6. Te necesito

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Mitsuki

El ambiente estaba apagado sin importar los rayos de sol que inundaban el lugar, elevas la vista para ver imágenes grises con un sentimiento de tristeza, así se sentían todos los presente en el piso de la familia Yagami, en ese momento solo habían tres sujetos sentados o flotando frente a la gran puerta de madera, dos Digimon un niño pequeño; los tres estaban aterrorizados a la vez que confundidos por la sucedido hace unas cuatro horas, desde ese momento no se han desplazado hacia ninguna parte, tenían que esperarla a que vuelva y hacerla sentir que tenía todo el apoyo que ellos le podían brindar. El chico con las rodillas cerca de su cabeza se hundió en ellas causando una preocupación en sus compañeros, lágrimas cayeron al suelo seguidos de no romper en llanto... no comprendía lo que pasaba en esos momentos, su amiga y protectora hizo caer el teléfono y se fue, simplemente de largó de su hogar hacía un sitio desconocido; querría saber dónde se encontraba y preguntarle lo que le había sucedido, al principio su compañera Digimon con aspecto de gato salió en su búsqueda pero no tuvo suerte ya que volvió a la media hora muy cabizbaja, se sentó dónde estaban ahora sin intercambiar ninguna palabra, sin mirarse, solo esperaban que abrieran la puerta. Una hora más ha pasado, volvían a tener hambre y se notaba por las tripas que les sonaban a la vez aunque por dentro pensaban en la posibilidad de que el cualquier momento la chica regresara; de un momento a otro una oleada de aire azotaba los vidrios de la ventana produciendo un estruendoso silbido, aquel viento venía acompañado de fuertes rayos para dar lugar a una escandalosa lluvia otoñal. El Digimon Gatomon se puso de pie para dirigirse hacia una de las ventanas, el pequeño hizo un además de seguirla pero la felina rompió el silencia "No me sigáis" después vio cómo se alejaba para verla en una deprimente posición con un su penetrante mirada hacia el exterior; Kokomon descendió hasta el regazo de su compañero, se acostó con la vista hacia su barbilla, poco a poco cerró sus ojos y cayó dormido "Descansa..." Los truenos eran demasiados bruscos, aquello hacía temblar al muchacho pero no por miedo sino por sus recuerdos, aquel recuerdo cuándo se hacía el llorica frente a su madre cuándo había truenos para que recibiera una cálido abrazo que no solía darle, lo que más abundaba en su mente y en su corazón eran las muestras de afecto que recibía de la mujer que lo trajo al mundo, le gustaría pensar lo mismo de su padre pero no era así... Mitsuki lo quería aunque él se negaba que su hijo recibiera abrazos o besos por lo que se podría convertir en un cobarde en el futuro; acariciaba a su compañero con suavidad, pero esos recuerdos no paraban de invadir, recordó la vez que volvió a su nueva casa en aquel barrio de mala muerte para encontrarse con un espacio destrozado... como si alguien hubiera entrado a robar, pero lo único que había de valor eran sus padres "¿Cómo es posible?" pensó el niño maldiciendo al destino por habérselos arrebatado de un momento a otro, estuvo muchos días sobreviviendo por su cuenta, él tenía a su amigo Kokomon pero era un bebé que necesitaba atenciones... Mitsuki le ofrecía comida, cobijo, unas duchas casi diarias con un balde limpio y sobretodo amor, el amor que le transmitía con aquellos abrazos duraderos de día y de noche. Pero aquel afecto que le daba a su Digimon lo hacía para que se sintiera protegido, era muy pequeño para que otro dependa de él aunque demostró lo contrario...durante todo ese tiempo se quedaba despierto mirando al techo esperando a alguien que le protegiera a él, y su deseo su cumplió todo gracias a esa mano diabólica que apareció para perseguirlo, por una extraña razón se encontró con aquella estudiante universitaria, el simple tacto que tuvo con ella fue suficiente para que una chispa en su interior se encendiera y en un momento fugaz sus lazos se unieran formando así una buena amistad "Nos conocimos este mismo día y ¿Ya siento esto?" No le dio más vueltas al asuntó, a veces no es cuestión de cantidad sino del milagro que se estuvo pidiendo con insistencia durante mucho tiempo para por fin dar sus frutos; tenía una nueva protectora, una nueva amiga, una nueva persona a la que le dirá siempre "Te necesito...", eso último lo dijo en un bajo susurro.

Tu Luz y mi EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora