Estabas sentada en el taburete que daba a la barra de aquel bar de mala muerte, inspeccionando las uñas de tu mano como si fuera lo más interesante que había. Llevaste tu otra mano al vaso que se encontraba sobre la tabla y, posando la mirada al frente, te lo llevaste a los labios dando un sorbo que más de uno consideraría impropio para una mujer.
La música invadía cada espacio de aquel sitio; sin embargo, tú estabas absorta. Tu mente divagaba y poniendo más esmero en recordar las circunstancias que te habían llevado allí, no te percataste del sujeto que se sentó a tu lado.
—Decisión tuya, hombre —dijo el muchacho tras la barra mientras secaba un vaso con una particular rapidez.
—Esta vez no —replicó con voz áspera el chico a tu lado.
El barman se encogió de hombros, y dándose la vuelta, escogió uno de los alcoholes más fuertes de la repisa para luego servirlo en un vaso considerablemente grande, y entregárselo al sujeto.
Devolviste la vista a tu mano con indiferencia, pero la curiosidad por saber a quién pertenecía aquella voz te carcomía por dentro.
Carraspeaste y volviste a degustar el líquido del vaso, dejando que su paso por tu garganta te quemara.
Mientras tanto, el muchacho la miraba de reojo, sorprendido por su acción.
—¿Se te ofrece algo? —atacaste al percatarte de que te estaba observando.
Él, avergonzado por ser descubierto, fijó su mirada en el vaso de gran medida que tenía en su mano, y negando, se lo llevó a los labios.
—Genial —susurraste en modo de respuesta.
—Siempre vengo aquí, nunca te había visto. No vienes muy seguido, ¿eh?
—dijo él con la esperanza de tener un tema para dialogar a respuesta de la curiosidad que habías despertado en él.Giraste, dándole un cauteloso vistazo.
Era joven, veintitrés años, calculaste. No distinguías si sus prendas eran negras, o simplemente las luces del bar provocaban que se viera así, pero podías diferenciar entre la capucha de la sudadera y su rostro.Por lo poco que podías juzgar, era atractivo.
—No frecuento... —murmuraste —Es la primera vez que vengo. — Respondiste acariciando el borde del vaso con tu pulgar.
Él, al notar que tus labios se separaban, supuso que estabas hablando, pero solo funció el ceño al no oír ninguna palabra salir de tu boca. Tal vez había que culpar al volumen de la música.
Volvió a su posición inicial, al suponer que la antipática muchacha no tenía ánimos de entablar conversación con un desconocido.
Pero cambió de parecer cuando sintió un suave empujón en su brazo. Se giró y observó a la chica que se demostraba interesada.—Te he preguntado algo —dijiste esta vez hablando por encima de la música para hacer notar tu voz.
Él alzó una ceja.
—Y yo a ti, y no has contestado. ¿Por qué se supone que yo sí lo haga? —dijo adoptando una actitud hosca, suponiendo que tú solo habias aprovechado el volumen de la música para ofenderlo.
Tu rostro denotaba desconcierto.
—Maldito sordo —dijiste indiferente.
—¿Qué has dicho?
—Oh, eso sí lo oyes.
—¿Cuál es tu problema? —preguntó a la defensiva.
—¿Mi problema?, ninguno. Pero te recuerdo que has sido tú el que me habló, y sí te respondí... que tú padezcas sordera no es asunto mío —te defenfiste susurrando lo último.
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One Shots // Twenty Øne Piløts.
FanfictionHistorias cortas sobre TØP. Créditos a quien hizo el fanart.