Duerme conmigo.

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Jungkook era su nombre, una vez tomada confianza le había sonreído con una expresión de conejo, mientras se lo decía

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Jungkook era su nombre, una vez tomada confianza le había sonreído con una expresión de conejo, mientras se lo decía. Para Jimin fue difícil hablarle de corrido; pues su nuevo amigo no era muy parlanchín. Así que pronto se encontró dando un monólogo.

Dos meses pasaron y Jimin no podía negar que le encantaba tener la sensación de ser escuchado, hablo de nana Jin, el Sr.Namjoon y cada miembro de su familia. Cuando esto fue insuficiente comenzó a enumerar cada uno de sus juguetes, el arte de tocar piano y los cuentos que conocía.

Le llevaba dulces y pastelillos, pasaba todo el día con él. Rutina solo interrumpida por las tres comidas, la hora del té y las clases de Piano. Detestaba cuando Jin, mamá o Jisoo lo distraian en la búsqueda de su amigo, sinsabor que sabia disimular bien.

- Jungkook, mi profesor dice que he mejorado mucho y pronto estaré en posibilidades de interpretar una pieza decentemente.- Lo decía mirándolo fijamente a los ojos.

- Me gustaría escucharte, tal vez algún día.-

Aunque Jimin se emociono con esa afirmación. Supo que ese día no llegaría, porque su amigo y el solo se reunían lejos de los ojos curiosos de los demás. Él se negaba en ir a la mansión y aunque tuviera cinco años, no era tonto. Comprendía que la diferencia de clase social era la causa.

No le importaba la ropa desaliñada y sucia de su amigo, el lo quería por lo que era y poco le importaba sus posesiones. Por respeto a Jungkook, evitaba las preguntas indiscretas; aunque se muriera de ansias por saber más de él. Jamás lo haría sentir menos.

-Mi cumpleaños sera pronto, quiero pasar mas tiempo contigo ese día, es deprimente y aburrida la típica fiesta que me hacen.-

-No puedo ir, lo sabes.-

-Lo entiendo, pero no tienen porque enterarse... Hagamos una pijamada.-

-No se Jimin.-

-Por favor, mi hermana Jisoo hace ese tipo de fiestas con sus amigas; se ve que se divierten mucho.-

-Pero tus otros amigos, les molestara verme ahí...

-No hay problema, yo no tengo más amigos. Pensaba invitar a mi primo lejano Tae Tae a quedarse en la noche, pero si te incomoda solo jugaré con él en la fiesta familiar, vamos solo tu y yo.-

-Esta bien, ahí estaré.-

-Gracias, es la primera pijamada que organizo, va a ser muy divertido.- Se despidió agitando su manito y corriendo hacia la mansión por la religiosa hora del té de nana Jin.

El cumpleaños número seis fue contra todo pronóstico pasable, su primo Tae Tae le regalo un auto de colección edición limitada, le encantó divertirse con sus locuras; era una lastima que él viviera en otra ciudad.
Aunque gracias a Jungkook su vida ya no era tan patética.

Comió hasta decir vasta todo tipo de golosinas, todos lo consintieron porque hasta Chanyeol había venido por la fecha.

Cuando el reloj marco las ocho de la noche, Jin lo cargo en brazos, lo baño y vistió. Y aunque lo había jurado, no pudo resistir plantar un casto beso en la frente angelical de Jimin, así se marcho para dejarlo dormir.

Él cual abrió desmesuradamente sus inexistentes ojitos, no podía creer su estupidez... Y ahora ¿cómo llegaría su amigo a la habitación? Ya empezaba a tener ganas de llorar por su fallo de cálculos. Cuando escucho un golpe en la ventana.

Pensando que tal vez era él, se apresuró a despejar las cortinas. Ahí lo vio pegado a la puerta de vidrio de su balcón. Cuando abrió el obstáculo que los separaba Jimin agarro su brazo con algo de timidez para adentrarlo a sus aposentos. Pero parecía petrificado en el lumbral.
-Apresurate, la pijamada esta atrasada.- comenzó a reír, con aquel sonido que le encantaba escuchar a Jungkook.

-No puedo, tienes que invitarme a pasar.- El hermoso sonido de diversión comenzó a intensificarse.

-Puede usted Sr.Jungkook entrar a mi habitación y vida, por favor se lo suplicó jaja.-

La sonrisa que lanzó fue indescifrable, llena de suficiencia, a Jimin le pareció que desbordaba la seguridad de un adulto por milésimas de segundo. Luego salto como conejo por los muebles, haciendo el ridículo y comenzaron a jugar.

Kookie como había decidido llamarlo de ahora en adelante. Lo consentía mucho y no lo contradecía en nada. Se llevaban muy bien. Hicieron una fiesta amena e inolvidable. Cuando fue insoportable la pesadez en los párpados de Jimin, con un pequeño bostezo se dirigió a la cama.

-Jiminie aún no te he dado mi regalo de cumpleaños.- Eso lo motivo a aguantar el sueño.

-No debiste molestarte, tu compañía es suficiente.- le dijo en un susurro somnoliento.

-Es un juramento de amistad, dame tu mano.-

Con toda la pereza que su estado le permitió se la dio. Y pudo ver como Kookie ataba un extremo de una cinta roja a su muñeca. Mientras le sonreía.

-Yo prometo cuidarte y protegerte de toda adversidad. Tus ojos jamás derramaran lágrima alguna, tus días serán dichosos y las noches serenas. Porque tu amigo eterno seré. Todo lo que quieras, todo lo que necesites. Para siempre Jimin.-

El otro extremo de la cinta estaba fija en la muñeca de Jungkook. Aturdido por el sueño y las hermosas palabras estaba el niño de la casa, al borde de las lágrimas.

-¿No tienes nada que decir?.-

Con la espalda tocando completamente su cama jalo el hilo rojo que los unía. Y lo abrazó con sus regordetas extremidades, no pensaba soltarlo; exhalo pausadamente en el oído de Kookie y perdió la conciencia. Tuvo dulces sueños esa noche, un mundo lleno de colores y unas manos que acariciaban su cabello.

Lo próximo que sintió fue algo que lo movía con sumo cuidado.

-Despierta tengo que irme; y quiero despedirme de ti.- Vamos no seas vago jajaja.

-No te vayas Kookie.-

-Tengo que hacerlo, en unas horas vendrá tu niñera a despertarte.-

-Si te cuento algo ¿prometes no burlarte?, yo tengo miedo a dormir.-

-Y ¿cómo le has hecho todos estos años?.- Le pregunto, dando una carcajada sonora.

-Es serio no te rías, he luchado con el pánico a que me encierren todas las noches en mi habitación. Cuando Seulgi vivía conmigo, se quedaba hasta que me dormía. Ahora tengo que cerrar fuertemente mis ojos para no ver el cuarto a oscuras y rogar porque el sueño llegue pronto.- Termino de decir agitado y al borde de las lágrimas.

-¿La extrañas mucho? humm.- Le pregunto mientras le acariciaba el cabello.

-Desde que estas tú, ya no me siento solo.-

-Debo tomarlo ¿cómo tu declaración de amor?.- Jimin se sonrojo completamente y chillo de vergüenza. Provocando más carcajadas en Jungkook.

¿Desde cuándo su amigo había incrementado tanto su confianza en si mismo?

-¡Pensé que eras tímido! En ¿Qué momento te has desenvuelto tanto?.-

-Si tienes miedo puedo venir todas las noches, hasta que no me necesites.-

-¡Si! Digo ¿no te incomoda?.-

-No me molesta.- Jimin realmente lo agradecía, no estaba exagerando el pánico que le causaba la hora de dormir. Quedó acordado, así fue como lo despidió en el balcón y lo vio alejarse entre los árboles.

Si, definitivamente ya no estaba solo.

Espero les este gustando, no estoy segura si mi aplicación de las comas es correcta. Espero se estén entendiendo las pausas.

Pacto ancestral.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora