Pasamos la noche viendo películas, bebiendo café quizás con un poco de licor y comiendo pizza hasta que Mery se durmió. Es tan tranquila, pero a la vez alborotada, podría observarla toda la noche pero me sentiría una acosadora. Sonrío por mi pensamiento y me levanto para tapar a mi amiga.
Hoy comí demasiado, quizás siento culpa. Miro mi reflejo en el espejo y decido quitarme la remera para observarme mejor. Levanto los brazos y veo como mis pechos se elevan, no tengo cintura, tampoco se notan mis costillas, comienzo a llorar y busco arrinconarme en algún lugar.
Ya es un nuevo día. La noche anterior me bañé, me acosté con el pelo mojado asi que sigue húmedo y está muy rebelde. Decido peinarme con una trenza, luego busco que ponerme. Hoy hace más calor que ayer así que me pondré una pollera negra acampanada, mis zapatillas Vans rosas y una blusa blanca. En mi muñeca coloco un pañuelo del mismo color que mi calzado y ya estoy lista para otro día de escuela.
Con la única persona que me relaciono es con Mery, siempre coordinamos para encontrarnos en la cantina al toque de la campana, hoy también lo hicimos. Luego de la clase de literatura voy hacia el lugar de encuentro pero Mery no estaba, la espero, le envío mensajes de texto, pero no responde. Voy a clases de biología y trato de no preocuparme por lo ocurrido.
Tocó la campana y ya es hora de irme, voy a buscar mi bicicleta pero Hanna y sus absurdas supuestas amigas me esperan en el estacionamiento junto a mi bici.
-Hola gorda- me dice con una sonrisa maligna en el rostro.
-Hola.- le respondo con desprecio.
-Como te atreves a ponerte una falda con esas piernas gordas, mírate, quedas ridícula- la miro y siento que algo se rompe dentro de mi. Trato de no llorar para no darles el gusto. Siento que dos chicas se paran detrás de mí, una a cada lado. Hanna las mira y les indica que me sujeten de los brazos, segundos después siento un golpe en la boca del estómago, luego rasguños en la cara. Caigo rendida y siguen golpendome.Todo oscurece, por fuera soy autosuficiente pero por dentro soy aún más vulnerable, tengo millones de escudos y cada vez me hago más pequeña. Cada vez muero más, esa niña dulce que jugaba con muñecas, que comía dulces todas las tardes, usaba vestidos rosados y se dejaba peinar por su madre estaba muriendo, esa inocencia que nos caracteriza cuando somos pequeños y que perdura muy dentro nuestro toda la vida, en mi ya estaba agonizando.
-Muérete fracasada.- me dijo pateandome una vez más antes de irse. Todo se desvaneció de repente, todo se volvió oscuridad y angustia, de un momento a otro. Siento que alguien trata de despertarme. Abro los ojos y la luz me encandila, los cierro y vuelvo a hacer el intento de abrirlos. Cinco chicos estaban a mi alrededor preguntandome cosas que no lograba comprender. Me sentía aturdida, sólo quería que Mery este aquí. Me levanto, tomo mi bicicleta y con mi último esfuerzo intento pedalear e ir rumbo a casa.
Limpio mis heridas, tengo el cuerpo con marcas, las piernas, los brazos, el cuello, la espalda, son rastros de los golpes que recibí, mi rostro esta lleno de rasguños y mis ojos morados. Me desvisto para ducharme, me miro al espejo, miro mis muñecas, mis dedos. Existe una guerra, esas voces que me torturan y mi interior están luchando. Ellas ganan, yo pierdo, mis muñecas pierden y todo se convierte en una enfermiza obsesión.
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Muerte De Mi Inocencia
Teen FictionEl día que tu inocencia muera. Prepárate por que de a poco morirás con ella. Tan sólo me convertí en lo que soy por distintos sucesos que me golpearon en la vida. Quizás algunos piensen que exagero, pero las bofetadas que recibimos son necesarias y...