11. Yo no se mañana...

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¿?

"Los días pasaron demasiado rápido, desde el día que me dijeron aquella noticia tan desagradable solo pude contar los días, las horas y hasta minutos... me dijeron que si hacía eso todo sería más lento; pero estaban muy equivocados. El viaje estaba siendo muy largo, le preguntaba a mi madre cuánto faltaba cada cinco minutos, era una desesperación estar en un vehículo tan reducido durante varias horas; mi padre conducía sin intercambiar ninguna palabra, siempre es así cuando se concentra, su alrededor desaparece. Unas horas antes me encontraba en el patio de mi casa, en Odaiba, estaba reunido con mi novia el cual le explicaba muy tristemente que iba a hacer un viaje largo con mis padres, ella no entendía muy bien el fin de aquella travesía, ni yo mismo terminaba por comprenderlo; al final tuvo que despedirme dándole un beso, pero ese contacto entre nuestros labios no se sintió demasiado agradable, podría ser que uno de nosotros tendría un problema escondido que ninguno podría confesar, yo no, estoy seguro. Para ser sincero, me siento como si fuera la persona más despreciable del mundo, mi familia entera estaba en estado de alerta por la terrible tragedia que ocasionó daños graves a... mi hermano gemelo ¿Por qué preocuparnos por él ahora? Siempre fue un mal agradecido con todos nosotros, yo siempre tuve que cubrirlo por las locuras que hacía, y por ende yo era el que salía más afectado; fue una alegría enorme para mía cuando se fue a otra ciudad para estudiar su mayor sueño, unas clases prestigiosas de interpretación. De todas maneras, le tenía cierta admiración por el gran empeño que le ponía a sus proposiciones, siempre terminaba cumpliéndolos con éxito; en cambio yo, bueno, tenía el dicho de desfrutar la vida sin poner mucho hincapié en los problemas, es más, la gente que me rodea termina arreglándolos por mí, no me puedo quejar, ¿Aprovecharse de los demás? Quién no lo hace es porque prefiere seguir sufriendo rompiéndose la cabeza constantemente. Antes de subir al coche me paré en frente de mi padre y le dije que prefería quedarme con mi chica, no quería dejarla sola en la ciudad sabiendo que hay tres asesinos sueltos matando a una gran cantidad de ciudadanos en la ciudad, me negaba a abandonarla; pero recibí un empujón departe él, por poco me pegaba con uno de sus dolorosos bofetones, aparte me sacudió gritándome lo grave que estaba mi hermano... por poco le respondía que me daba igual su vida, y de pasó que me daba igual él, lo odio por tratarme como un suplente de su hijo más listo; desde pequeño tuvo un cierto rencor conmigo ¿Por qué? Será por mi personalidad tan serena que siempre tuve, mi padre era de los típicos hombres que educaban luchadores, gente con propósitos y buenos deportistas, todo lo que tenía mi gemelo; yo había salido más a mi madre, y me alegro por aquello, es la persona más especial que me pudo haber tocado en esta vida, me complacía en todo lo que pedía y si algo no me gustaba, como siempre ella terminaba arreglándolo. Al final decidí no seguir preguntando cuánto queda... por la cara que ponía mamá, mejor me quedo callado observando el paisaje. Al cabo de un rato me percaté de la presencia de una acumulación extraña de nubes, eran negras y estaban formando una especie de remolino; según yo recordaba, por estas partes de la carretera no suelen producirse tornados; lo que pasó después hizo que me tapara los ojos debido al gran resplandor que nació de aquel fenómeno. No solo me afectó a mí, sino también a mi padre que tuvo que frenar bruscamente, fue una suerte que uno hubiera un coche detrás ya que si no... Mi padre verificó si mi madre se encontraba bien, por suerte fue así, luego se fijaron en mí, no había sufrido ningún daño felizmente. Tuvimos que salir del coche, el ambiente dentro era muy cargado y necesitábamos tomar un poco de aire; el vehículo se encontraba aparcado en un espacio lleno de tierra que daba paso a un bosque, había un cartel que indicaba que a 10 Km se llegaba al pueblo de Hinkoma; miré hacia arriba pero extrañamente el remolino había desaparecido estableciendo el amplio cielo azul de una mañana refrescante. Segundos después sucedió lo inesperado, me apoyé en el capote fijándome en las largas extensiones de tierra llenas de cultivos pero me aparté al escuchar un golpe detrás de mí; di media vuelta para encontrarme con mi padre tirado boca abajo en el suelo, lo que más me horrorizó fue el cuchillo que tenía clavado en su columna. Grité, no tuve otra reacción, aparte me arrodillé tapándome la cara sintiendo las lágrimas derramar por mis mano ¡Mi padre ha muerto! ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? Estaba temblando como si estuviera en la Antártida, tenía mucho miedo y no podía hacer nada para calmar mis nervios. Pero una presión invadió todo mi cuerpo, hizo que flotara en el aire hasta ponerme de pie en el suelo, al estabilizarme levanté la cabeza; mi madre estaba arrodillada con los ojos tapados y la boca amordazada, un sujeto que estaba detrás de ella era deforme y grande; quería abalanzarme contra él, de verdad quería... No dio caso seguir luchando por intentar reaccionar, iba a morir a manos de un asesino encontrado mágicamente en medio de una carretera casi desierta. Aquel maniaco estaba bajo las sombras de ciertos árboles, acompañado de un fuerte sol que impedía que pudiera visualizarlo correctamente; mi visión estaba borrosa, me secó los ojos con la manga de mi chaqueta pero era en vano, estaba casi ciego. Sentí que ese hombre, aquel que mató al inocente de mi padre, estaba justamente delante de mí, por lo poco que veía se podía verificar que se trataba de alguna persona de grande altura y vestido completamente de blanco, además de extensiones que sobresalían de su espalda, ¿Tiene alas? No estoy seguro... Todo el resplandor y el paisaje desapareció, lo sé porque técnicamente vi mi mundo acabar hasta volverse todo negro. Mi vista había recuperado la normalidad, ya no sentía como si hubiera agua en mis ojos; de un momento a otro apareció el sujeto, no era humano de eso estaba seguro... parecía más una especie de demonio, sentía más frio por los pasos que daba hacia mí. El demonio blanco teletransportó a mi madre hasta el lugar oscuro donde me encontraba, al verla me percaté que se encontraba dormida; quería llorar de nuevo, mi dulce mamá me pedía ayuda en frente de mí persona, los gemidos de miedo que emitía eran como súplicas inentendibles por culpa de las los pañuelos que tapaban totalidad de sus bocas; me acuerdo muy bien lo siguiente, el monstruo ese habló y dijo lo siguiente –Tu madre se encontrará encerrada en este lugar para siempre, ¿Lo quieres evitar? Seguro que sí... llámame IceDevimon, demonio de las nieves; si quieres salvarla tendrás que hacer un trabajo para mí. El odio que llevas dentro me servirá de mucho, mi cuerpo material se está haciendo muy débil y necesito de un compañero humano para poder vivir estable en este mundo, por eso te elegí a ti... al que se más se me parece; el trabajo es simple, te guiaré el camino hasta la localización de un niño elegido, el cual es conocido como Mitsuki; tienes que matarlo por mí. Hazlo y recuperaras a tu madre- Cuando terminó de decir su plan de asesinato, me mostró una pantalla que salió de la nada, dentro se encontraba la imagen de un niño pequeño, alegre y muy guapo, tenía estilo; IceDevimon se abalanzó contra mí provocando una especie de fusión entre los dos. Abrí los ojos y me encontré tirado en una pequeña acumulación de pasto, me levanté al instante para ver mejor a mi padre convertido en un cadáver y a mi madre desparecida en otro mundo diferente al nuestro... tenía que salvarla como sea, aunque tenga que eliminar a todos los niños que me diga el misterioso IceDevimon. El siguiente mensaje fue el último, tenía que dirigirse al pueblo de Hinkoma, ahí se encontraba el sujeto Mitsuki; mi propia capacidad para pensar por mí mismo había desaparecido, ahora dependo de un agente externo... Cuanto antes terminemos mejor".

Tu Luz y mi EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora