Capítulo 16, Ignem feram.

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–Entonces, –habló Jared. Habíamos terminado de comer y limpiar la cocina, la mesa y la sala, ahora nos disponíamos a seguir planeando nuestra gran entrada.– Thiago, ¿qué es lo que hace tu hermano para Ramil?

–Steve es de su grupo de confianza. Nunca me importó conocer los detalles, pero tengo entendido que hace sus recados y negocios sucios.

–Como Elijah. –completé. Jared asintió.

–¿Crees que podría meterte a la casa de Ramil? –dijo.

–¿Con qué propósito? –preguntó Coraline, para este momento, ya parecía más confiada y abierta al grupo.

–Mientras más gente tengamos adentro, mejor. –respondió él. Jared era un excelente estratega, y si bien nuestra última misión había fallado estrepitosamente, confiaba plenamente para planear esta.

–Supongo que sí. Será difícil convencerlo, pero lo haré. –respondió Thiago, y después de colocarse bien los lentes, salió por la puerta principal con una mano sobre la oreja. Me pareció ver que se tocaba la sien con el dedo medio.

–Genevieve, cuando Thiago vuelva, necesito que le pidas ayuda para entrar en el sistema de Ramil. Espero que hayas traído tus cosas.

–Claro que sí cielo, una mujer siempre está preparada. –dijo ella guiñándome un ojo. Sonreí en respuesta. Mi corazón latía con fuerza, y me alegraba sentir la adrenalina a flor de piel.

–¿Soy el único que piensa que un humano no debería resolver los asuntos de un Yaqut? –dijo Adrien de pronto.– Es decir, no te lo tomes a mal pero, ¿qué haces aquí? –aclaró, después de ver las expresiones confusas de casi todos los presentes. Me di cuenta de que Adrien detestaba a Jared, pero al mismo tiempo estaba intentando calmarse y no parecer un imbécil.

–Adrien, Jared es excelente en este tipo de cosas, y yo le pedí ayuda. –contesté, aunque no fuera del todo cierto.

Él pareció mostrarse conforme, así que Jared estaba a punto de seguir cuando Thiago apareció por la puerta.

–Necesito una computadora, he conseguido que mi hermano colabore. –dijo.

Genevieve salió corriendo de la casa y regresó con una laptop entre las manos. Se sentó junto a Thiago y juntos pusieron al tal Steve en pantalla.

–Quiero verla. –fue el primer sonido que escuché provenir del aparato. Thiago me hizo señales para que apareciera en pantalla.

Alejé la computadora portátil para intentar que todos entráramos en la imagen.

–Es ella. –dijo Thiago.

El muchacho en pantalla era inmensamente diferente a su hermano. Tenía casi todo el cabello rapado, y solo la parte de arriba le caía en cascada sobre el lado izquierdo, llegando hasta su oreja. Llevaba todo el cabello pintado de blanco, y aunque usaba los mismos lentes que su hermano, parecían personas completamente distintas. Solo conseguí apreciar el gran parecido después de analizarlo discretamente durante varios minutos. Las mismas orejas, exacta nariz y corte de los labios. Los pómulos sobresalían tanto en Steve como en Thiago. Era claro que eran gemelos.

Se hizo silencio por un largo tiempo. También él me estaba analizando.

–¿Qué es lo que necesitan? –preguntó entonces.

–Primero, saber qué interés tienes en ayudarnos. –dije, no lograba entender cómo es que confiaríamos en uno de los hombres en los que más confiaba Ramil.

–Venganza. –respondió él con frialdad.– Ramil mató a la persona que más amaba. –completó con un dejo de melancolía en la voz, aunque sin cambiar su expresión en lo más mínimo.

Epístola al CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora