Ha muerto

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Pasaron 4 meses, pasé de pesar 62 kg a 47 kg, me miro al espejo todos los dias y controlo mi peso día de por medio, mis costillas se notan, mis muñecas disminuyeron su tamaño, mis piernas ya no están gordas. Me siento bien.

Mi alimentación esta basada en frutas, verduras y agua. Mamá sospecha así que me envía al psicólogo, pero no le cuento nada, mi boca permanece cerrada durante la sesión. Sólo por que mi madre le paga se interesa.

Siguen los acosos, y yo sigo sin saber por qué lo hacen, mis muñecas y mi estómago tampoco lo saben, pero no lucharemos por saberlo, sólo dejaremos que lo hagan hasta que se sientan miserables. Mi inocencia a muerto, esta muerta, yo la maté, necesitaba hacerlo. Con cada corte moría un poco más, con cada insulto se descargaba y tenía ganas de morir, entonces sólo la maté.

"Mátate de una vez por todas gorda estúpida" mensajes de algún anónimo, uno más de tantos, ya no lo soporto, se que la vida nos golpea para que aprendamos a ser fuertes, el golpe será tan fuerte como necesites aprender, yo necesito aprender mucho más pero, ya no soporto los golpes.

Me dirijo hacia el baño, abro el botiquín y allí encuentro pastillas "clonazepan" aquí debe haber unas 40 pastillas. Busco un vaso de agua y mi bisturí, comienzo a llorar, me siento en la ducha y meto de a dos pastillas hasta dejar el frasco vacío. Ya está. Es mi final. Hasta nunca energúmenos.

Siento que mi cuerpo se va durmiendo, no, no estoy durmiendo, estoy muriendo, todo es borroso, confuso. A lo lejos veo una silueta, es mi madre, acaba de entrar a la habitación a los gritos. Te amo mamá, perdón por esto. Se que me perdonarás.

Todo es oscuridad, todo es pequeño, todo lo que toco se desvanece, me siento en un rincón de esa extraña habitación y comienzo a llorar.
- ¿Tyra? ¿Por qué lloras?- me pregunta ella con una voz suave. - levanta la cabeza y deja de llorar, mírame- levanto la vista y allí está una niña pequeña, soy yo, es mi inocencia. ¿Cómo es posible? Yo la maté. Dejo que la niña se siente a mi lado. Lleva puesto un vestido rosado y unos zapatos blancos. Recuerdo perfectamente el día que mi madre me vistió así, fue para la fiesta de Navidad, en Argentina, Navidad es durante el verano. La niña me abrazaba y no se despegaba.
-Nosotras podemos- no entiendo a qué se refiere.
- No te entiendo cariño- le digo tocándole el cabello.
- sabes que dentro tuyo, muy dentro donde yo aún vivo, quieres despertar. No estabas lista para irte- me dijo con lágrimas en los ojos.

Comienzo a correr en la pradera, se que conozco este lugar pero no se exactamente de donde. Ahora llevo puesto ese vestido que tenía puesto la niña, corro lo más rápido que puedo hasta que caigo sobre flores, margaritas, son margaritas, mis flores preferidas. El cielo se torna turquesa, hay mariposas y aves, estoy en mi paraíso, hay animales por todas partes y yo estoy aquí. Me paro y comienzo a bailar, aquí mi cuerpo es normal, como lo era antes. Bailo por el suelo, siento que me libero pero, mi baile se va convirtiendo en algo malo, depresivo, estoy expresando tristeza. Miro a mi alrededor y es todo oscuridad. Estoy de nuevo en esa habitación horrible, pero mi inocencia ya no está, mi cuerpo volvió a tener cicatrices y a tener esa delgadez extrema que antes no podía ver.

Nadie estuvo para mi, solo yo misma, me encontré, logré entender que si yo no me entiendo, nadie nunca lo hará.

-Tiene los signos vitales muy bajos, enfermera, inyectele suero, doctor Domínguez usted se ocupará de la diálisis. Debes ser fuerte Tyra. Te ayudaré a que despiertes, se que estas allí y me escuchas pequeña- decía un hombre a los gritos, supongo que estoy en el hospital.
-Entró en paro, doctor. La perdemos- una mujer gritó y fue lo último que escuché.

Muerte De Mi InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora