Una de mis metas en la vida ya estaba cumplida, acaba de recibir mi título como enfermero y para mi surte también había conseguido empleó, el problema era que debia mudarme a otra ciudad y no trabajaría en un hospital, sino que en una jefatura de policías en donde realizaría primeros axulios, no era lo que esperaba pero tampoco estaba en plan de rechazar la oferta después de todo la paga estaba bien buena y era bien jugosa. Tome los pantalones blanco y la chaqueta del mismo color, este era el uniforme que utilizaría en aquel lugar, era mi primer día y estaba ansioso de empezar así que sin mas me rocíe perfume y me apresure a llegar a la jefatura. En frente del establecimiento había varias patrullas apacarcadas y junto a estos unos cuantos policías que parecían estar desayunando ya que sostenían unas tazas de lo que supuse era café y una que otras donas. Me parecía raro que se aliemtaran fuera en vez de hacerlo cómodamente dentro del lugar. Eso fue lo que me pensé hasta que comprendí la razón de porque estaban allí.. "PIROPOS" ESTABAN PARADOS ALLÍ PARA PIROPEAR A LAS PERSONAS QUE PASARÁN POR LA VEREDA.! Y LOS QUE ELLOS CREÍAN ATRACTIVAS. A pasó rápido comencé a caminar, tenía que pasar en frente de ese grupo de pervertidos para prepararme en mí jornada laboral, fue entonces que aquellos muchachos empezaron a lanzarme piropos, decían cosas como: -Con ese uniforme blanco, solo te faltan las alas para ser un ángel bombón. -Hey, eres como el chocolate, me haces antojarte.. -Bebé, creo que tienes el sacapuntas de mí lápiz!!!.. ¡¡JODER!!.. Ya no había ni respeto, no es que no me agradace los piropos, pero todo tiene un límite y claro parecía que a ellos no les importaba lo que pensase la gente de semejante show de ordinarios... En especial uno que fue el que más llamó mi atención, no solo porque me dijo algo fuera de sí, sino que lo hizo tocando su parte baja de tal manera que no pude evitar sentirme incómodo al igual que avergonzado... -Bomboncito, aquí tengo la jeringa, te puede servir cuando estés enfermo te la inyectó entera... Eso fue lo que me gritó aquél jóven oficial, solo fue un minuto que voltee a verlos con mala cara para que paracen semejante show y fue suficiente para que esté sujeto me deje enrojerido y con las palabras en la boca, ¡Santo Cielos! ¿Está hablando encerio?, Aquel tipo no tenía vergüenza en tocarse aquella área con descaro en frente de todos, noté como lo apretaba y me guiño el ojo, ¡Totalmente vulgar!.. De la vergüenza ajena que llegué a tener me metí de prisa a la jefatura, esperaba tener la paciencia suficiente para soportar todo aquello el tiempo que me durase el trabajo..
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