Capítulo 1 Una nueva vida

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Salir del lugar en el que naces nunca es fácil, siempre recordarás memorables recuerdos de tu pasado, pueden ser tanto buenos como malos, pero solo son eso, un recuerdo. Lo que importa siempre es el presente, ¿de qué sirve vivir si en tu cerebro existen únicamente remordimientos o preocupaciones por tu pasado? Solo déjalo estar y céntrate en lo que te espera más adelante, en tu futuro, porque el destino es impredecible, nunca se sabe con lo que te puedes llegar a enfrentar.

Últimamente hace menos frío de lo habitual, los tiempos cambian, quien sabe. Al menos no llueve o graniza, es más, el cielo está despejado, cosa que agradezco a la madre Tierra para el beneficio de los cultivos. La tierra por donde pisamos es árida y estéril, apenas se puede diferenciar la línea que separa el camino de los viajeros del campo a través. Pronto será primavera, los pájaros regresarán pronto y buscarán un nuevo lugar donde vivir, al igual que nosotros. María camina enérgicamente delante de mí, avanzando a pequeñas zancadas o a graciosos brincos, resulta admirable de ver. Se mueve como si fuera una bailarina de ballet que deleita al público con sus gráciles movimientos por el escenario, elegantes y livianos, propagando su entusiasmo mediante una cálida sonrisa. Sonrío. A cualquiera le subiría el ánimo nada más verla. Sin embargo, no todos son así, por desgracia. Lyuk camina lentamente detrás de mí, con la cabeza gacha y la espalda encorvada que pareciera a punto de partirse, cargando con la mochila de María y con la suya propia.

-Dios... ¿Cuánto queda...? -pregunta a punto de desfallecer.

-Ya falta menos, vamos Lyuk, alegra esa cara. -digo para intentar levantarle el ánimo. Si tan solo pudiera mantenerse erguido...

-¿Animarme? ¿Qué ya falta menos? Eso dijiste la última vez, concretamente hace cinco horas. Y por lo que veo, aún no veo la ciudad por ninguna parte. Además, puedo entender el entusiasmo de María, pero de ti no. ¿Cómo es que tú no estás cansada? -pregunta alzando la mirada en un tono suspicaz.

-Bueno, tener una mente positiva ayuda... -murmuré encogiéndome de hombros con una sonrisa inocente en mi rostro.

Aunque también ayudan las barritas energéticas que me he tomado durante todo el camino a escondidas, pero ese es un secreto entre mi mochila y yo.

Al terminar de subir una pendiente y situarnos en la cima, al frente nuestro y desde la lejanía, podíamos alcanzar a ver una torre perteneciente a algún campanario, y en torno a él, un pueblo del que se podía apreciar entornos amurallados. Esto era una buena noticia, pues ya tenía una excusa para que Lyuk no se quejase tanto. Aunque si soy totalmente sincera, nunca había oído hablar de ningún pueblo alrededor de aquí, qué extraño...

-¡Por fin, un pueblo! ¡Podemos pasar por ahí a por un refrigerio! -exclamó María entusiasmada.

-Cálmate María, por favor, qué dolor de pies tengo... ¿P-Puedes al menos coger tu mochila...? -preguntaba Lyuk con un aire agónico.

-Perdiste al 'piedra, papel o tijeras'. El trato era cargar con ambas mochilas hasta nuestro destino.

-Como abusas de mí... ¿Es que no te doy una ni una pizca de pena?

Ella niega con la cabeza mientras se cruza de brazos.

-Y por cierto, te voy a dar un buen consejillo, la próxima vez que juegues...deja de usar siempre tijeras... -le susurra al oído. -a la cuarta partida, ya comienza a ser un poco predecible...

Él la mira perplejo por un momento, como si hubieran descubierto su indescifrable truco.

-¿¡Tú lo sabías y aun así seguiste jugando conmigo!? -pregunta Lyuk totalmente encolerizado.

PODER ABSOLUTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora