Capítulo doce

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Acaricié su mejilla y planté un suave beso en la comisura de sus labios. Él, no conforme, agarró mi nuca y me acercó más, uniéndonos en un beso apasionado. Algo rondaba en mi mente desde un tiempo y esa noche no podía dejar de pensar en ello.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Acabas de hacerlo —sonrió con burla y le di una patada en la pierna mientras intentaba esconder mi sonrisa, pero él se dio cuenta. Me quedé en silencio, pensando en la manera de preguntarle lo que me rondaba por la cabeza, y en si hacerlo o no, teniendo en cuenta el carácter de Dylan. El silencio nos invadió y aunque sabía que para él no era incómodo, para mí sí lo era, sabiendo que estaba observándome mientras pensaba y me debatía sobre qué hacer— Puedes preguntarme, Bree.

—No es nada, no importa —dije, restándole importancia, y puse una mueca mientras me giraba y le daba la espalda, tapándome con la sábana mientras miraba hacia el suelo, pensativa.

—Bree —me llamó, un tono de autoridad en su voz ante la irritación de que no se lo hubiera contado, y yo me hice la dormida— Me lo acabarás contando.

Me mordí el labio mientras seguía pensando en mis cosas y fruncí el ceño ante la preocupación. Sentí su brazo rodearme la cintura y de un tirón me acercó a él. Con una sonrisa, llevó sus labios a mi cuello mientras agarraba mi nuca con fuerza, manteniéndome en mi posición y dejándome sin escapatoria. Dejó varios besos húmedos sobre la piel expuesta de mi cuello antes de acercarse a susurrarme en el oído.

—No me gusta que me ignoren, Dilaurentis.

Sus dientes tiraron del lóbulo de mi oreja y me mordí el interior de la mejilla para no gemir y permanecer seria, cuando en realidad me estaba muriendo por dentro.

—No vas a conseguir nada, eso no me afecta —mentí, sonriendo con falsedad mientras empujaba su hombro para alejarlo de mí.

—¿Me estás retando? —dijo con una media sonrisa y metió la mano por debajo de mi camiseta para acariciar todo mi torso mientras subía hacia arriba, dispuesto a llegar más lejos que nunca.

—No, es un hecho —dije seria y poniéndome firme, consiguiendo que por un momento se lo creyera.

Dylan volvió a reírse y negó con la cabeza mientras su mano se ponía en mi pierna y tiraba de ella hasta ponerla por encima de la suya, haciéndome ahogar un grito ante la sorpresa.

—A la mierda —gruñó en mi cuello y comenzó a besarme de nuevo mientras movía sus caderas, creando la fricción necesaria para conseguir hacerme gemir.

Abrí los ojos como platos al acordarme de algo importante que tenía que haber hecho y maldecí en voz baja. Le di un empujón a Dylan, apartándolo de encima de mí mientras me levantaba de la cama para coger mi teléfono, cuando un ruido me hizo darme la vuelta para verlo en el suelo, rodeado por la sábana. Me asomé por encima de la cama y me aparté el pelo de la cara antes de preguntarle.

—¿Estás bien? —dije mientras me reía al ver cómo se quejaba y hacía un intento de levantarse, con una mueca en la cara, que le hacía fruncir las cejas tanto que por un momento pensé que se le juntarían. Él asintió y extendió la mano, moviéndola en una señal de que siguiera con lo que tenía que hacer.

Tecleé con rapidez el número de mi madre y me puse el teléfono en la oreja, mordiéndome las uñas mientras esperaba a que me lo cogiera y mirando a Dylan, todavía intentando deshacerse de la sabana que le rodeaba el torso.

—¿Estás en uno de tus días? —musitó, burlándose de mí mientras lo mandaba a callar con la mirada al escuchar la voz de mi madre en la otra línea.

silence » dylan o'brien (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora