Capítulo 10

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Salí de ahí rápidamente con las expectativas de llegar a mi habitación cuanto antes.

— ¿Sheila? —Escuché mi nombre desde el final del camino de tierra. — ¿Qué ha pasado?

—Hola, Bella. —Sonreí.

—Ese chico, Tobías... —Dudó pero finalmente buscó las palabras adecuadas. —Está completamente loco por ti.

— ¿Qué? —No podía ser cierto. — ¿Lo has escuchado?

— ¡Claro! — Gritó emocionada. —Creo que no sabes que aunque las facultades estén separadas, el director de la universidad es el mismo y por lo tanto estamos comunicados por el mismo megáfono y altavoces.

—Entonces... Izan lo ha oído. —Suspiré.

—Supongo. —Me miró con un tono inexpresivo. — ¿Es algo malo?

—No lo sé, Bella.

Me cogió del brazo y me situó sobre un banco a su lado.

— ¿Qué sientes? —Me preguntó con un tono dulce, quizá incluso más dulce del que ella ya tiene de por sí.

—Es difícil. —Pasé mis manos por mis rodillas. —Izan me gusta, me gusta más de lo que jamás podría haber imaginado, pero ahora ha llegado Tobías con su chulería atrayente y con sus tonterías con las que a veces me dan ganas de matarlo y otras de balancearme sobre él. Pero yo eso no sé si es amor, Bella.

— ¿Y lo de Izan?

—Supongo que no, pero es mucho más acertado. Izan con mirarme me pone el corazón a mil. —Suspiré. —Joder, Bella, yo antes no era tan cursi, yo antes hasta molaba.

Ambas reímos por primera vez en todo lo que llevábamos de trayecto.

—Blue, no te comas la cabeza. Ambos son tus amigos y vive con ellos como tal. Pero si empiezas a sentir más por uno de los dos, entonces supongo que deberías hablarlo con ellos y no hacerles daño a ninguno. En especial a Izan, es un gran chico.

—Tienes razón. —Me mordí la lengua. —Y sí, Izan es un gran chico. El mejor de todos.

***

Acabé llegando exhausta a la residencia. Bella me acompañó hasta la entrada pero mientras que ella se dirigió al comedor, yo fui directa a mi habitación. No tenía hambre. Estaba contenta, eso era algo que no podía negar. La escenita de Tobías había conseguido sacarme los colores al mismo tiempo que la sonrisa. A pesar de que Izan lograba llegarme a lo más profundo del alma, Tobías era diferente, muy diferente. Y aunque a veces, la mayoría de ellas, este último lograba sacarme de mis límites, en ocasiones conseguía ver su lado bueno, un lado que vivía camuflado quizá por una sombra que no existía y que realmente rezaba para que no existiera.

Noté como el zumbido del móvil me sacó de mis pensamientos más profundos. Era Olivia por el grupo de WhatsApp del pasillo.

Olivia: Chicos, esta noche nos vemos en mi habitación a las diez. Tengo preparada una sorpresa.

¿Qué clase de sorpresa podría haber preparado una persona tan loca como Olivia?

Byron: Está bien, Oli. Allí estaré.

Izan: OK.

Bella: Allí estaré.

Joel: Ok.

Yo: Vale Olivia.

Olivia: Os espero aquí, no lleguéis tarde.

Me acomodé en mi cama, recostándome en esta con los auriculares puestos. La canción que resonaba en mis oídos no la había escuchado en mi vida pero era lo único que hasta entonces había conseguido relajarme.

Supe que más tarde me había dormido porque no recordé ni un trozo de aquella canción cuando abrí los ojos.

La puerta de mi habitación fue agitada con constancia durante dos o tres minutos hasta que por fin cesó.

— Que ya voy. —Contesté en un tono áspero mientras me frotaba los ojos.

— ¿Estabas dormida?

—Bueno... Creo que un poco. —Notaba aún mis ojos pegados.

—Me habías mandado un WhatsApp, ¿no?

—Sí, pasa.

Le dejé entrar al mismo tiempo que cerré la puerta suavemente.

—Bueno, sorpréndeme. —Dijo el chico que ya se había sentado en mi cama.

— ¿Cómo estás?

—Me duele un poco la cabeza. —Contestó esbozando su maravillosa sonrisa. —Esta mañana no fui a la universidad al final.

—Pero si fuimos juntos, bueno, tú decidiste acompañarme.

—Ya bueno... Me apetecía acompañarte. —Sus pómulos se enrojecieron. —Pero luego me di la vuelta.

No pude evitar sonreír al escuchar aquello. Sonreír de manera triste. Estaba loco pero me encantaba. Definitivamente tenía la cabeza echa un lío y cada vez me sentía peor, pero por lo menos no había escuchado lo que Tobías había dicho aquella mañana.

—Eres una persona enorme. —Suspiré. —Y por eso creo que es mejor que dejemos de hablar durante unos días.

— ¿Qué? —Su rostro se endureció. —Joder, Sheila, no puedes estar diciéndome un día que te morirías por besarme y al día siguiente soltarme que nos distanciemos.

—Lo siento. —Una lágrima recorrió mi rostro.

—Da igual, cuando te organices la cabeza me avisas. —Se levantó de mi cama. —En serio, tómate todo el tiempo que necesites.

—Gracias. —Giré la cabeza. —De verdad que es porque no quiero hacerte daño.

—Tobías, ¿no? —Esbozó una mueca inexpresiva. —Está bien, nos vemos luego en lo de Olivia. —Alzó el brazo. —Como amigos, no lo olvido.

Asentí observando como salía por la puerta sin esbozar esa sonrisa que tanto me gustaba.

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⏰ Última actualización: May 17, 2017 ⏰

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