–Si tan solo lo vuelven a pensar, los mataré. –mascullé con voz baja y ronca. Y lo decía en serio.
–Al menos deja que te lo expliquemos. –pidió Adrien.
–¿Estás de acuerdo con esto? –inquirí, matándolo con la mirada.
–Sí Caitlin, lo estoy, y si lo olvidas soy tu consejero y haré lo que sea necesario para persuadirte.
–Eso no quiere decir que tengas el poder de tomar decisiones por mí.
–Puedo hacerlo cuando te ves cegada por vínculos sentimentales. –respondió con la cabeza en alto.
–¿Cegada? ¡Estamos hablando de mi hermano! –grité, levemente consiente de que algunos objetos en la habitación habían comenzado a levitar.
–De la seguridad de miles de Yaqut y del destino de una guerra también Caitlin. –respondió él. Jared y Zac habían decidido, inteligentemente, no meterse en esta pelea.
Supe que tenía razón, y lo odié.
–¿Por qué David? –pregunté adolorida.
–David tiene más poder del que crees, no solo puede curar a las demás personas, sino que su organismo se cura a sí mismo por medio de un metabolismo extremadamente acelerado. –esperé que Zac siguiera con su explicación.– Eso quiere decir que si el suero de plata se activa aún después de vacunarlo, su organismo luchará para combatirlo.
–¿Y si no lo hace? –pregunté en un susurro, sintiéndome a punto de morir.
Zac y Jared intercambiaron una mirada, y él se acercó caminando hacia mí. Me tomó de las manos, envolviéndome en el abismo esmeralda como siempre lo hacía.
–Cait, las probabilidades de que luche son mayores. –dijo, asegurándome que efectivamente podía ser consumido por el suero, y si eso sucedía no había vuelta atrás.– Si no supiera que David va a estar bien no estaría de acuerdo con esto. –susurró tomando mi rostro entre sus manos.– Sabes el cariño que le tengo, no lo pondría en peligro a menos que las posibilidades estuvieran a nuestro favor. –Zac bajó la mirada, y Adrien se revolvió nervioso.
Apoyé mi cabeza en su pecho y respiré profundamente.
–Adrien. –se sobresaltó y lo supe aunque no estuviera mirándolo.– Quiero que seas tú, personalmente, quien traiga a David. Sólo a él. Explícales el plan a Grace y Logan.
–¿Qué pasa si se niegan? –preguntó.
–Me llamarás entonces, yo hablaré con ellos. –dije, encogiéndome en los brazos de Jared.
Adrien salió de la habitación, dispuesto a cumplir con sus órdenes.
–Ven, te sacaré de aquí. –dijo Jared tomándome de la mano, y cerré la puerta de Zac detrás de nosotros.
–¿A dónde vamos? –dije subiendo a su auto.
–Conocí un lugar que va a encantarte. –dijo él.
–Tal vez no deberíamos irnos. Con todo esto no creo que sea lo más correcto. –objeté.
–Caitlin, desapareciste durante diez meses, y no has hecho nada más que salir de la casa de Grace e ir al edificio, y viceversa. Te mereces un descanso. –dijo él, y plantó un beso en mi frente antes de arrancar el auto.
–¿Por qué murió Sofía? –pregunté, haciendo que mi voz se alzara sobre el sonido del viento.
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Epístola al Caos
Viễn tưởngDespués de todo, la vida sigue dándome lecciones aunque crea no pedirlas. 1. No todo sale como planeas, nunca se es lo suficientemente inteligente. 2. Por nada del mundo creas ganada la batalla, tus enemigos encontrarán la manera de quebrarte justo...