Capítulo 8

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Mis ojos se fueron abriendo poco a poco y al mismo tiempo quisieron cerrarse de golpe al darme cuenta de que no estaba en mi habitación.

—Tranquila, Sheila. —Me dijo una voz femenina proveniente del baño. —Soy Bella.

— ¿La chica vampiro?

—Pues sí que bebiste, sí. —Contestó entre risas.

—Mierda, otra vez no. —Cogí aire con el propósito de ahogarme. — ¿Izan está cabreado conmigo?

—Tal vez un poco, pero se le pasará. —Suspiró aliviada. —Nos diste un buen susto, perdiste totalmente el conocimiento.

Agaché la cabeza avergonzada y confundida.

—Pero... —Prosiguió. —Izan ha estado contigo toda la noche. — Guiñó el ojo derecho.

Mi boca esbozó una gran sonrisa al enterarme de aquello.

— ¿Y Tobías?

—En su defensa diré que estuvo intentando entrar para verte.

— ¿Y no lo hizo?

—Izan no le dejó. —Respondió poniendo una cara un tanto confusa. —Y yo... tampoco. —Bufó. — ¡Por su culpa estabas así!

De repente la puerta se abrió y como acto reflejo yo volví a cerrar mis ojos.

— ¿Cómo está, Bella?, ¿Aún duerme?

—Tranquilo, Izan. Está bien. —Le respondió mi amiga pelirroja con su dulce voz.

Con los ojos entreabiertos pude observar como Izan se acomodaba en una pequeña silla, la cual estaba girada en mi dirección.

Aparentando que había estado dormida ese pequeño rato, decidí abrir los ojos poco a poco y soltar un pequeño bostezo.

—Buenos días. —Solté de golpe.

—Toma. —Izan me tendió su mano, la cual contenía una pastilla igual que la del día anterior. —Y toma. —Esta vez era un vaso de plástico con un poco de agua.

—Lo siento. —Respondí arrepentida.

—Tomate eso, anda.

Le hice caso y me lo tomé. La verdad es que me encontraba realmente mal y lo necesitaba.

— ¿Lo siento? —Pregunté confusa.

Izan negó con la cabeza.

— ¿Se puede saber que te ocurre?, ¿En serio era necesario volver a pasar por esto?

—En mi defensa diré que fue por una buena causa.

— ¿Qué causa, Sheila? —Me preguntó irritado.

—Tobías me dijo que si bebía más que él en esos cinco minutos, me diría quién me trajo anoche a casa.

— ¿Y si no ganabas tú?

— Debía irme a cenar con él.

— ¡Pues felicidades! —Comentó en un tono notablemente sarcástico. —Vas a cenar con tu nuevo amigo.

—Rodé los ojos hacia un lado. —Perdóname.

— ¿Sabes, Sheila? Comprendo que salir de fiesta esté bien. —Paró un momento. — ¿Qué bien? Salir de fiesta es genial. —Se auto contestó. —Pero realmente creía que eras más madura, que no te dejabas llevar por las demás personas.

Notaba como mi rostro en cualquier momento iba a explotar. Me hice la fuerte a pesar de que eso nunca fue mi estilo y vi en silencio como Izan cruzaba la puerta al mismo tiempo que dejaba que por esta entrara Tobías.

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