre los gatos?- preguntó mirando por la ventana, una imperceptible sonrisa llegó a sus labios observando el exterior.
- ¿Ga-gatos?- la mujer parpadeó sin lograr entender nada.
- Misaki se vería adorable con orejitas de gat...- fue la rubia quién le volvió a golpear para evitar que terminara su frase.
- Tsk, Teniente, ¿podría dejar de golpearme, por favor?- se acomodó las gafas volviendo a beber su té- Capitán, ¿está pensando en comprarse un gato?
- No necesariamente.- se alzó de hombros aun mirando por la ventana- Pero me parecen animales bastante interesantes.
- No logro entenderlo.- murmuró Seri con un tic en su ceja derecha.
- No tengo interés alguno en entenderlo.- dijo Saruhiko terminando la bebida- Capitán, ¿tenemos que hacer algo hoy?
- Lo que quieran, yo voy a salir.- se puso en marcha tras hablar.
- ¿Eh?- la mujer se puso en pie mirando de un lado a otro- Capitán, ¿a dónde? ¿Qué haremos? ¿Qué pasa?
Munakata sonrió de la misma forma y se despidió con la mano, cerrando la puerta de su despacho cuando salió de él.
- ¿Pero qué...?- Seri se cruzó de brazos, le molestaba no saber qué estaba pasando, aunque debía agradecer este improvisado día libre.
- Omh, así que ése es el motivo.- Saruhiko se había acercado a la ventana y miraba por ella; vio al Rey Rojo saludar con la mano al otro monarca, supo con ese simple gesto que durante todo el día de hoy no verían de nuevo el pelo de Reisi- Teniente, entonces yo también me voy, ya he terminado mi trabajo aquí.
- Sí claro...
No pudo terminar su frase, ya Saruhiko había abandonado el despacho, dejando sola a la mujer Azul en su interior; ladeó nuevamente la cabeza mientras pensaba, tras unos segundos sacudió la mano recogiendo varios informes de su trabajo.
- De verdad que no entiendo a los hombres del SCEPTER 4.- refunfuñaba yendo hacia su sala de trabajo.
Por supuesto que la mujer desconocía hacia dónde iba Fushimi con esa sonrisa casi psicópata que tenía, o hacia donde iba su Capitán en compañía del Rey de HOMRA.
"Totalmente incomprensible..."
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(*)Milano Torino: es una bebida alcohólica de color rojo preparada -normalmente- con Campari y Vermouth.
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||One Shots|| [MikoRei]
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