— ¿Pero qué? —Mi rostro se endureció por completo. — ¡Fuera!
Observé desde la puerta, la cual sostenía abierta como se levantaba del suelo dejando la botella en este.
—Pero... —Formuló antes de que abriera más la puerta.
—Fuera. —Dije por última vez observando como salía por esta.
Después de que se fuera, me situé encima de mi cama y encendí mi portátil el cual llevaba largos días sin usar. Decidí abrir skype para ver si mi hermano estaba conectado y tuve suerte. Lo estaba. Y necesitaba saber de él.
Pinché en su enlace y lo invité a hacer una video llamada, la cual aceptó al instante.
— ¿Qué tal, Sheila?, ¿Todo bien? —Fueron sus primeras palabras.
—Supongo. —Contesté sin ganas. —Pero cuéntame sobre ti. ¿Cómo te está yendo?
—Sheila, te noto rara. —Chasqueó la lengua. —Yo estoy bien, en fin, como siempre. Pero tú no.
—Estoy cansada, Danny. —Mentí. — Mucho lío.
—Mañana tienes clases, ¿no?
Afirmé su pregunta asintiendo con la cabeza.
—Vete ya a descansar.
—Está bien. —Tomé aire. —Buenas noches, tonto. —Le sonreí.
—Descansa, Sheila. —Suspiró. —Y no estés mal, aún te conozco un poco. —Me guiñó un ojo.
Lo miré cómplice y apagué el portátil depositándolo encima del escritorio.
Después de esto, me dejé caer sobre la cama tapándome hasta el cuello y en cuestión de segundos caí rendida ante el sueño.
***
Lo primero que respiré aquella mañana fue un fuerte olor a churros con chocolate provenientes de la cafetería.
Bajé rápidamente las escaleras y me situé en la entrada observando quién se encontraba dentro de la sala. Suponía que Izan no querría saber nada de mí, así que pasé sin mirarlo por donde estaba situado y me dirigí al mostrador con el ticket correspondiente.
—Unos churros con chocolate caliente, por favor. —Le dije al hombre canoso que se encontraba atendiendo detrás del mostrador.
—Aquí los tienes.
Los situó encima del mostrador y le tendí mi ticket.
—Gracias. —Contesté con una grata sonrisa antes de irme.
Me coloqué en una mesa lo suficientemente lejos como para que Izan no me viera pero lo suficientemente cerca como para verlo yo.
Estaba guapísimo, y lo era. No me equivoqué al decírselo la otra noche cuando bebí más de la cuenta.
Me acomodé en la silla y comencé a desayunar con cierta agilidad. Cuando terminé deposité la basura en la papelera e intenté salir de la cafetería sin que nadie me avistase.
—Sheila. —Escuché mi nombre.
—Mierda. —Musité en voz baja dándome al mismo tiempo la vuelta.
Observé a Izan detrás de mí.
— ¿Vamos juntos?
Accedí sin pensármelo dos veces .Él estaba serio y se notaba, pero por otro lado era capaz de verlo calmado, sereno... Y eso conseguía tranquilizarme.
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BLUE
Teen FictionLo recordaba tal y como lo viví. En algún momento de mi vida había ocupado ese lugar. Ese mismo lugar que ahora se encontraba mucho más distante pero que seguía llegándome a lo más profundo del alma. Todos los derechos reservados por Safe Creative. ...