3. El primogénito

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La presión era algo a lo que estaba acostumbrado, desde que era un niño que su padre siempre lo sometía a ella como forma de forjar su carácter: él era el primer hijo, se esperaban cosas de él, deberá manejar la región cuando su padre muera o se retire en su favor y, como tal, deberá tener un corazón duro para sus enemigos, para quienes amenazaran las estabilidad de Farakin, sin importar quien fuera. Owen recordaba la existencia de un tío, un hermano de su padre, pero como él, mucho otros también lo recordaban, y eso servía como advertencia para quien osara desafiar a su Señor Padre. Su nombre era Torren, y según lo poco que sabía —ya que hasta decir su nombre estaba prohibido—, su padre había sido misericordioso al simplemente exiliarlo de Farakin y quedarse con unos cuantos dedos de recuerdo.

Con la visita de los Deltraite a Parlosk sus obligaciones aumentaron, su padre le decía que organizara esto y aquello, que se encargara de esto otro, y, por supuesto, sus entrenamientos con Casey aumentaron considerablemente. Debía lucirse en el torneo, ganarle incluso al hijo Lord Kendell para nombrar a Meredith, la única hija del Señor del Valle, como la más bella del torneo, ganándose así su afecto y sentando las bases para un posible matrimonio.

—Es lo mejor para nuestra gente —le dijo su padre luego de que lo encontrara en las caballerizas hablando con Casey, el maestro de armas de Parlosk, del tema—. Piénsalo, es una muchachita hermosa, y esta alianza nos beneficiará mucho, en especial cuando seas tú quien ocupe mi lugar y ella sea la hermana de tu Señor.

Ahora, con los músculos fatigados de tanto entrenar y cabalgar para el torneo, sentía que su cuerpo cedería en cualquier momento. Casey llamó su atención para que se irguiera. Su contrincante, el hijo de Casey, volvía para arremeter contra él con todas sus fuerzas. Los brazos le dolieron por resistir al golpe, pero no podía mostrar debilidad así que tuvo que tragarse el dolor y forzarlo a separarse. Él es Owen, primer hijo de Lord Cedric, debía ser un buen espadachín, buen luchador, buen arquero y buen justador, y es que, al igual que su padre a su edad, antes de ser Señor de Farakin, él ya era un Caballero, y como tal debía destacarse.

La Casa Deltraite había ganado mucho poder en las últimas generaciones, las riquezas que le daban sus vasallos eran tan bastas que convertían a la región del Valle en una de las más importantes del reino. Cuando aquella familia llegó a Parlosk la gente salía de sus casas para seguir a la caravana de Caballeros, soldados y sirvientes —a pie y a caballo— que precedían la elaborada carroza en la que venían los Deltraite. Toda su familia estaba de pie en fila para recibir a sus Señores.

Su padre estaba de los primeros, un paso delante de ellos, luego su madre, él y sus hermanas menores. Arwen y Lynette había sido las últimas en llegar, apenas antes que los Deltraite, seguramente porque venían de ver a los Caballeros que encabezaban la marcha, y ésta última casi se cae al suelo por tropezarse con su vestido.

Sus hermanas más pequeñas comenzaron a reír por lo bajo, mas una mirada de su madre bastó para que guardaran silencio. Lynette siempre sería torpe de pies, de eso estaba seguro: un tercio de su vida se la pasaba en el suelo, el resto del tiempo tropezaba con sus faldas o chocaba contra los muebles.

El primero en bajar fue Lord Kendell, parecía un hombre amable, más alto que su padre y de mejor físico también, probablemente un guerrero habilidoso. Le siguió su esposa, una mujer hermosa con el cabello rojizo, un rostro fino y una mirada de agua clara que examinó todo el lugar que la rodeaba. Después bajó Eirian, primer hijo de Lord Kendell y Lady Cassandra, una copia exacta de su progenitor: alto, gallardo, de cabello castaño y unos ojos amarillos como el ámbar, de su misma altura y un año mayor. Le siguieron los hijos menores, unos gemelos de la edad de Syria, tal vez un año más, y más parecidos a su progenitor también. Y por último bajó Meredith, aquella chica que apenas asomó su cuerpo por el carruaje los buscó a él con sus irises del color del cielo sobre sus cabezas.

La Doncella de Parlosk (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora