VIII

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—¡Princesa Missy, los dragones atacan la fortaleza! —exclame

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—¡Princesa Missy, los dragones atacan la fortaleza! —exclame.

Missy levantó su espada de madera, haciendo ondear su vestido.

-¡Llamar a los arqueros, a los arqueros! ¡no podemos permitir que entren! -grito.

James rugía escandalosamente ataviado en cartón con forma de lo que se supone es un dragón.

-¡A sus órdenes, Princesa! -exclame mientras colaba mi parche de pega.

Missy y James me habían embaucado en uno de sus juegos. De nuevo. Me miraban con esas caritas de bebé, sus ojos haciendo chiribitas. No podía negarme.

Missy y él dragón James combatían a capa y espada cuando Will entró al cuarto.

Yo me escondía detrás de unas barricadas de cartón, con un ojo tapado por un parche de pirata, y un pañuelo azul marinero atado en la frente.

Sus ojos eran enormes e incrédulos cuando me vieron.

-Madre santa. -dejo escapar.

Mis mejillas se calentaron casi dolorosamente. Me puse de pie inmediatamente.

-¡Tia Cecy, no te pongas de pie, él dragón te descubrirá! -exclamo Missy.

La mire con disculpa.

-Una pequeña pausa, ¿si?

Las expresiones de ambos cayeron en picado, cargadas de decepción. Missy dejo de luchar.

Me encontré con la mirada de Will. Sus ojos divertidos, una sonrisa burlona en sus labios.

-¿Los parches están de moda? -dijo con sorna.

Me saque el parche en ese momento. Poniéndome roja como un tomate.

-Estoy jugando con los niños. -explique.

-Gracias por resaltar lo obvio. -se burlo.

Arrugue el gesto.

-¿Para que has venido, de todas formas?

Suspiro. Recargándose en el marco de la puerta.

-Estáis tirando la casa a base de gritos. Es muy difícil ignorar algo así.

Missy le miro con ojos enormes.

-¿Nos vas ha castigar? -pregunto con pánico.

Will fruncio los labios.

-Ya sabes que no está bien armar escandalo.

Missy se encogió.

-No lo volveremos ha hacer. Lo prometo.

Se me ablandó el corazón. Su voz era tan tierna, y su gesto tan noble. Daban ganas de abrazarla.

-No os va ha castigar, niños. No pasa nada. -dije.

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