Capítulo 38

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Abrí los ojos, me ardían. Un dolor de cabeza punzante me atormentaba: Estaba sobre las piernas de Enrique.

- Me alegro que estés bien- dijo mientras acariciaba mi cabello.

- ¿Cómo está él ?- pregunté, intentaba ponerme de pie.

Enrique me ayudó a levantarme. - No debes preocuparte, lo deje amarrado a la cama .

-¿Qué? ¿Por qué hiciste una cosa así ? - exclame alterada, estaba confundida.

- Intentó escapar en cuanto estuvo consciente, así que no tuve alternativa, a tí te traje aquí para que te repusieras - respondió.

Me percaté de que estaba en mi habitación.

- Bien,tengo que hablar con él -  dije a Enrique para que me ayudara a ponerme de pie.

Bajamos al sótano en espera de cualquier cosa, al llegar Adif nos esperaba sentado sobre la orilla de la camilla.

- ¿Te encuentras bien? - le pregunte amablemente.

Pero él no contestó nada, su expresión lo decía todo: estaba horrorizado.

- La señorita Victoria te pregunto algo - le dijo Enrique intentando aparentar que estaba ofendido.

- Estoy bien- contestó desviando la mirada.

Camine hacia él, note que estaba temblando.

- Me alegro que estés mejor- dije y coloque mi mano sobre su hombro, el volteó a ver mi rostro; estaba llorando. Aparté mi mano, no quería hacerlo sentir más incómodo.

-¿Por qué me salvo? - preguntó con voz cortante, aun seguía temblando.

Me quede callada un minuto, intentando pensar en un buena excusa - ¿Acaso no podía hacerlo?- le pregunte con una sonrisa en el rostro.

No dijo nada, su rostro no tenía ningún tipo de expresión. - ¿Qué harán conmigo?- preguntó con desconfianza.

- Serás el nuevo sirviente de la señorita - respondió Enrique rápidamente.

Lo mire confundida ¿De que estaba hablando?

- No quiero convertirme! No lo haré! No seré un vampiro! - grito Adif desesperado sujetándose de la camilla.

Mire aún más confundida a Enrique.

- Nadie hablo de convertirte en un vampiro , no será necesario, trabajarás con la señorita en esta casa. - le contestó Enrique con tranquilidad

- Enrique ¿Me podrías explicar que estás sugiriendo? - dije en voz baja - ¿Qué estás diciendo?

-¿Necesitas a alguien te ayude con este lugar? ¿No es así? Que mejor que un humano como él que no sirve para nada - dijo entusiasta por la idea.

Entendía que debíamos cambiar la forma de proteger a Adif, la única forma era mantenerlo lo más cerca de nosotros.

- Si crees que es lo mejor, adelante - simule estar de acuerdo y salí del sótano.

Enrique fue detrás mío.

- ¿Qué acabas de hacer? ! ¿Qué es eso de sirviente? ! - le grité a Enrique molesta.

- No puedo permitir que regrese con el ganado, debe haber una manera de que se quede aquí - replicó de inmediato- Nadie verá mal que sea tu sirviente, los plebeyos se encargan de el ganado y los nobles no hacen más que salir y disfrutar la buena vida. Nadie se opondrá! - argumento su decisión, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

Vínculo de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora