¿MACHO QUE SE RESPETA?

Capítulo 18

Capítulo 18: SE SOLICITA MESERO

A la mañana siguiente, Emma despertó en la cama de Jacob. Al instante de verse allí, se asustó, ¿tal vez ambos habían dormido juntos? Emma miró el resto del colchón. No había nadie.  

—¿Cómo llegué aquí? ¿Él me trajo o soy sonámbula?

Vio el reloj  y se dio cuenta que iba a llegar tarde al trabajo. Salió rápidamente de la habitación y cogió su mochila. Dirigiéndose a la entrada de la casa, encontró a Jacob dormido.

—Así que preferiste dormir aquí, en vez de tu propia cama. ¿Por qué lo hiciste? ¿Es tu forma de pedir disculpas por lo de ayer? Está bien. Lo pasaré, pero solo por esta vez... ¡Cierto, se me hace tarde!

Después de unas cuantas horas, Jacob se despertó. Bostezó levantándose del incómodo sillón.

—¿Se habrá despertado?

Caminó hacia la cocina y empezó a preparar el desayuno.

—¡Emmanuel, despierta! ¡Qué estoy haciendo sándwiches!... ¿Emmanuel?

Fue a buscarlo en su dormitorio, y no había rastro de él. Lo buscó en el baño y en las demás habitaciones, tampoco estaba.

—¿Se fue así nada más? Yo que intento ser amable contigo, dándote mi cama, haciéndote el desayuno, y tú prefieres irte —mordió toscamente el sándwich que sostenía—. Ni siquiera pude aprovechar todas las horas de la apuesta... Iré a molestarlo un rato.

* * *

En el Machazo, entre los vestidores...

—¡Emma!

—¡Hola, Paolo!

—Llegaste tarde.

—Sí, lo sé. ¿El señor Vargas se ha dado cuenta? —preguntó preocupada.

—No, felizmente.

En eso se escuchó la voz de su jefe de lejos.

—¡Emmanuel! ¡Emmanuel!

—¡Dijiste que no se había dado cuenta!

—Eso pensé yo también.

—¡Emma! Te estoy llamando —apareció el señor Vega en la habitación—. ¡Oh! Estabas cambiándote, perdón.

—No, no se preocupe. Ya terminé de cambiarme. ¿Para que me buscaba?

—Necesito que Paolo y tú, sean los meseros especiales.

—¿Especiales?

—Sí, bueno hoy no abriré el local. Ya que un empresario reservó todo el local para pedirle la mano a su novia formalmente ante su familia.

—¿Le va a pedir la mano en un bar? —cuestionó Paolo riéndose.

—Claro, ¿por qué no? Según el empresario, me comentó que aquí conoció a su novia.

—Qué romántico... —Emma aguantaba su risa mientras su compañero de trabajo no.

—Quiero que ustedes estén atentos a los servicios de la familia del joven y de su novia. Habrán pocos invitados pero de eso se encargarán los demás. ¿Entendido?

—¡Sí, señor!

—Confío en ustedes que todo saldrá bien. Bueno, voy a ir a colocar este anuncio en la ventana.

—¿Anuncio de qué? —Emma le dio una ojeada al volante—. ¿Se necesita mesero?

—Pues, Javier me dijo el viernes pasado, que dejará el Machazo para centrarse en sus estudios. Necesitamos a otro muchacho que pueda cargar las cosas al igual que él. Tengo que pasarle la voz a los demás, de que si ven a un interesado en el trabajo, lo lleven a mi oficina. ¡Miren la hora que es! —señaló el reloj de su muñeca— ¡Vayan a arreglar el lugar! ¡vamos! ¡Vamos!

* * *

El lugar estaba decorado con rosas rojas, los meseros se colocaron una rosa en su chaleco y las chicas en el cabello. Las mesas estaban todas arregladas con sus cubiertos. Todos estaban en sus posiciones, esperando a que el señor Vargas diera la señal.

—Ya están en la puerta, ¿todos están preparados?

—¡Sí, señor! —respondieron los trabajadores.

—¡Esa es la actitud!

La gente entraba y los meseros decían su famosa frase "Bienvenidos a El Machazo, donde aquí el Macho se respeta". Entró el empresario a lado de su novia. Ambos quedaron asombrados de la gran decoración del lugar. Se sumaron los familiares de la novia, estaban sus padres,  y sus hermanos menores. Primero entró el más pequeño.

 —Ese niño... —susurró Emma ocultándose detrás de Paolo.  

—¿Qué tiene ese niño?

—¿Cómo dijo el señor Vargas que se apellida la prometida?

—Mmm... no recuerdo. Pero sé que empieza con "M".

—¿Mathers...?

—Debe ser, no recuerdo bien.  ¿Y por qué no quieres que te vea el niño?

—¡Logan, mira los sombreros de mariachi!—El pequeño apuntaba todo con el dedo. Su hermano mayor lo acompañaba.

Emma por su parte, intentaba taparse la cara con el menú del restaurante mientras Logan felicitaba a su cuñado por la fiesta.

—Gracias, este lugar es muy especial para tu hermana y para mí. Aquí es donde ella y yo nos conocimos, nos hicimos amigos y nos volvimos novios. ¡Este lugar une parejas! ¡Salud por eso!

—¡Salud! —brindaron los invitados con sus copas de champagne en alto.

—Ojalá también aquí encuentres a tu alma gemela, Logan.

«¿Conocer a mi alma gemela? ¿Aquí? Sí, claro...» Bebió un poco de su copa y tomó curiosidad por el mesero que se tapaba la cara con el menú. «¿Qué le pasa a ese tipo? ¿De quién se esconde?» 

El jefe se acercó al mesero a darle unas indicaciones. Y el sujeto dejó al descubierto su rostro por un instante. Logan quedó estupefacto.

—¡¿Emma?!

* * *

Afuera del Machazo...

Jacob llegó en su lujoso carro. Trató de mover la manija de la puerta del restaurante, pero estaba cerrada.

—¿Qué? ¿Qué es esto? ¿No trabajan hoy?

Miró por la ventana y vio que el lugar estaba reservado.

—¿A quién se le ocurre reservar el Machazo? ¡Oh! Allí está Emmanuel, ¿por qué se tapa con el menú? ¿Qué habrá hecho ahora...?

De pronto, vio que se acercaba el mismo chico de ayer a Emma.

—¡¿Qué hace él allí?! ¿Acaso está interesado en Emmanuel? Pero si no es un mujer. Desperdicias tu tiempo, muchacho.

Logan se llevó al mesero a otro lugar, dejando al modelo nervioso.

—¿Cómo entrar, Jacob? Piensa, piensa...

Miró a los lados de la ventana y encontró el anuncio del señor Vargas.

—Creo que tengo una idea— sonrió tomando el papel de la pared.

* * *

—¡Adelante!

—Señor Vargas, hay un joven que desea verlo —le avisó uno de los meseros.

—Hazlo pasar.

Jacob entró.

—Buenas tardes, señor.

—¿Y dígame qué se le ofrece?

—Vengo por el anuncio. Quiero trabajar en el Machazo.

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¡Llegamos a la mitad de la historia!

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