Park Jimin.

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Tres años después del nacimiento de Seulgi, vino al mundo Jisoo

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Tres años después del nacimiento de Seulgi, vino al mundo Jisoo. Dara quedo encantada con su hija, no había que ser demasiado observador para detectar el parecido físico. Como toda madre albergaba dentro de su ser el deseo de poderse llevar bien con ella, tener una compañera de vida y más que una descendiente; una amiga.

Por su puesto todo eso lo guardaba en su interior. Como toda buena progenitora no podía decir en voz alta cual de sus hijas era su favorita; aunque con sus acciones haya revelado a cada uno de los habitantes de la mansión la verdad inminente.

A Seulgi no le importaba en absoluto, cualquier madre hubiera pegado el grito al cielo y estaría en proceso de reconquistar el corazón de su hija. Dara quien siempre había vivido en su mundo, no. La amaba por supuesto pero no sentía un lazo que la llamara a ella.

Jin ocupaba el puesto de madre y padre en la pequeña psiquis de Seulgi. Lo adoraba y él a ella. Pues al ser sirviente desde la cuna, no pudo formar su propia familia. Todos sus parientes habían servido a la noble familia de la señora Sandara en Filipinas. Y de eso ya décadas habían transcurrido.

Así pasó el tiempo, las niñas se estaban convirtiendo en pubertas rosagantes. Cada una con gustos diferentes, siguiendo caminos separados que terminarían en el mismo desenlace; un matrimonio ventajoso.

Pero por absurdo que sonara con una relación cordial y respetuosa libre de hipocresías propias del género femenino; contra todo pronóstico del que lo viera.

Fue en ese momento del tiempo-espacio que fue concebido Jimin. Hermoso niño de ojos sonrientes. Cualquier persona que lo viera pensaría automáticamente que tenía un rostro de Ángel.

Todos quedaron hipnotizados por el dulce retoño. ¿cómo no estarlo? Chanyeol fue relegando trabajo, Sandara junto a Jisoo aplazando salidas sociales. Y Seulgi con Jin mimándolo como sólo dos personas tan dulces podrían hacerlo.

Es ley universal, que toda novedad tiene periodo de caducidad. Y aunque el bebé había congregado a la familia al hogar. Pronto todos tomaron su curso natural, con el pasar de los meses.

Chanyeol fue con paso lento pero seguro retomando negocios internacionales, Sandara y Jisoo tuvieron un periodo de histeria cuando se enteraron que el afamado diseñador Valentino anunciaría su retiro en la siguiente semana de la moda y por supuesto que estarían en asiento VIP en ese evento histórico.

Eso dejo al bebé en cuidado de Jin y su hermana mayor, quienes se encargaron de darle amor los primeros años de su infancia. Transcurrieron tiempos de rutina pacífica.

Seulgi, tendría que enfrentar su destino. Había llegado el momento, fue como toda una princesa al altar del brazo de su padre; él cual no escatimo en gastos. Se lucieron en los preparativos, todo estaba desbordante de lujos sin llegar a ser vulgar.

La mayoría de la familia Park o lo que quedaba de ella tuvieron una sensación poco grata pinchando en el corazón cuando regresaron de Alemania. La mayoría la desecho, ahogándola en el día a día.

Jin y Jimin eran otra historia. Uno perdió a su hija y el otro a su madre. Andaban melancólicos por los pasillos, Jimin jamas le reprocharía algo a su nana. Pero sospechaba que el cariño de Jin se había congelado y a sus tiernos cinco años no tendría el privilegio de recibirlo.

Nadie podría culparlo, una vida de servidumbre, cierto era que no había recibido maltratos y sus señores los antiguos y los actuales le habían tratado como de su familia. Pues no era un simple criado, era todo un institutriz, educado en los artes y dogmas de la sociedad.

Pero una voz interna le repetía que nunca lo seria, existía una linea invisible que siempre le recordaría que era una pera en una canasta de manzanas; tan básico como aquello. Jin, tu no eres de la familia. Y vaya que eso le dolía.

Tenia miedo, pánico a que Jimin creciera, tomara como esposa a una mujer insulsa y frívola; y se olvidara de su vieja y acabada nana. Por eso decidió no cometer el mismo error; los cuidaría pero no les tomaría cariño a hijos ajenos.

Era una simple niñera ni mas ni menos, era su realidad y punto. Así término de servirle el almuerzo al pequeño, con una sonrisa cordial pero trato distante se retiró a sus aposentos. Dejando a Jimin en soledad absoluta. Triste destino para un infante.

Su madre y Jisoo lo llenaban de regalos, vistiéndolo como un muñeco de porcelana con las mas sofisticadas marcas. Luego se marchaban como dos cómplices que nacieron para estar juntas. Una ecuación donde el salia sobrando.

Conversando ocasionalmente con Jin y ayudándole con su bordado; aprendiendo a tocar el piano pasaron semanas. Se estaba acostumbrando.

A los demás sirvientes los desconocía del todo. Pero escuchaba cada vez con mas frecuencia la ronca voz del guarda Namjoon, se les acercaba y decía algún chiste sin sentido. Haciéndolos reír por el absurdo del mismo. Luego llegaba un incomodo silencio que Jimin no lograba descifrar, se podía cortar con el cuchillo de mantequilla.

El guardia y Jin se conocían desde Filipinas, Dara siempre les guardo aprecio y por lo mismo los trajo consigo. Jimin los dejaba hablando y se iba junto a las plantas.

A ver el rocío y las abejas que pululaban entre los pétalos. Se iba alejando entre los arbustos y pastizales del amplio jardín. A nadie le importaba demasiado, estaba en la misma propiedad. No es como si algo malo pudiera pasar.

Al ser un niño gozaba de mas libertad para explorar de la que tuvieron sus hermanas. No era la infancia adecuada pero él no se quejaba. Chanyeol le traía juguetes fascinantes de sus viajes.

Un día mientras vagaba por el mini bosque de abetos de la parte trasera de la propiedad. Vio algo inusual, tuvo miedo en primera instancia, su corazón comenzó a zumbar en su pechito. Considero la opción de correr en busca de Jin. Gritando a viva voz de ser necesario.

Pero su necesidad de una compañía apropiada para su edad hizo que sus pies se congelaran en su puesto. Nerviosamente se paso su mano por el cabello.

Cualquiera hubiera reído con lo infantil de la acción. Se acercó con pasos cortos a la figura que estaba sentada bajo la sombra del árbol.

--- Ho... Hola. ¿Puedo sentarme?--- El niño en frente suyo se removió dejándole una porción de espacio libre.

Jimin lo observó por el rabillo del ojo, tenía una frondosa mata de cabello negro que lucia algo descuidado, una piel pálida y podría jurar que era más alto que él.

Esperaba poderse llevar bien, quería un amigo... Lo necesitaba.

Siento que estoy avanzando lento con el desarrollo. Pero es que no quiero olvidarme , ni descuidar los detalles. Jajaja.

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