1. Entrando al Underground

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La batalla entre HUMANOS y MONSTRUOS había acabado, todos comenzaron a convivir en paz, todo era perfecto. . . Hasta qué. . . .

Monstruos y Humanos. . . . Jamás podrán convivir juntos, los humanos los traicionaron, devolviendolos al lugar de donde habían salido, del que tanto tiempo esperaron para salir. . . . En vano.

Debido a eso, los monstruos adoptaron una nueva ley.

"Cada humano que sea visto por estos lugares. . . . Debe ser asesinado al instante. A partir de ahora, en este sitio. . . . ES MATAR O MORIR. "

Y, con el pasar de los tiempos, el único humano que podía pisar el underground, era Frisk, aquél humano quien le habían tomado tanto afecto, era el único que podía sobrevivir.

Hasta qué. . . .

Monte Ebott, 20XX.

- He oído que quién camina por el monte Ebott, jamás es vuelto a ver. . . ¿Será eso verdad?. -

La niña de cabello rubio, atado en dos coletas bajas, miraba aquél monte, su mirada solo transmitía tristeza, odiaba su vida. Ella quería desaparecer de una vez por todas. . . Estaba harta.

A lo lejos, murmullos se oían, la pequeña niña tragó saliva en seco.

- Vaya, pero si es Raizel, la niña imbécil. -

Dos niños, uno bastante robusto y otro más delgado, se colocaron detras de la niña, ahora llamada Raizel.

- He oido que quien se encuentra en el Monte Ebott, jamás es vuelto a ver. -

El niño robusto le habló a su amigo, el cuál sonrió sadicamente, colocando su mano el el hombro de Raizel.

- ¿Qué opinas de eso, Raizel?. -

susurró el delgado en el oído de la pequeña Raizel, la cuál derramó una pequeña lagrima.

- Deberíamos comprobar la teoría, Carlos. -

Dijo el robusto en tono burlón, al cual el delgado rió sadicamente.

- Hasta nunca, maldita. -

En un abrir y cerrar de ojos, Raizel estaba cayendo, derramando más y más lagrimas, viendo a aquél niño que mantenía su sádica sonrisa en su rostro, con un brazo extendido.

Raizel vio su vida pasar frente a sus ojos, nada lindo se veía, ella sabía que iba a morir.

O tal vez no. . . .

Impactó contra un colchón de flores amarillas, Raizel las vio muy hermosas, amaba las flores.

- N-no.. estoy muerta.. -

Raizel se levantó de aquél conjunto de flores, no sabía que sucedía, ni en donde estaba.

Decidió caminar y explorar por su cuenta ese lugar, pudo divisar una entrada a lo lejos, corrió hacia aquélla, con la esperanza de que alguien le ayudara.

Le sorprendió al ver una flor parlante frente a ella.

- Howdy. -

Dijo la pequeña flor hacía Raizel, quién se mostraba amigable.

- Soy Flowey... Flowey la.... -

No alcanzó a terminar su frase, un pequeño pie se encontraba ahora sobre la flor, Raizel estaba aterrada, ¿Una flor parlante?.

Raizel salió corriendo de ese lugar, eso fue lo más extraño que habría presensiado en sus 9 años de vida, una flor parlante.

Había chocado contra algo, era mucho más grande que ella, esta figura, colocó una mano en la cabeza de Raizel, no sabía porque, pero Raizel se sintió protegida.

- Oh, pero que pequeña más tierna e inocente. -

Pronunció la figura, con voz femenina, y en tono amable, esta se agachó hasta quedar a la altura de la pequeña niña, su rostro, era similar a una cabra, o eso pensaba Raizel en ese momento, pero no se sentía asustada.

- Yo soy Toriel, guardiana de las ruinas. Ven conmigo, mi niño. -

La extraña mujer extendió su mano hacía Raizel, quien la tomó tímidamente, pues nunca había tomado la mano de nadie, las únicas manos que Raizel había sentido, fueron las de los niños del orfanato, golpeándola hasta casí dejarla inconsciente, ese recuerdo hizo que Raizel soltara una lágrima, la cual limpió al instante con su mano libre.

La mujer, llamada Toriel, le explicó todo lo que debía hacer, le explicó los llamados "Puzzles" y las batallas con las que entraría contra los "monstruos" con los cuales, solo debía entablar una conversación.

- Lo siento, mi niño, pero surgió un imprevisto, y deberás quedarte aquí por un rato. . . . Pero ten. -

Toriel le entregó a la pequeña un movil, Raizel le miró confundida, pero lo tomó entre sus pequeñas manos.

- Si me necesitas, puedes marcar mi numero. . . . Se bueno, mi niño. -

Dicho esto, la mujer se fué, Raizel se sentó en una esquina, y esperó a la mujer. Aunque no quería esperar demasiado, así que se levantó y siguió su camino.

Al momento, una llamada llegó.

- ¡Hola!, al habla Toriel. Te has quedado en el lugar donde te dije, ¿verdad? . . . . -

Raizel solo se limitó a decir que sí, aunque esto no sea cierto.

- ¡Genial!, iré en un rato, se bueno, mi niño. -

Toriel colgó la llamada.

- Le has desobedecido a Mamá. . . . -

Fueron las palabras que escuchó Raizel a sus espaldas, volteo a ver. Nada había allí, un escalofrío recorrió su espalda, y negó con la cabeza, siguiendo su camino.

Final Cap. 1

Entrando al Underground.

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⏰ Última actualización: Sep 08, 2016 ⏰

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