「 002 」

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— ❀ —

Seguí caminando importándome poco los gritos y llamados de la chica, por no decir que la estaba ignorando completamente. ¿No le gusto jugar conmigo? Pues fue mi turno, y que agradezca que no fui tan severo porque puedo ser peor.

—¡Jimin, no puedes hacerme esto!

Retrocedí un paso para ladear mi cabeza hacia su persona, mientras ella se encontraba chillando a regañadientes con su mochila colgada desde su hombro izquierdo, elevé un tanto mi mentón dándole una sonrisa de sesgado. Debía confesar que sus gestos me divertían, era gracioso verla sin poder hacer algo.

—Pero si ya lo hice, mon amour.

🍓

Me dirigía al baño sintiendo en mi interior como mis músculos se contraían y tensaban a medida que aguantaba. Mi vejiga no resistiría ni segundo más. Tuve mucha suerte que la profesora de historia, al ver mi baile del pis, me dejara salir cuanto antes a darle rienda suelta a mis ganas que verdaderamente iban camino a matarme.

Cogí la perilla de metal jalando de aquella pieza, pero por más que pretendí abrir la puerta no cedió. Entonces me percaté del letrero con letras chiquitas de fuera de servicio. Cómo mierda se les ocurre poner un letrero de semejante importancia con letras tamaño hormiga, ¿Piensan que tengo súper vista o algo?

El único baño de varones disponible se hallaba al otro lado del recinto escolar y ni loco planeaba recorrer esa distancia estrangulando mis huevos. En unos segundos creí que mis ganas habían viajado a mi cabeza causando alucinaciones las cuales me invitaban a regar macetas en el pasillo, pero mi vista fue a dar con el baño de damas que solamente quedaba a un par de metros más allá. Sin meditarlo fui deseando que mis futuros hijos me perdonen por traerlos apelmazados todo este rato.

Me aseguré de que nadie me fuera a ver y que nadie se encontrara dentro, entré a uno de los cubículos aspirando el agradable olor a jabón que abundaba a mis alrededores al igual que la limpieza. En comparación al tocador de damas, el servicio para varones era horrible además de fétido, hasta cosas con vida podías descubrir dentro. La yema de mis dedos por encima de la cremallera de mi pantalón me robaron un débil pero ansioso jadeo bajando luego la tela del bóxer, fue allí que experimente, y de la mejor manera, uno de los pequeños –grandes– placeres de la vida.

—Oh, Dios.— el cargamento había sido liberado, por fin.

Hasta que salí de esas cuatro paredes blancas.

Un par de ojos con un brillo de picardía y diversión. El mismo par de ojos mielosos que había visto el día anterior, me observaban.

—No sabía que le jalabas el cuello al ganso en el baño de chicas.— dijo volteando a verse en el gran espejo.

—Estaba teniendo una emergencia.

—Y vaya emergencia que debió ser, ¿verdad?

Se burló retocándose el uniforme de la escuela. Decidí desoír su sarcasmo esbozando una pequeña sonrisa.

—Me voy, supongo que nos veremos después, fresit-...

Encima de mis labios unos delicados dedos me hicieron guardar silencio, elevé una ceja preguntándome internamente qué era lo que tenía en mente esa chica. Me observó para que captara su mensaje de cállate, en primera instancia no planeaba obedecer, de hecho iba a morderle un dedo para que se quitara, pero los sonidos de pisadas por el pasillo me revolvieron el estómago inquietándome.

WiFi ; Jimin {BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora