Times Of Death ~ Season I - II ~

🧟6🧟

El camino a la ciudad había sido largo. Isabella ya estaba agotada de tanto andar a caballo, pero sabía que era la única forma de transportarse en esos momentos. Rick, cada tanto, miraba a su hija y le hablaba para que no se durmiera, ya que podría caerse del caballo.

- Tranquilo, papá. En estos momentos tengo todo menos sueño - dijo Isa riendo -. ¿Sabes cuánto falta para que lleguemos?

- Unos minutos - dijo Rick mirando al frente -. El auto nos ayudó a adelantar.

- Sí, por suerte - dijo Isa mirando al frente -. ¿Tú piensas que podremos encontrarlos? - preguntó mirando la carretera vacía.

- Eso espero, Isa. Con todo lo que Morgan nos contó... aún quiero tener esperanzas de poder hallarlos - dijo Rick suspirando.

Isa suspiró para apoyar a su padre, ya que a ella también le resultaba difícil pensar o imaginar que su madre y hermano estuvieran muertos. De alguna forma, su corazón albergaba una pizca de esperanza de encontrarlos con vida, aunque también debía ser fuerte y aceptar que tal vez no lo estuvieran.

Minutos después, finalmente habían llegado a la ciudad, donde sus ojos se asombraron al ver el lugar vacío y destruido. Caminaban sin cesar por la ciudad, observando los edificios destruidos y los vidrios esparcidos en el suelo. Isa se encontraba asustada por todo lo ocurrido, y al pasar por un autobús incendiado, el caballo y la joven se sobresaltaron al ver a dos caminantes dentro. Era la segunda vez que Isabella veía esas cosas, y su cuerpo aún no se había acostumbrado a presenciar el fin de la humanidad. Se sostuvo de su padre y él le habló para calmarla: "Quédate tranquila, mi niña, nada va a pasarte mientras estés conmigo", a lo que la joven se calmó un poco.

Rick logró controlar al animal y seguir el camino, pero un ruido de un helicóptero los interrumpió. Siguieron el sonido y al dar la vuelta por una calle desolada, se encontraron con una horda de caminantes. Estos muertos al verlos, empezaron a perseguirlos, por lo que el hombre aumentó el trote del animal para escapar de allí. Rick e Isa huían en el caballo, pero no pudieron avanzar mucho porque, de repente, se vieron rodeados por los caminantes que se acercaban cada vez más. La joven tuvo que tomar valor y sacó las dos armas que guardaba en su mochila, le dio una a su padre y se dispuso a defenderse con la otra.

- Papá, no tenemos escapatoria - dijo Isa gritando y disparando con el arma, mientras lograba retener su bolso, donde contenía sus otras armas y su mochila.

En un momento, el caballo, asustado por los muertos que los rodeaban, logró tirar a ambos Grimes al piso y causó que Rick perdiera el bolso de armas. Sin embargo, afortunadamente Isabella logró mantener agarrados su bolso y su mochila, ya que no quería perderlos por nada del mundo.

Mientras los caminantes se acercaban al animal para comerlo y darse un festín con él, Isabella y Rick se metieron debajo de un tanque que se encontraba allí para empezar a disparar. Algunos caminantes se habían dado cuenta de su existencia y querían comerlos. La joven estaba disparando y sus ojos vieron la tapa del tanque abierta, por lo que aprovechó que su padre disparaba para meter su bolso y mochila allí dentro.

- Papá, la tapa del tanque se encuentra abierta – dijo Isabella mientras disparaba – es mejor que nos refugiemos en él.

Rick asintió ante las palabras de su hija y contó hasta tres; rápidamente lograron meterse dentro del tanque. Una vez dentro, cerraron rápidamente la tapa para evitar que esas criaturas se metieran dentro.

Ya a salvo en el tanque usado, Isa recuperaba el aliento mientras Rick logró ver un arma en un soldado que parecía estar muerto. Se acercó al cuerpo para sacarla, pero lamentablemente el caminante se despertó gruñéndole. Cuando el caminante se movió hacia él, Rick disparó con el arma y logró matarlo, aunque tanto él como su hija quedaron aturdidos por el ruido que provocó, perdiendo el sentido de la orientación.

Rick, todavía aturdido por el eco del disparo, divisó la entrada del tanque y se acercó a ella, aún desorientado. Se asomó para ver dónde estaba el bolso con las armas, pero lo único que consiguió hacer fue cerrar la tapa, ya que los caminantes subían por ella. Isabella estaba muy asustada por la situación, sintiéndose completamente perdida.

- ¿Qué haremos, papá? No podemos quedarnos en este tanque - dijo Isa desesperada – no tenemos provisiones o municiones, moriremos aquí dentro.

Rick no hablaba por el shock que tenía encima, no sabía cómo poder sacarlos de allí sin arriesgarse a que esos caminantes los mataran. Ninguno hablaba por la situación que estaban viviendo, pero ese silencio se rompió cuando el radio que había dentro empezó a sonar y hablaban a través de él.

- Oigan ustedes... los que están ahí dentro, ¿están cómodos o necesitan ayuda? - dijo una voz desconocida en el radio.

Isabella suspiró de agradecimiento de que alguien escuchara sus plegarias y rápidamente Rick se acercó al radio para tomarlo en sus manos.

- ¿Hay alguna idea de cómo salir? - dijo Rick mirando a su hija con la esperanza de mantenerla viva.

- Hay una mala noticia, es muy difícil salir, porque están rodeados de caminantes - dijo la voz desconocida.

- Al menos, ¿hay alguna buena noticia? - preguntó Rick desesperadamente queriendo sacar a su hija de ese tanque.

- Lamentablemente no hay ninguna buena - respondió el desconocido.

- Escucha, no me molesta decir que estoy un poco preocupado y con ganas de sacar a mi hija de aquí sana y salva - dijo Rick nervioso - así que te conviene que me ayudes. ¿Tienes algún consejo de cómo salir de aquí? - habló impaciente.

- Tendrán que correr hasta el callejón, allí los encontraré... - dijo el desconocido - esa es su oportunidad, ya que la mayoría de ellos ya se han bajado del tanque en el que están. ¿Lo harán?

Rick miró a Isabella, quien con rapidez asintió con la cabeza mientras preparaba su arma y su bolso con su mochila. Rick le contestó al desconocido que sí para cortar la comunicación. Agarró el bolso de su hija y se lo colgó al cuello, prometiéndole que no lo perdería por nada del mundo. Isabella se puso su mochila y comenzaron a salir del tanque para empezar a correr. Matando a algunos caminantes que notaban su presencia, se dirigieron hacia el callejón que les había indicado el desconocido.