Capítulo quince

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Suspiré mientras observaba detenidamente la habitación. Palmeé las sábanas de la cama, recordando el ritmo de una canción antigua, de esas que escuchaba mi padre en el coche cuando era pequeña; cualquier cosa que fuera para distraerme de la idea de que Dylan se encontraba detrás de la puerta, duchándose. Me llevé dos dedos a la frente y los pasé por ella suavemente, cerrando los ojos mientras me concentraba en ignorar el sonido del agua de la ducha.

Después de un rato, me levanté y caminé de un lado a otro, no llegaba a dar tres pasos cuando tenía que darme la vuelta, pero era entretenido seguir las líneas y contar los cuadrados de los azulejos del suelo y la pared. Cuando comencé a curiosear por su habitación, viendo fotos y demás, salió del cuarto de baño. Tuve que utilizar todas mis fuerzas para evitar quedarme mirándolo, y para no parecer embobada. Apreté los labios en una sonrisa, casual, mientras aprovechaba cada segundo en el que Dylan no me miraba para admirar su torso desnudo. Llevaba una toalla colgada de la cadera, la cual dejaba mucho a la imaginación, y el agua se escurría de su pelo, por su barbilla, y bajaba y se perdía por su cuerpo.

—Lo siento. ¿He tardado mucho? —me preguntó, llevándose la toalla a la cabeza y secándose el pelo, dejándolo desordenado.

Dylan levantó la mirada al ver que no contestaba y frunció el ceño. Abrí la boca para contestar pero después me arrepentí, no muy segura de que pudiera hablar sin que me temblara la voz porque sí, Dylan me ponía nerviosa. Apreté los labios y negué, sonriéndole mientras dejaba un marco de fotos en la estantería, donde Dylan salía de pequeño con sus padres y una niña, la cual supuse que sería su hermana.

—Está bien, quería contarte algo... —dijo mientras terminaba de vestirse.

—De acuerdo, pero primero tienes que dejarme que te cure —insistí, señalando con el dedo índice su cara, ya que me sentía mal cada vez que veía los golpes que se había llevado por mi culpa.

Dylan sonrió y asintió, señalando con un gesto con las manos e indicándome la cama, donde se sentó mientras cogía algunas cosas del botiquín de su cuarto de baño. No pude evitar fijarme en su ropa, tirada en el suelo del baño junto con su ropa interior, y carraspeé suavemente mientras apartaba la mirada.

—No deberías haberle pegado —dije cuando salí del baño, acercándome a él y soltando las cosas en la cama.

—No me gustaba su actitud —se encogió de hombros con inocencia y me miró a los ojos mientras yo seguía preparando cosas.

Reí suavemente al verlo actuar tan inocente, después de todo lo que había pasado, y negué con la cabeza mientras me sentaba en su regazo. Sus manos recorrieron mis muslos con impaciencia, brevemente pero con ansia, y esta vez no aparté la mirada; sabía lo que quería.

—Lo sé, pero mírate —comenté, moviendo la cabeza en un intento de señalarlo, intentando no dejarme llevar por sus caricias, y cogí el alcohol junto con un algodón. Lo pasé por su labio y siseó de dolor, por lo que aparté el brazo corriendo, y lo miré a los ojos con preocupación.

—Está bien, sigue —dijo, con el ceño fruncido, haciendo una mueca con los labios mientras esperaba a que el líquido ardiente le rozara de nuevo.

Por un momento me quedé mirándolo fijamente a los ojos, pero en seguida bajé la mirada al algodón húmedo entre mis manos.

—¿Qué era eso que me querías contar? —dije cambiando de tema, el silencio me empezaba a poner nerviosa.

Dylan me miró varios segundos antes de contestar, moviendo sus pupilas con rapidez mientras pasaba de mis labios a mis ojos.

—¿Sigues enfadada por lo de Alison?

silence » dylan o'brien (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora