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Se suponía que ahora mismo vivía en China, por cosas de sus padres, ¿por qué regresó? En cuyo caso no digo que esté mal, si su familia ha querido regresar por puro deseo lo encuentro estupendo, de hecho estoy feliz de verla nuevamente por aquí. Pero creo que me hubiese encantado ser el primero en saber que estaba de regreso, si quiera avisarme por algún tipo de medio –ya que hace mucho, tanto ella como yo perdimos el número telefónico del otro de una forma muy tonta, la verdad–, antes de enterarme así de la nada; como romperle la nariz en el centro comercial, que la verdad no está nada mal esa forma de hacer nuevos amigos. Comenzaré a usarla de ahora en adelante. Regresando al tema, sigo muy intrigado por su retorno tan silencioso y desapercibido.
Apreté mis labios debido a la ansiedad que me carcomía por dentro. Percibía esa leve sensación de una emoción recorrer mi espina dorsal en cuanto sus ojos pardos chocaron con los míos y parecieron sonreírme por un corto lapso de tiempo. Quizás lo había conseguido por fin, sólo quizás.
—Tuviste un pez llamado Tiburoncín, incluso tenía su aletita feliz. Todo porque estabas encantada con la película Nemo.
Vale, ahora es imposible que no me reconozca. Soy el único que sabía sobre su pececito, el pobre animal lamentablemente no duró mucho en vida, a los dos días ya estaba panza arriba en la pecera porque al papá de DaHyun se le olvidó alimentarlo.
—¿Tiburoncín?
—Uh ha ha.
Y así es como reúnes una amistad de años anteriores con una simple película pixar animada y sus célebres frases. Gracias a Tiburoncín, por ayudarme en esta ocasión, que en paz descanse ese pequeño pez.
—¡Dios mío, Minnie! ¡Eres tú, tontorrón!— con los brazos abiertos se precipitó sobre mí enrollándome con ellos, apretujándome contra su menudo cuerpo. Yo tampoco me quedaba atrás, la apretaba contra mi pecho sin importarme el hecho de que le estaba sustrayendo el preciado oxígeno para vivir.
Bueno, comprenderán que la emoción del momento te roba el aliento.
—¿Qué haces aquí? Pensé que estabas viviendo en China.— rápidamente hablé cuando pude tenerla frente a mí, sonriéndome como nunca.
—Tú mismo lo has dicho, viviendo.— enfatizó aquella palabra, entre risas. —Ahora he vuelto, para seguir haciéndote la vida imposible.
Reí por el simple hecho de recordar los viejos tiempos en que nos molestábamos mutuamente, al punto de enfadarnos de forma severa entre nosotros por el bullying que nos hacíamos. Ella se burlaba de mí por ser enano, y yo de ella por su lentitud y mala lectura. Es que ¡por favor! ¿Quién se confunde y lee La tía se mojó el ombligo en vez de La tía se enojó conmigo? Y lo peor no fue eso, sino que aquella vez cuando éramos niños, estaba leyendo en voz alta para toda la clase. Fue la vergüenza de su vida. Era realmente gracioso corregirla luego de que cometiera una equivocación.
—No puedo creer que no me recordaras. Me siento ofendido.
—Oh, es que de verdad no te reconocía. Sobre todo porque desde que te vi por última vez la retaguardia te ha crecido considerablemente.— mencionó echándose un tanto hacia atrás y osadamente echarle una ojeada a mi parte trasera.
Vale, ¿siempre es eso lo primero que notan? Sé que se ha hinchado un poquitín, de acuerdo, pero tampoco es para tanto.
—Pues tú sigues siendo la misma tabla que antes.— ataqué luego de que ella se enderezara en su puesto por completo. Entonces pude distinguir ese típico fruncir de sus labios cuando algo la fastidiaba. Muy pronto presenciaría esa risita cargada de socarronería que incluso sonaba tétrica en algún momento.
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WiFi ; Jimin {BTS}
Fiksi Penggemar❝¡Hola, vecino! ¿Lo molesto con una tacita de azúcar y la clave de la red?❞ heterosexual. ¡esto no es un fanfic de rayita!. publicada: 100916. //taejeons (©) 2016.