Capítulo 1

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Luci Hale como Lola, en multimedia.


Siempre me consideré una persona diferente, soy de esas que prefieren hablar todo el tiempo consigo misma, sin pronunciar ni una palabra, analizando cada segmento del momento que vive. Muchas veces me encuentro mirando las nubes correr, inmersa en ese gris tan significativo que me pierde, me pierdo en mis pensamientos, en mí misma.

Los días grises expresan muchas cosas, me transmiten esa nostalgia de lo que no fue, de lo que salió mal, de eso que solo lamentas con vos mismo y la lluvia, ese símbolo de limpieza tan explícito. La lluvia tiene esa capacidad de limpiar lo sucio, como cuando uno llora y saca sus peores miserias. ¿Sera que por eso la mayoría lloramos a escondidas?

Por esto que me gusta la lluvia, me encanta tomarme un café mientras pienso en lo que sea mirándola, como la tormenta, las respeto, como al


día gris. Siempre creí que, un día como tal, vale más que un día soleado, que a la mayoría nos transmite felicidad; no estoy hablando de belleza, creo que los dos son bellos por igual y cada uno con sus cualidades, pero el día triste es el día que generalmente nos marca en la vida y define una gran parte de quien realmente somos.

Los días felices, con amigos, las vacaciones, los domingos en familia, son cosas que no las disfrutamos como tal, solo vemos lo felices que fuimos al recordarlo, pero muy pocas veces recordamos por el resto de nuestras vidas un día específico de sol, disfrutándolo, porque sabemos que en vacaciones hubo 29 de esos días y habrá más, lo vemos como algo cotidiano en el momento. Salvo que, este acompañado de un recuerdo triste, por ejemplo, podes recordar cuando en la casa de tu abuela, en verano, se jugaba al carnaval y tu bisabuela siempre se enojaba. Lo que llevaba a que la terminaban tirando a la pileta como castigo y, a esto lo recordás cuando la recuerdas a ella, que ya no está, o que hace mucho no ves, o simplemente cuando ya no se la puede tirar a la pileta.

La tristeza la sentimos en el momento y cada vez que la recordamos, no hablo de que la disfrutamos más, al contrario, claramente, pero la respetamos. Como yo respeto la lluvia, parte de la gran naturaleza.

Lola concentrate, a la gente no le importa tu opinión sobre la lluvia.

Volviendo al principio, en mis días grises solía pensar que todo lo que hacen los demás, o la mayoría, podría deberse a que querían perjudicarme. Desde chica siempre fui muy conflictiva. Me recuerdo llorando y gritándole a una amiga que prefería a otra sobre mí, cuando no había necesidad de elegir a una. O tan solo tratando de ser invisible para los chicos que me gustaban, viendo que mis amigas actuaban, los tenían y culpándolas a ellas de la traición. Pero no crean que sigo siendo así, cambié y crecí por suerte.

Y hoy prefiero que la gente me conozca por lo que soy, sincera y abierta al mundo, pero solo para las personas que están dispuestos a conocer. No me gusta que me vean triste, pero si me encanta comunicarle a los demás cuando estoy feliz, no por cobarde sino porque creo que la tristeza a los demás los llena de malas energías, en cambio la felicidad, solo un poquito de ella, venga desde quien venga, llena de luz y tiene ese poder de iluminar lo que sea.

También me parece bastante importante que la gente me vaya con la verdad, aunque duela, como una vez leí de más chica "un verdadero amigo te lastima con la verdad, para no destruirte con la mentira".

En ese momento aprendí que la sinceridad es importante para todo tipo de relación y que, aunque ya había cometido errores sobre ello, era hora de que lo pueda cambiar. Me molesta tanto la hipocresía como la mentira, como también la gente que no hace lo que promete, la gente falsa, por eso me gusta rodearme de gente como yo, esto no quiere decir que yo sea una persona con una ética intachable, NO, cometí mis errores y de ellos aprendí para mejorar como persona.

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