Capítulo 4 Mío
Mordió una manzana mientras lo veía retorcerse en el suelo aumentando la velocidad del vibrador en su interior, había atado sus pies y manos a su espalda lo cual lo hacía girar tratando de sacar el aparato de su cuerpo, llevaba quince minutos encendido y seguramente era demasiado para él.
-Ammnh yaaa ¡Bas...ta!
-¿Intentaras escaparte nuevamente?
-Mnnh Sí lo haré ¡AAAAaaaaaaah!- gimió llegando al orgasmo por tercera vez, aunque no era algo que realmente estuviera disfrutando, la cuestión era que el maldito aparato había sensibilizado su cuerpo.
Para Gaara ese chico era todo un misterio entendía que hubiera intentado escapar y aunque no sabía por qué aún después de cuatro días no se daba por vencido lo aceptaba, pero que su honestidad no lo abandonará ni en un momento así era absurdo. ¿Qué tan difícil podría ser mentir en ese momento? Decirle que no volvería a intentarlo aunque en el fondo no fuera cierto, suponía que aquello era parte del enigma que era Lee. Al percatarse de que el testarudo pelinegro no cambiaría su repuesta no al menos con esa clase de medida disciplinaría decidió cambiar la estrategia. Se acercó hasta él y saco el aparato del interior de su presa viendo como el chico suspiraba aliviado. Comenzó a besarlo lentamente todo su cuerpo estaba marcado había moretones y rasguños, marcas de dientes y una que otra quemadura y a pesar de ello el chico aún luchaba sin poder aceptar lo inevitable removiéndose incomodo bajo su cuerpo.
-Neji Hyuuga.- susurró su captor sobre su oído, el corazón de Lee se detuvo al igual que cualquier movimiento de su cuerpo, el pelirrojo pudo ver como el sudor invadía la frente de su víctima y la mirada azabache buscaba sus ojos.
-¿Qué dijis ......
-Kiba Inozuka, Naruto Uzumaki, Shikamaru Nara
-¿Qué? No ¿Cómo? ¿Por qué?
-Estaba pensando que tal vez te sentías solo así que tal vez deba traerte algo de compañía.- el pelirrojo estaba extasiado por primera vez podía ver el miedo en esos ojos negros así que continuo. –Aunque a decir verdad el tal Hyuuga me resulta de lo más antipático tal vez sólo te traiga su cabeza y ya, pero el chico Kiba es otro asunto, apuesto a que podría divertirme con él.- habló lascivo mientas apretaba fuertemente sus pezones.
-¡No! Te juro que si intentas siquiera tocar a alguno de ellos yo....- afirmó con voz temblorosa
-¿Qué podrías hacer? Solamente mira la posición en la que estas- comentó burlón ante la amenaza del chico indomable.
-Me conoces- aseguró el muchacho deportista recuperando su temple el pelirrojo permaneció callado invitándolo a continuar. –No soy el sujeto que estuvo en un mal lugar en un mal momento.
-¿A dónde quieres llegar?
-¿Desde cuándo? ¿Por qué?
-¿Por qué habría de responderte? Sonrió de medio lado introduciendo tres dedos de golpe en su palpitante entrada.
-Aaaaamhn.- se estremeció el genio del trabajo duro ante aquel contacto. -¿Por qué yo? Mmnnh- trató de acallar sus gemidos mientras aquellos dígitos lo hostigaban.
El demonio de arena miró profundamente en esas perlas negras, el miedo que había cruzado por ellas había desaparecido por completo y aquella pregunta no parecía un reclamo a su suerte, ni siquiera un deseo porque otro estuviera en su lugar, era simple y llana curiosidad.
-Sabía que serías una perra muy caliente.- murmuró sacando sus dedos de improviso y mordiendo suavemente sus labios para besarle, el otro giro su cabeza evitando el contacto mientras él tomaba del cabello obligándolo a regresar a su posición besándolo nuevamente hacía tanto que deseaba probar esa boca, fue entonces cuando su presa lo mordió primero su labio inferior y luego su lengua y el maldito le hubiera arrancado un pedazo de no haber sido porque en ese momento tomó su pene entre sus manos apretándolo fuertemente. Sentía el sabor ferroso de su propia sangre en su boca y fue por instinto que llevó su mano hasta la herida sonrió al ver el contraste pálido de su mano con el color rojo de aquel líquido y de inmediato golpeo el rostro de aquel indómito ser con el dorso de su mano haciéndolo girar hacia su lado izquierdo ahora era su labio el que sangraba.
-Más te vale que te comportes.- le amenazó acercándose nuevamente a su boca, liberó sus piernas sin quitarle los amarres de sus muñecas y lo penetró mientras lo besaba, Lee lo mordía sin excederse demasiado pues cada vez que lo hacía sangrar estrujaba su pene y testículos logrando que se detuviera de inmediato. Aquel ritual le estaba resultando increíble al demonio rojo quien no dejaba de besarlo mientras arremetía contra él, su boca era igual de gloriosa que aquel rico agujero que lo apretaba hasta volverlo loco. Alternaba la velocidad de sus movimientos acelerando hasta hacerlo sollozar y luego yendo muy despacio disfrutando de sus suspiros de alivio y placer. Se corrió en su interior sintiendo como el otro llenaba sus manos, sabía que era placer no deseado e involuntario, sabía que Lee se odiaba a sí mismo cada vez que llegaba al orgasmo junto con él, no le importaba.
Se quedó observándolo los moretones en su cuerpo, el semen cubriendo la parte baja de su cuerpo, el pecho que subía y bajaba tratando de recuperar el aliento y esos ojos que se negaban a dejarse vencer mirándolo de frente desafiante como siempre y entonces lo supo Lee era suyo, todas esas huellas lo marcaban como suyo, el pelinegro le pertenecía y aunque aún no entendía por completo lo que eso significaba, sabía que por lo menos no se desharía pronto de él.
El genio del trabajo duro miraba el viejo techo de madera, su captor lo había atado nuevamente a la cabecera de la cama y le había llevado algo de fruta y agua, aceptaba la comida de mala gana pero al fin y al cabo comía pues lo que menos deseaba era morir de inanición y darle al otro la satisfacción de destruirlo. Su mente viajo hasta sus amigos quería volverlos a ver, se preguntaba que estarían haciendo ¿ya se habrían dado cuenta de su ausencia? Probablemente sí aunque no tenía manera de medir e tiempo en aquel oscuro lugar estaba seguro que habían pasado un par de días; Neji estaría muy enojado con él. De repente sintió una bofetada que lo hizo regresar del laberinto de sus pensamientos.
-¿Quién era?
-¿Qué?
-Dime su nombre o los destruiré a todos.
-No sé de qué hablas.
-En quién pensabas cuando sonreíste.
¿Había sonreído sin darse cuenta? Bueno realmente no lo había podido evitar al pensar que su eterno rival lo iba a querer matar. Otra bofetada más le lleno la boca de sabor a sangre ya hasta casi había olvidado lo que era no tener ese sabor en la boca.
-¡NO! ¡No te atrevas! ¡No te permito pensar en nadie más en mi presencia!
El chico de las cejas pobladas sonrió burlón –Puedes violarme todo lo que quieras pero jamás lograrás dominarme y eso incluye mis pensamientos.
-Eso ya lo veremos.
Continuara..................
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Obsesión
FanfictionLo que para su víctima sería un agonizante final para él se convertiría en un dulce recuerdo que lo ayudaría a sobrevivir hasta encontrar otra víctima más. GaaLee